lunes, 2 de diciembre de 2019

EL PADRENUESTRO DE SANTA TERESA

Santa Teresa, en su libro CAMINO DE PERFECCIÓN, comenta la oración del PADRENUESTRO, a la vez que va desgranando sus enseñanzas sobre la vida de oración, ya sea vocal o mental, y siempre abiertos al don de la contemplación; se suma así la santa a otros grandes maestros espirituales que glosaron esta oración, llamada dominical, desde la época patrística hasta nuestros días. Teresa misma advierte que no quiere ni pretende comentar esa oración (no quiere buscarse problemas con los teólogos y censores), pero lo hace a su manera; no tanto como un comentario, sino como una elevación espiritual con pretensiones pedagógicas. Ella va orando las palabras del Señor y al mismo tiempo nos va educando en el modo de orar, de manera que estemos capacitados para recibir el don de la contemplación cuando Dios nos lo quiera regalar. Este comentario al Padrenuestro ocupará la segunda parte de su libro, a partir del capítulo 26. 

 Teresa aprendió a rezar esta oración de niña, con su madre, y la reiteraba en el rezo del rosario; más tarde, a partir de sus 20 años, la rezaba o cantaba en latín en la liturgia eucarística y en las Horas Canónicas.Ya vimos, en los capítulos anteriores, que Teresa descarta la recitación rutinaria, y que no está de acuerdo con  el parecer de ciertos teólogos de su tiempo que afirmaban el valor de la plegaria meramente verbalizada; ella quiere que quien reza sepa claramente lo que hace: quién reza, a quién reza, y qué reza

 Lo verdaderamente importante es que con la oración dominical Jesús nos introduce en el diálogo con el Padre, y para ello es preciso rezarlo con él, con Jesús mismo, que es la mejor compañía, dirá Teresa. Para hablar al Padre con sentimientos filiales es preciso hacerlo desde el Hijo, compartiendo su filialidad, bajo la acción del Espíritu Santo.  Según la Santa, una a una las peticiones del Padrenuestro irán interiorizando nuestra propia oración, recogiéndonos suavemente y facilitando una actitud contemplativa y la unión con el Divino Maestro, que ora con nosotros. 

Veamos la pedagogía de Teresa desde sus comentarios sobre la oración del Padrenuestro:

1. Ante todo, atención a Cristo Señor: La oración no es un monólogo, y debe desarrollar desde el principio una relación, un diálogo, o se pierde en el vacío. "Procurad luego tener compañía. Pues ¿qué mejor que la del mismo maestro que enseñó la oración que vais a rezar? ¿pensáis que es poco un tal amigo al lado...?" Insiste en el gesto de "mirarle", y sintonizar con sus sentimientos, hasta poder decir: "Juntos andemos, Señor" (26,6). Son estas las premisas pedagógicas para orar con Él, y poder decir "Padrenuestro...". 

2. Decir esta primera palabra de la oración dominical sirve para despertar y educar el sentido filial.  Se la decimos al Padre con el Hijo: "¡Oh Señor mío, cómo parecéis Padre de tal hijo, y cómo parece vuestro Hijo hijo de tal Padre. Bendito seáis por siempre jamás!"Las dos palabras iniciales de la oración bastarían , según Teresa, para entrar en contemplación perfecta, y que no hay dudas de que entre tal Padre y tal Hijo ha de estar el Espíritu Santo.

3. Dedica un tercer momento a interiorizar la oración. Educar al orante en el recogimiento, desde la frase: "que estás en los cielos" (28,1). Aquí, cielo de Dios es el "palacio del alma" (28,9). El orante ha de pasar de la exterioridad a lo interior, rebasando la barrera de los sentidos y adorando al Padre en espíritu y verdad. Es el mismo Dios quien va dándose a conocer al alma poco a poco, ensanchándola, para conformarla con el don que va a recibir, y trae todo eso una libertad grande, porque tiene el poder de hacer grande ese palacio (28,12).

4. La petición: "Hágase tu voluntad" recuerda al orante que el fin de toda oración cristiana es la unión con Dios, con su voluntad; en esa unión de voluntades está la esencia de la perfección cristiana. Unión hasta el punto de salir de sí el orante: es el momento del éxtasis (c. 32).

5. Glosando la petición "nuestro pan de cada día", la Santa dedica toda una sección del libro (Capítulos 33-35)para educar la piedad eucarística del orante. La Eucaristía es el pan del Espíritu, y según Teresa el momento de la comunión es la mejor coyuntura para "interiorizar" la oración, para hacerla fuertemente "unitiva", para convertirla en "súplica eclesial". Dice que el momento que sigue a la comunión es el mejor para "negociar", para conseguir gracias para sí y para los otros, para la Iglesia. 

6. Finalmente las últimas peticiones del Padrenuestro orientan la oración del orante hacia los otros y lo otro. Los otros son los amigos y enemigos. Lo otro es el mal. A través de la oración se educa al corazón para superar la frontera entre amigos y enemigos, y hace real lo de: perdónanos, porque perdonamos (36,8 y 36,12).  Finalmente "lo otro" es el mal (líbranos del mal, capítulo 42) que sirve para inculcar al orante dos virtudes terminales: "amor y temor de Dios", y educar con ellas el doble sentido de amistad y de trascendencia que la oración debe desarrollar en el cristiano. 

Para Teresa, en las breves palabras de la oración del Padrenuestro se encierra una completa pedagogía de la oración: "Espántame ver que en tan pocas palabras está toda la oración y perfección encerrada, que no parece hemos menester otro libro, sino estudiar este..." (37,1). 

Como curiosidad, señalamos que se atribuyó a Teresa la autoría de un librito titulado "Siete meditaciones sobre el Pater Noster acomodadas a los días de la semana", que se incluyó en alguna edición antigua de las obras de la Santa. Es evidente, y lo corroboran todos los teresianistas, que este escrito no es de Teresa, ni se inspira en sus libros. 

Valga todo lo anterior como introducción a la lectura de toda esta parte de CAMINO, que ya iremos luego desglosando poco a poco.


(Ideas tomadas del DICCIONARIO DE SANTA TERESA, y la voz escrita por Tomás Álvarez, ocd)

FRANCISCO HABLA DE TERESA

“En la escuela de la santa andariega aprendemos a ser peregrinos. La imagen del camino puede sintetizar muy bien la lección de su vida ...