viernes, 28 de junio de 2019

LA NOCHE AMABLE

Siguiendo el hilo de la entrada anterior... Quienes no estén totalmente purificados en esta vida (dice la tradicional teología mística), habrán de atravesar la noche oscura en el purgatorio, pues nadie se sustrae a la inexorable ley según la cual el que va a Dios debe purificarse. Pero, aun después de su purificación, el alma, por sí sola, no puede mirar a Dios cara a cara.  Sus facultades requieren una especial asistencia llamada "luz de la gloria" (lumen gloriae), para contemplar la faz de Dios sin morir en el acto. 

 Ya he dicho que la noche de algunos es más larga e intensa que la de otros, según el grado de purificación que cada cual necesita. Añado aquí esto: hay una tercera clase de personas que experimentan profundos sufrimientos, no para purificarse a sí mismas, sino para purificar el mundo en que viven.Tales personas, escogidas para acompañar a Jesús en Getsemaní, dicen con San Pablo; Ahora me alegro de los padecimientos que soporto por vosotros, y voy completando en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo, en favor de su Cuerpo, que es la Iglesia (Col 1,24). 

La noche es tiempo de sueño. Y ¡cuán precioso es este dón! ¡Sueño, dulce sueño, suave caricia de la naturaleza! En la vida mística, algunos pasan por crueles períodos de insomnio y terror. ¡Qué larga y agobiante se les hace la noche!...Se percatan entonces de la belleza del sueño, que sume sus sentidos en el olvido. Y, cuando todo acabó, dan gracias a Dios por el don del sueño, principal sustento en el gran festín de la vida. 
¡Oh noche amable, más que la alborada!.

Aquí termina el capítulo sobre la Noche Oscura, en el libro ENAMORARSE DE DIOS, de William Johnston, HERDER, que hemos estado compartiendo.

FRANCISCO HABLA DE TERESA

“En la escuela de la santa andariega aprendemos a ser peregrinos. La imagen del camino puede sintetizar muy bien la lección de su vida ...