jueves, 23 de enero de 2020

CAMINANDO CON TERESA (22): LA ÚLTIMA JORNADA

Agradeciendo a todos los que nos han acompañado en la lectura de "Camino de perfección", de Santa Teresa, y que han colaborado fielmente con su presencia, y de manera especial en esta última entrada con sus propias reflexiones: 

Y llegamos a la última estación de este CAMINO que hemos hecho, leyendo el libro de TERESA juntos. El último capítulo, el 42, lleva este título: "En que trata de estas postreras palabras del Paternoster: sed libera nos a malo, amen. Más líbranos del mal, amen"; es un eco prolongado de la oración de Teresa, y van a centrarse en las palabras "líbranos" y "amén", con las que la autora cierra su enseñanza en este libro.

 Como hace de modo habitual, ella comienza su interpretación partiendo de los sentimientos mismos de Jesús; él ora con nosotros en cada frase del Padrenuestro. Teresa parte de la experiencia de Jesús en la Última Cena, y su frase en Lc 22,15: "Con deseo he deseado cenar con vosotros", diciendo que muy cansado debía estar el Señor, cansado de esta vida y de vivir; ambas afirmaciones escandalizan al teólogo que revisa el manuscrito. Teresa se sumerge en el misterio del sufrimiento de Jesús, pero siempre desde el misterio del mucho amor que suscita estos sentimientos en el Señor.  Así, desde el cansancio de la vida y la visión de la muerte y males humanos, al decir al Padre: "líbranos", está dando paso al deseo y al amor, al deseo de los bienes eternos y al amor con que los pide Él para nosotros, refrendado por el "Amén". 

 Entonces Teresa pasa de los sentimientos de Jesús a los nuestros, o mejor, a los suyos, pues Teresa presenta espontáneamente aquí sus propios sentimientos, lo que despierta en ella la presencia del mal, en su vida y en la historia de su tiempo. Es un jirón de la vida de la Santa: cansancio de la vida, anhelo de Dios, incertidumbre de si le complace o no, tensiones...

"¡Cuán diferentemente se inclina nuestra voluntad a lo que es voluntad de Dios! Ella quiere queramos la verdad, nosotros queremos la mentira; quiere que queramos lo eterno, acá nos inclinamos a lo que se acaba; quiere queramos cosas grandes y subidas, acá queremos bajas y de tierra; querría quisiéramos sólo lo seguro, acá amamos lo dudoso" (4).


Teresa acaba pidiendo que no seamos burlados por las trampas de la vida, y que nos esforcemos a pedir a boca llena, pues "pedimos a poderoso", y que nos abandonemos a su voluntad. El censor frena los impulsos interiores de Teresa, que desbordan pasión a la hora de expresar todo lo que estas oraciones suscitan en ella, pero la diversidad de manuscritos y redacciones, nos permiten acceder a un texto más vivo (Camino, primera redacción, capítulo 72,4).


"Vosotras, hijas, pedid como os pareciese; yo no le hallo viviendo, y así pido al Señor que me libre de todo mal para siempre.  ¿Qué bien hallamos en esta vida, hermanas, pues carecemos de tanto bien y estamos ausentes de él? Libradme, Señor, de esta sombra de muerte, libradme de tantos trabajos, libradme de tantos dolores, libradme de tantas mudanzas, de tantos cumplimientos como forzado hemos de tener los que vivimos, de tantas, tantas, tantas cosas que me cansan y fatigan, que cansaría a quien esto leyese si las dijese todas. No hay ya quien sufra vivir. Debe de venirme este cansancio de haber tan mal vivido y de ver que aun lo que vivo ahora no es como he de vivir, pues tanto debo. ¡Oh Señor mío, libradme ya de todo mal y sed servido de llevarme ahora adonde están todos los bienes!".

 Para terminar, en el #5, Teresa cierra su discurso agradeciendo a Dios por haber puesto palabras en ella para compartir con sus hermanas la experiencia, y el haberles dado luz acerca de "lo mucho que pedimos cuando decimos esta oración evangelical... que encierra en sí todo el camino espiritual desde el principio hasta engolfar Dios el alma y darla abundosamente a beber de la fuente de agua vida que dije estaba al fin del camino". 

Se despide pues Teresa de sus lectoras, volviendo a recomendar la oración del Padrenuestro, reconociéndose humildemente puro instrumento de Dios, y anunciando que entregará el manuscrito a un censor para que lo revise y diga si es o no válido, autorizando su lectura. 

Cierra con una doxología: "Bendito sea y alabado el Señor, de donde nos viene todo el bien que hablamos y pensamos y hacemos. Amén".



Aquí cerramos, por el momento estas entradas dedicadas a acompañar la lectura de "Camino de perfección", guiados por la sabiduría de un venerable carmelita descalzo, el P. Tomás Álvarez, ocd (epd), a quien he tratado de resumir e interpretar del mejor modo posible, desde mi propia experiencia y lecturas de la Santa. Ojalá que este Camino que hemos hechos nos deje el deseo de seguir leyendo a Teresa, de seguir compartiendo su experiencia de vida interior, y cultivar el trato de amistad con Jesús que la llevó a ponerse enteramente en las manos de Dios.

Fray Manuel de Jesús, ocd.






FRANCISCO HABLA DE TERESA

“En la escuela de la santa andariega aprendemos a ser peregrinos. La imagen del camino puede sintetizar muy bien la lección de su vida ...