jueves, 9 de septiembre de 2021

LAS METÁFORAS DEL ALMA: EL VIAJE MÍSTICO

  

La experiencia mística es un viajeTodo viaje se define por un camino a seguir, y un camino tiene inicio, trayecto y meta. Es la experiencia que el místico propone: un viaje, con sus dificultades y problemas, pero donde la fascinación es siempre más grande, más alta, más profunda, y la meta es la unión. Esencial aquí es la idea de “progreso”; para llegar al final del viaje debemos movernos. Las acciones son movimientos. Salir de las cosas, salir de sí mismo, todo ello por amor a Dios; desprendimiento radical impulsado por la fuerza del amor. El amor es la verdad fuerza de movimiento en este viaje, y la confianza es la que posibilita el viaje místico. Es un viaje hacia adelante, un viaje hacia arriba, y un viaje hacia adentro.


 El místico es un viajero: o el alma, como le llama San Juan de la Cruz; metafóricamente, el alma o el viajero es un “recipiente”, lleno de males o pecados, que necesita vaciarse. A lo largo del camino deberá vaciarse de lo que no es Dios y llenarse de lo que sí es Dios; es un proceso, y ese vaciarse es también cuestión de confianza: es el único modo de recibir el Reino.

 
Los obstáculos del camino: el apego a las cosas y los deleites espirituales: Las dificultades son impedimentos para el movimiento, y necesitamos superar, hacer frente, sortear, esquivar, eludir, rodear, pasar de largo, todo depende. SJCruz habla de “apetitos”, apegos o deseos. No se trata de carecer de las cosas, sino del apetito de ellas. Es un proceso de liberación y sanación personal, la integración del deseo, y aquí también el camino, la fuerza, es el amor. 

Luego, están los deleites espirituales, que no hay que superar o hacer frente, sino sortear, esquivar, dejar de lado. Identificamos a Dios con aquello que nos da seguridad: una doctrina, una moral, unos mandamientos, una piedad, unos ritos, unas devociones, y nos quedamos satisfechos, es decir, dejamos de caminar; pero Dios está más allá de todo eso (Noche oscura). A Dios se le encuentra “no entendiendo, no gustando, no sintiendo”; es la superación de lo conceptual. El “olvido” de que habla SJCruz.

Las noches son lugares para sanar: La meta, el destino, está siempre más adelante, y avanzar en el camino supone adentrarse en diversos lugares: entrar, pasar, salir…Conscientes de que ni nuestras meditaciones más hondas, ni nuestras contemplaciones más profundas, son todavía Dios. Todas las imágenes que usa SJCruz para hablar de la “noche del alma” son imágenes de movimiento (entrar, pasar, salir); son espacios o lugares delimitados, y el amor también aparece aquí como constante. El amor es fuerza y calor, en medio de la noche. La noche es “tránsito”, y es tiempo de sanación, conduce a la unión. La noche es camino de libertad. Las noches del alma son los diferentes “lugares” o “espacios” por los que has de ir pasando en tu viaje interior: hay noches del sentido (meditación y contemplación) y del espíritu (contemplación oscura). La Fe acompaña todo el viaje, de principio a fin, pero es en esta última noche en la que es más necesaria, quien guía.


La unión es la meta
: “El deseo de Dios es disposición para unirse con Dios”. Y este es el destino del viaje místico. Los propósitos son metas, y la unión es un nuevo lugar, el último lugar, el final del viaje. El alma, dice SJCruz, ha de quedar “libre, entera, sola y pura”. El final es indecible, una nueva forma de estar, un sabor nuevo, un vivir de otra manera. Es un encuentro amoroso entre personas, Dios y tú, andas por la vida enamorado.

La imagen del VIAJE y sus respectivas formas metafóricas son un recurso más para comprender mejor las experiencias interiores, un modo de diseccionar el mundo del espíritu.

(Resumen de la lectura de: Juan Antonio Marcos, Un viaje a la libertad).

FRANCISCO HABLA DE TERESA

“En la escuela de la santa andariega aprendemos a ser peregrinos. La imagen del camino puede sintetizar muy bien la lección de su vida ...