martes, 11 de diciembre de 2018

LOS GRANDES SÍMBOLOS DE SAN JUAN DE LA CRUZ


A propósito de su cercana festividad litúrgica, voy rumiando lo que conozco del santo y guardo en mi memoria, para compartirlo en alguna de las celebraciones de esta semana: su biografía, que puede resumirse en sus tres nombres: Juan de Yepes, Juan de Santo Matías, Juan de la Cruz; su itinerario espiritual, sus libros, incluso su mala fama de hombre duro, austero, de autor difícil e inaccesible para la mayoría. Tampoco el misterio del santo se me ha abierto del todo a mí mismo, a pesar de haber estudiado largamente su obra; siempre digo que me es más afín Teresa: su espontaneidad, su lenguaje llano, su profundo humanismo, pero también siempre me sigo sumergiendo en las hondas aguas del mundo sanjuanista, tratando de beneficiarme de su doctrina. Así, en este rumiar, se me presentan los cuatro grandes símbolos que el santo utiliza en sus obras, y en lo que cada uno significa para mí mismo, luego de conocer la obra de Juan de la Cruz: El Monte, La Noche, La Fuente y La Llama. Trato de explicarlos brevemente con mis propias palabras: 

EL MONTE: Una de las obras de Juan, Subida al Monte Carmelo, y su famoso dibujo a mano del Monte de la Perfección, con su sendero recto y sus atajos, en una progresiva desnudez y desapego, para alcanzar la cima, donde vive Dios solo. De aquí sale esta imagen que me habla de ascenso, de esfuerzo, de sudor, pero también de anhelo, de propósito, de sueños. Evoco los montes del Antiguo Testamento en los que Dios habla a los profetas, sobre todo pienso en Elías en el Monte Carmelo, y en Jesús hablando largamente a sus discípulos. En determinado momento del ascenso dirá Juan: "Ya por aquí no hay camino porque para el justo no hay ley". Dios está (es) en la cumbre, y allí se sabe todo. También con los montes, que son altos, se vinculan las virtudes, y allí en el monte mana el agua pura. 

LA NOCHE: Aparentemente oscura, tenebrosa, pero que puede ser también ceguera momentánea a causa de la mucha luz. Juan dice que la noche es purificadora, y que cuanto más oscuro se hace, más pronto está el amanecer. Habla de Noche del espíritu y del sentido, de noche activa y pasiva, de aprendizaje y libertad al final de este proceso. "Oh, noche amable más que la alborada". Y es que en la noche ve el alma lo que Dios quiere, y en la noche se ora; Juan habla de noche dichosa, sosegada, serena. "La noche enseña ciencia a la noche". "Por esta noche oscura pasa el alma para llegar a la divina luz"; es un camino estrecho hacia la vida eterna, y el alma va dejando el estado de principiante para mejor aprovechar el don de Dios. 

LA FUENTE: Para mí este símbolo en Juan está vinculado al Cántico, porque la Fuente tiene su música también; la fuente que canta me remite al desierto, tal y como lo entiende El Principito. La fuente refresca, alivia, calma la sed, renueva, limpia. Es un símbolo luminoso. "La Fonte que mana y corre...", la que sostiene la ascensión al monte y el descenso a la oscuridad. Dios es como la fuente, de la que cada uno coge como lleva el vaso, el agua viva y cristalina, la que pidió la samaritana y la que el ciervo anhela. Dios es una fuente de amor que no deja de manar, y también el alma se vuelve fuente cuando está unida a Dios y fluye con Él. La Eucaristía es fuente de vida para todos los que a ella se acercan. 

LA LLAMA: El fuego que arde, la presencia del Espíritu divino en el ser humano. El amor, la vida, la herida que hace gozar y que enamora; lo que llena al ser humano y lo plenifica, y "que a vida eterna sabe". "El amor, cuyo oficio es herir, para enamorar y deleitar, como en la tal alma está en viva llama, estále arrojando sus heridas, como llamaradas tiernisimas de delicado amor". En la imperfección del alma esta llama no es tan amigable y suave, pero sí lo es en el estado de unión con Dios. Entonces es sabrosa y consume. 

Caminando a la parroquia, para celebrar la misa, caigo en la cuenta de que estos cuatro símbolos coinciden con los famosos cuatro elementos: tierra, aire, agua y fuego, o al menos a mí me lo parece, y entonces adquieren para mí, sentido de totalidad y plenitud, y me permiten comprender mejor el misterio de Dios y de la vida.  

 Esto tengo que seguirlo meditando todavía un poco más....

Fray Manuel de Jesús, ocd

FRANCISCO HABLA DE TERESA

“En la escuela de la santa andariega aprendemos a ser peregrinos. La imagen del camino puede sintetizar muy bien la lección de su vida ...