lunes, 27 de septiembre de 2021

LA COMPRENSIÓN CRECIENTE DE NUESTRA IDENTIDAD COMO CARMELITAS DESCALZOS

 "El sexenio apenas concluido nos llevó a los frailes a reflexionar y trabajar en las Constituciones, el texto base de nuestra legislación, con la intención explícita de llegar a una mejor comprensión de nuestra identidad de Carmelitas descalzos hoy. Este trabajo ha sido el fruto y la consecuencia natural de lo que hicimos en la preparación del quinto centenario del nacimiento de Teresa: la relectura sistemática de sus obras nos ha impulsado a encontrar el modo para reapropiarnos y expresar de nuevo la riqueza de nuestro carisma en el contexto actual del mundo y de la Iglesia. “Las Constituciones son la expresión concreta del carisma en el tiempo presente y contienen los elementos fundamentales que lo componen, así como las indicaciones prácticas, incluso jurídicas, que permiten vivirlo” . El esfuerzo realizado en esta relectura ha permitido poner de relieve una brecha entre el ideal que proponen las Constituciones y la realidad concreta y ordinaria de nuestra vida religiosa. En el Definitorio Extraordinario de Goa en febrero de 2019 se encontró en el instrumento de la “Declaración sobre el carisma” el modo apropiado para elaborar un texto que recoja sintéticamente los elementos esenciales del carisma, con el objetivo de que sea un estímulo para la renovación interna de la cual se siente necesidad y que sea la guía para una clara propuesta de nuestra identidad carmelitana a nuestros jóvenes y a los que se acercan a nuestros conventos con una pregunta vocacional. 

Necesitamos transformar nuestro modo de vivir para que pueda ayudarnos a crecer hacia el ideal carismático que nos ha sido dado.

  La propia experiencia de Teresa nos ofrece una comprensión del carisma que podríamos definir como progresiva: nivel personal (el encuentro con las llagas de Cristo), nivel comunitario (San José), nivel eclesial (fundación de los frailes y de otros monasterios), nivel misionero/mundial (el anhelo por la salvación de los indios). Cada momento de este desarrollo ha implicado para Teresa la revisión del modo práctico de vivir su intuición original y ha ido acompañado por una progresiva maduración de la experiencia de la intimidad con Dios, hasta llegar al matrimonio espiritual. En varias ocasiones en sus escritos Teresa nos ofrece páginas de reflexión sobre quien es la carmelita, su función en la Iglesia, su atención al mundo contemporáneo, casi movida no solo por la necesidad de explicar el nuevo tipo de vida que está inaugurando sino también por la conciencia de la dinamicidad intrínseca de la apropiación del propio carisma

Los elementos fundamentales de nuestro carisma (oración, vida fraterna, misión) tienen un fuerte principio de unidad e interdependencia recíproca. Para ser carmelita descalzo hoy en los diversos contextos socio-culturales con los cuales la Orden ahora se confronta cotidianamente, el reto que tenemos delante es precisamente el de no perder esta unidad y descubrir modos apropiados de encarnación en los diversos contextos vitales. El recorrido no resulta fácil, a causa de la multiplicidad de impulsos hacia una definición de nuestra identidad que proceden de otras instancias que no son propiamente las carismáticas. ¿Qué es ser carmelita descalzo? ¿Qué es lo que lo caracteriza? ¿Cuál es su relación con la misión y vida de la Iglesia?: hemos caído en la cuenta de que si bien a nivel teórico tenemos aún una cierta unidad de visión, en la práctica de vida, en el modo de aceptar compromisos (pastorales, apostólicos, misioneros, acciones sociales), de organizar la vida (economía, estructura de la comunidad), de pensar la relación entre nosotros a varios niveles (comunitario, provincial, con la Orden), las diferencias son múltiples y comportan el riesgo de socavar a nivel carismático nuestra verdadera identidad y la unidad de nuestra familia religiosa. 

 
La Declaración sobre el carisma es el instrumento que el Capítulo General ofrece a la Orden para que, discutiéndolo y haciéndolo fructificar en nuestras comunidades, podamos crecer en el conocimiento del carisma y proponerlo a nuestro mundo de hoy

Se trata de un documento dinámico, punto de partida para múltiples profundizaciones ulteriores. El Capítulo General ha trabajado también en posibles pistas de aplicación del texto como, por ejemplo: reflexiones a nivel comunitario y provincial guiados por fichas adecuadamente preparadas, elaboración de recorridos para la animación vocacional y la formación inicial, profundización de aspectos específicos investigando el gran patrimonio de los escritos de nuestros santos, texto base para una reflexión sobre el carisma guiado a nivel provincial o regional entre frailes, monjas y miembros de la Orden Seglar, pensar conjuntamente estrategias de inculturación del carisma en áreas geográficas comunes. Un rol importante en este trabajo podrían tenerlo las Conferencias regionales de superiores. 

Con claridad el Papa Francisco en la audiencia del 11 de septiembre nos ha recordado cual es nuestro carisma “propio” y lo que la Iglesia espera de nosotros, ayudándonos a encontrar el justo equilibrio y la interconexión entre los elementos fundamentales de nuestro carisma, y la relación correcta entre contemplación y apostolado. “La vida carmelita es una vida contemplativa. Este es el don que el Espíritu ha otorgado a la Iglesia con santa Teresa de Jesús y san Juan de la Cruz, y luego con los santos carmelitas que son tantos. Fiel a este don, la vida carmelita es una respuesta a la sed del hombre contemporáneo, que en el fondo es sed de Dios, sed de eterno: y el hombre contemporáneo tantas veces no lo entiende, lo busca por doquier. La vida carmelita está al abrigo de psicologismos, espiritualismos o falsas actualizaciones que esconden un espíritu de mundanidad. Vosotros conocéis la tentación de los psicologismos, de los espiritualismos y de las actualizaciones mundanas: el espíritu de la mundanidad. Y en esto os pido, por favor: cuidado con la mundanidad espiritual, que es el peor mal que le puede pasar a la Iglesia.”. 

Y el Papa nos ha dicho también: “La amistad con Dios madura en el silencio, en el recogimiento, en la escucha de la Palabra de Dios; es un fuego que hay que alimentar y custodiar día a día. El calor de este fuego interior también nos ayuda a practicar la vida fraterna en comunidad. No es un elemento accesorio, sino sustancial. Vuestro propio nombre os lo recuerda: “Hermanos descalzos”. Arraigados en vuestra relación con Dios, la Trinidad del Amor, estáis llamados a cultivar las relaciones en el Espíritu, en una sana tensión entre estar solos y estar con los demás, a contracorriente del individualismo y la masificación del mundo. […] La Santa Madre Teresa nos exhorta al “estilo de fraternidad”, “el estilo de hermandad”. Es un arte que se aprende día a día: ser una familia unida en Cristo, “hermanos descalzos de María”, con la Sagrada Familia de Nazaret y la comunidad apostólica como modelos.”

Tomado de: Juntos andemos, Señor (CV 26, 6) Documento conclusivo 92° Capítulo General de la Orden de los Carmelitas Descalzos Roma, 30 agosto – 14 septiembre 202

FRANCISCO HABLA DE TERESA

“En la escuela de la santa andariega aprendemos a ser peregrinos. La imagen del camino puede sintetizar muy bien la lección de su vida ...