miércoles, 9 de octubre de 2013

ITINERARIO DE LA FE EN "LAS MORADAS", de SANTA TERESA.

“LA EXPERIENCIA DE LA FE: HABITAR NUESTRO CASTILLO INTERIOR”

Primera Morada: DESCUBRIRNOS A LA LUZ DE LA FE (1M 2, 4). Dios nos revela quiénes somos; nuestra belleza se fundamenta en la redención en Cristo. Consecuencias de esta revelación: invitación a entrar dentro de sí, y a conocerse a través de la fe (1M 1, 5). La fe como fuente y sustento en el camino, está fundada en la caridad y en la gratuidad de Dios, y es forjadora de humildad y libertad (1M 2, 8). Hasta las cuartas moradas se presentan unas constantes bien determinadas: la peregrinación del ego-centrismo al Dios-centrismo (1M 2, 1), el encuentro con la propia “miseria” (3 M 2, 2), ahondar en la belleza que nos habita y el peligro de la auto-justificación (3M 1, 4)

Segunda Morada: AVENTURARSE A CAMINAR DESDE LA FE (2M 1, 10). La persona crece en medio de las dificultades, pero tiene que actuar con determinación ante los obstáculos: el no estar desasido, estancamiento, aburguesamiento, vivir en los arrabales del castillo (2M 1, 3.5.9). Se comienza a dejar a Dios ser Dios, confiando en su misericordia (2M 1, 8), y a percibir la dulce voz del Señor que guía (2m 1, 2). Las mediaciones adquieren vital importancia: personas, lecturas, meditaciones (2M 1, 3).

Tercera Morada: FE Y PERSEVERANCIA (3M 1, 3). Bienaventurados los que perseveran y temen al Señor, porque de Él les vendrá toda seguridad (3M 1, 1). La fe se vive desde el amor (3M 2, 10),  y no se contenta con sólo cumplir (3M 1, 5.7), sino que busca orientar los propios intereses hacia los del Señor (3M 2, 6).  Y para que este amor no sea solamente fabricado en nuestra imaginación, es necesario hacer lo que está en nuestras manos, pero sin buscar la auto-justificación (3M 2, 7),  y aprender a acoger las contradicciones y sequedades que se presentan (3M 1, 9).

Cuarta Morada: LA FE QUE MADURA CON EL AMOR (4M 1, 7). La fe es vivida como experiencia de la presencia totalmente gratuita que lleva al olvido de sí a favor de Dios (4M 1, 2, y 4M 3, 6). Se aprende a amar desde el amor de Dios (4M 1, 7), como don que acrecienta la capacidad de amar (4M 2, 9), y la disposición de servir (4M 3, 9).

Quinta Morada: LA FE QUE NOS HACE CRIATURAS NUEVAS (5M 2, 3). La disposición de la persona y su experiencia de unión con Dios, hacen que reviva el dinamismo bautismal de la muerte y resurrección en Cristo. Teresa lo explica a través del símbolo del gusano de seda (5M 1 y 2). Aunque se trata de un proceso intenso y exigente es en sí mismo fuente de paz, aun en el sufrimiento (5M 2, 10). La fe modela la vida (5M 3, 6-7), y se verifica su autenticidad en el amor al prójimo puesto en práctica (5M 2, 13 y 4, 10).

Sexta Morada: LA FE COMO HERIDA DE AMOR (6M 1, 1). El “enamoramiento” causa una permanente herida de amor, pues la persona desea gozar plenamente de esa presencia, y por eso procura desasirse de muchas realidades que le estorban (6M 1, 1). La confusión y las tribulaciones interiores y exteriores son propias de estas moradas, y contrastan con las experiencias de los más diversos fenómenos místicos. Sin embargo, no serán tanto estos fenómenos los que dinamicen  el proceso  hacia la unión con Dios, sino la fe y la confianza en su misericordia (6M 1,10; 9, 16).

Séptima Morada: CUANDO LA FE YA ES VIDA (7M 1, 6). Dios ha llevado a la persona a la morada donde Él habita, es la consumación del matrimonio espiritual, que es la plenitud de la fe (7M 1,3). Una fe viva en la que la persona se descubre renovada en Cristo y configurada en Él 7M 2, 1.3.5), y se manifiesta en el olvido de sí, en la capacidad de sobrellevar las adversidades con paz, de amar a los enemigos,  y de perder el temor a la muerte (7M 3, 2-7). Toda la memoria se va en cómo contentar más a Dios, y en qué, y por dónde mostrarle el amor que se le tiene… obras quiere el Señor (7M 4,6).

FRANCISCO HABLA DE TERESA

“En la escuela de la santa andariega aprendemos a ser peregrinos. La imagen del camino puede sintetizar muy bien la lección de su vida ...