El pensamiento maduro, neto, de santa Teresita acerca de la representación de los ángeles, lo encontramos la víspera de su muerte. Estaba en su lecho de muerte, cuando una de sus hermanas de comunidad se le acercó para´consolarla.
-Los ángeles, le decía la monja, descenderán del cielo vestidos de blanco, resplandecientes, hermosos y alegres, para llevar su alma a la gloria.
Teresita, por su parte, respondió con una sonrisa en los labios:
"Esas imágenes no me causan la menor impresión. No puedo nutrir mi espíritu más que con la verdad. Dios y sus ángeles son espíritus puros; nadie puede ver con los ojos del cuerpo lo que son en la realidad. Por eso yo no he deseado nunca esas gracias extraordinarias de visiones corporales. Prefiero esperar la visión eterna".
Sencillez, diafanidad , ortodoxia y al mismo tiempo una delicada intimidad...
(Tomado del DICCIONARIO DE TERESA DE LISIEUX)