sábado, 31 de octubre de 2020

LOS SANTOS SABEN...

"Un santo es capaz de hablar del mundo sin ninguna explícita referencia a Dios, de tal modo que sus afirmaciones den mayor gloria a Dios y despierten mayor amor a Dios que las observaciones de alguien menos santo, que tenga que esforzarse por establecer una
arbitraria relación entre las criaturas y Dios mediante gastadas analogías y metáforas, tan débiles que hacen pensar que algo le pasa a la religión. Los santos saben que el mundo y todo lo hecho por Dios es bueno, mientras que los que no lo son, o creen que las cosas creadas son impías o no se preocupan por la cuestión en ningún sentido, porque sólo se interesan por si mismos. Los ojos del santo hacen santa toda belleza, y las manos del santo consagran todo lo que tocan a la gloria de Dios, y el santo no se ofende nunca por nada ni juzga el pecado de nadie, porque no conoce el pecado. Conoce la misericordia de Dios y está en la tierra para traer esa misericordia a todos los hombres".

Thomas Merton

sábado, 24 de octubre de 2020

BUSCANDO COMPRENDER MEJOR EL ¨CÁNTICO"...

En un artículo que comenta la última estrofa del Cántico, y el origen del misterioso nombre “Aminadab”, leo lo siguiente (que me parece importante para comprender mejor los textos del santo): 

Se puede buscar doctrina en las declaraciones, pero no se puede ni se debe buscar doctrina en la poesía del místico castellano. Es preciso subrayar que las declaraciones fueron escritas para dar respuestas a las monjas carmelitas que se las solicitaban a San Juan de la Cruz, y que las declaraciones son doctrinales y a lo divino, a diferencia del Cántico espiritual, que es un poema autónomo y hasta subversivo; en cualquier caso, demasiado humano. Solo esta circunstancia, una humanidad casi impúdica para la época, explica que no viera la luz en la primera edición española de las poesías de San Juan de la Cruz sino en una edición extranjera, italiana en concreto, que es varios años posterior. Servirse de las declaraciones del teólogo San Juan de la Cruz para explicar la lírica del poeta San Juan de la Cruz, como se ha intentado hacer con frecuencia, es una tarea vana que no ayuda a comprender el Cántico espiritual” 

(Eugenio García Gascón).

martes, 13 de octubre de 2020

TERESA, MÍSTICA CON LOS PIES EN LA TIERRA

SANTA TERESA DE JESÚS, UNA MÍSTICA ENCARNADA EN LA VIDA
Autor: Daniel de Pablo Maroto, ocd.

Existe la creencia, no solo entre el pueblo, sino entre algunos intelectuales, de que los santos, especialmente los místicos, viven en un mundo de ilusiones, irreal, ensimismados en la Divinidad con sus éxtasis, visiones o locuciones, ajenos a lo que acontece en la vida de su alrededor. Pues bien, deben ser los místicos de religiones no cristianas, porque los “nuestros”, entre los que se encuentra santa Teresa de Jesús, su “experiencia” de que Dios existe y que actúa en ellos les induce a reformar la Iglesia y la sociedad de su tiempo. Más allá de los “fenómenos” psicosomáticos que experimentan algunos, son personas normales, integradas en la historia, en una vida entregada al servicio del prójimo.

Teresa de Jesús tuvo dos momentos cumbres de “experiencia “mística”, que ella define como “desposorio” y “matrimonio” espiritual, siguiendo una antigua tradición literaria. Se sitúa el primero en torno al año 1556, la “conversión definitiva”, cuando oyó en su interior: “Ya no quiero que tengas conversación con hombres, sino con ángeles” (Vida, 24, 4-8). El tema lo expuso en las Moradas sextas. Y el “matrimonio”, noviembre del 1572, siendo priora de La Encarnación (Cuenta de conciencia 25, de EDE), tratado en las Moradas séptimas.



Su experiencia de la Divinidad la vivió en la interioridad, pero se manifestaba con frecuencia en “fenómenos” somáticos, los más visibles son los “éxtasis”, pero no pertenecen a la esencia del misticismo. Es la expresión más profunda de la capacidad amorosa del ser humano, la que llena los vacíos que pueden dejar el sufrimiento, las cruces sufridas. El modelo y el espejo en que se miran es el Crucificado Jesús del que los místicos se enamoran.

Vengamos a la propuesta del título. Este apasionado amor experimentado en la unión con Dios no solo no aliena a los místicos, sino que enriquece sus facultades mentales para entregar, con la misma pasión, la vida a sus hermanos los hombres. El ejemplo de santa Teresa elimina toda duda al respecto como conocen bien los lectores de sus Obras. Pocas personas místicas -ellas y ellos- han tenido una experiencia de la Divinidad tan profunda; y, al mismo tiempo, que se hayan integrado tanto en los quehaceres “materiales”, en los “negocios y dineros”, afirmando que lo “temporal” ayuda a lo “espiritual” (Visita de descalzas, 2 y 10). Como prueba de la integración en la vida, selecciono algunas de sus actuaciones.

Pido al lector que no pierda de vista que sus preocupaciones “materiales”, acciones y consejos se integran en su vivir cotidiano y que acontecen en sincronía con sus experiencias místicas más elevadas. Comencemos con su implicación en asuntos de su propia familia.

Por ejemplo, cuando su hermano Lorenzo pensó en volver a España desde Las Indias el año 1570, un viaje frustrado, se preocupó de que sus dos “niños” residieran en Ávila, mejor que en Toledo, para estudiar gramática en el colegio de los jesuitas; y después, si lo desean, en los dominicos de Santo Tomás, filosofía y teología (Carta a Lorenzo, de Toledo a Quito, 17-I-1570, n. 8). Intervino también en la búsqueda de un “paje”, como signo de señorío en Las Indias, que les acompañe en el colegio; pero juzga que no es conveniente el uso del “Don”, como parece que se acostumbraba en América por la categoría social de su padre.

Por otra parte, resulta curioso para un lector moderno ver a Teresa, monja de clausura y fundadora de conventos con fama de mística y santa, hacer el oficio de “casamentera” de su sobrino Francisco, primero con una joven de Segovia, sin éxito, y después sufriendo las impertinencias de la madre de su nueva esposa en Valladolid. Y, finalmente, tuvo que hacerse cargo de una niña, hija de una relación extramatrimonial de Lorenzo (hijo), joven “travieso” que marchó a América en busca de la fortuna de su padre, y Teresa se ocupa de ella pero le dice que envíe dineros para su alimentación hasta ver qué dispone Dios en el futuro.



También sorprendemos a nuestra Santa recomendando a los grandes de este mundo a algunas personas de su entorno familiar o de sus amistades. Por ejemplo, recomendó a su sobrino Gonzalo, hijo de su hermana Juana, como paje de compañía, nada más y nada menos que al duque de Alba, contactando primero con la mujer del secretario Juan de Albornoz y pidiendo la mediación de la misma duquesa (Carta a Doña Inés Nieto, (31-X-75, nn. 1-2). Entrañable, por puro agradecimiento, me parece la petición a don Álvaro de Mendoza, obispo de Ávila, para que conceda a don Gaspar Daza, mal consejero en sus primeras experiencias místicas, pero defensor de la comunidad de San José, una canonjía (Carta al mismo primeros de agosto, 157, n. 8).

También recomendó un “mozo” abulense a Hernando de Pantoja, prior de la cartuja de Sevilla. Le dice que no aguanta el duro invierno de Ávila y quisiera colocarse en la capital andaluza (Carta inicio 1579, n. 5). Y del mismo tenor es la recomendación que hace al P. Gracián para que traslade, si es elegido provincial en el capítulo de Alcalá de 1581, a Fray Juan de la Cruz desde Andalucía a Castilla porque “no puede sufrir aquella gente” (¡!); la petición no fue atendida (Carta 23-24-III-1581, n. 6).

Quedarían por reseñar el acudir a solucionar las necesidades materiales de sus amigos comportándose como una verdadera madre. Por no aumentar mucho estas páginas, recuerdo las recomendaciones que hace a su querido P. Gracián para que tenga cuidado de no caerse de las caballerías. Y lamenta que en una ocasión se cayó del “borrico” por caminar demasiado tiempo sin descansar; además, le pide que se ponga más ropa porque “hace ya frío” (Carta octubre 1575, nn. 8-9); y le avisa de “que no caiga en esos caminos”, los de Pastrana donde reside (Carta 220, 16-II-78, n. 1). Sospecha que el “machuelo” que utiliza no es bueno y que se compre uno mejor (Carta 4-X-80, n. 14). Y, por fin, hasta se preocupa de sus “frieras”, que define Sebastián de Cobarrubias como sabañones “que se hacen en los calcañales en tiempo de mucho frío” (Tesoro de la lengua Castellana o Española, p. 609).

Otro de sus amigos preferidos es el gran teólogo Domingo Báñez, que tanto le ayudó a discernir su espíritu y aprobó el libro de la Vida como juez inquisitorial. Pues bien, Teresa se preocupa de su salud, le duele “el mal de mi padre”, y sospecha que ha abusado de las penitencias en tiempo de adviento; y le pide a la priora de Valladolid que le mande “poner ropa a los pies”, y que “mire si trae harta ropa” (Carta a María Bautista, en Valladolid, 19-II-76, n. 8).



Para concluir, recordaría su constante preocupación de las enfermedades de sus hijas e hijos, de sus amigos y amigas, de sus penas y alegrías, sugiriendo remedios caseros para sus males como una consumada enfermera o doctora, apelando a los consejos recibidos de los especialistas o fiándose de su propia experiencia.

Y termino recordando una de sus preocupaciones más arduas y duraderas que sufrió la mística Teresa en la última etapa de su vida y que indica, una vez más, su integración en la vida de cada día: la defensa de su obra de fundadora, su Reforma del Carmelo en peligro de perecer atacada por los padres calzados con la colaboración del nuncio Felipe Sega. Para ello acudió, con respeto y atrevimiento, al mismísimo rey Felipe II, aconsejando a los frailes lo que tenían que hacer, principalmente pedir al Papa la concesión de una provincia independiente de los carmelitas de España. Fue la primera en proponer el remedio y lo consiguió.

Esta es santa Teresa, la excelsa mística, extasiada ante la Divinidad, pero pisando firmemente la tierra como “encarnada” en ella, modelo del humanismo cristiano.

(De la rueca a la pluma, blog)

lunes, 5 de octubre de 2020

MIRADAS AL "CÁNTICO"... (6)

 Llegamos a las canciones 10, 11 y 12 del CÁNTICO: "El Amado está haciéndose presente por sus "toques divinos" en las entrañas del creyente, hasta el punto de sentir éste cómo se está engendrando nueva vida dentro de él". Hemos visto que en la dinámica de la búsqueda hay una progresión de amor, y ese amor está hecho de anhelo, deseo, nostalgia del Amado. 

Apaga mis enojos, 
pues que ninguno basta a deshacellos; 
y véante mis ojos, pues eres lumbre dellos, 
y sólo para ti quiero tenellos.

Características  o propiedades de este amor:1. Que en todas las cosas tiene presente al Amado (que es su salud); 2. Todo lo demás le parece poco si lo compara con el Amado (pierde el gusto); 3.A causa de esto, sin él, todo  termina por producirle disgusto, enojos.(le son molestas). Dice el comentario que "el alma, en este término de amor, está como un enfermo". En el #2 de esta canción, al final, un texto que seguro nos llama la atención, y que responde, como en veces anteriores, al contexto particular de San Juan de las Cruz: nunca creo escuchamos a Jesús decir que la gente le estorbara para ir a Dios, aunque necesitara momentos de soledad y apartamiento. 

Aquí ya el Amado se ha convertido en el centro de la vida, y por ello se atreve el buscador a usar palabras audaces: ""Véante mis ojos, pues eres lumbre de ellos". Le dice: Tú eres la luz de mis ojos; sólo tengo ojos para Ti. "Dios es lumbre sobrenatural de los ojos del alma, sin la cual está en tinieblas". Nada que ver con una fidelidad que se apoye en el miedo o en imperativos morales. Hacer la voluntad de Dios, vivir para Él, ya no significa mero sometimiento a una instancia trascendente, sino puro amor de alianza. ¿Pudo imaginar el ser humano que su vínculo con lo Divino sería de este modo? Es el conocido símbolo del "matrimonio espiritual", difícil de expresar con lenguaje humano, incluso a veces doloroso de sentir, por lo que provoca el éxtasis (salir de sí). 

Descubre tu presencia, 
y máteme tu vista y hermosura; 
mira que la dolencia de amor, que no se cura 
sino con la presencia y la figura.

 No puede el Amado resistirse a los requiebros del amante, es sensible a su pena, y de alguna manera le visita, mostrándole algo de la vida divina, asomos. De ahí la fuerza con que se expresa en esta canción el deseo de Dios: "Máteme tu vista y hermosura". 

El comentario refiere a tres maneras de presenciaesencial, por gracia y por afección espiritual. En el primer caso, está Dios presente en todos, buenos y malos, y en las demás creaturas. En la segunda, está Dios con agrado en el alma que le busca, puede perderse por el pecado mortal, y nunca está segura de tenerla. La tercera, es regalo de Dios para deleitar, recrear y alegrar al alma. Dios está presente siempre de alguna manera, aunque esa presencia es encubierta, pero puede en algunos momentos comunicarle al alma "ciertos visos entreoscuros de su divina hermosura".

De muchos modos conocemos a Dios con nuestras facultades humanas, pero aquí se habla de encuentro de amor, que según la transformación espiritual que se va gestando, tendrá diversos modos. El encuentro pleno y definitivo se dará cuando pasemos de la vida temporal a la vida eterna, pero para aquel que está EN CAMINO y vive en el AMOR, habrán muchos momentos de muerte y resurrección que anticipan lo definitivo: la presencia y la figura, el cara a cara con Dios. 
 
Acerca de la muerte, afirma: "No le puede ser al alma que ama amarga la muerte, pues en ella halla todas sus dulzuras y deleites de amor. No le puede ser triste su memoria, pues en ella halla junta la alegría; ni le puede ser pesada y penosa, pues es el remate de todas sus pesadumbres y penas y principio de todo su bien. La Tiene por amiga y esposa, y con su memoria se goza como en el día de su desposorio y bodas, y más desea aquel día y aquella hora en que ha de venir su muerte que los reyes de la tierra desearon los reinos y principados".

 Fijémonos en otros dos textos del comentario de esta canción; el primero es este: "Pero el alma que ama a Dios, más vive en la otra vida que en ésta; porque más vive el alma adonde ama que donde anima, y así tiene en poco esta vida temporal". Y luego este, que es un precioso resumen de todo lo dicho, explicando la razón por la cual la dolencia de amor no se cura sino "con la presencia y la figura":  

"La razón es porque la salud del alma es el amor de Dios, y así, cuando no tiene cumplido amor, no tiene cumplida salud y por eso está enferma, porque la enfermedad no es otra cosa sino falta de salud. De manera que, cuando ningún grado de amor tiene el alma, está muerta; mas, cuando tiene algún grado de amor de Dios, por mínimo que sea, ya está viva, pero está muy debilitada y enferma por el poco amor que tiene; pero, cuanto más amor se le fuere aumentando, más salud tendrá y, cuando tuviere perfecto amor, será su salud cumplida".

Y llegamos entonces a la CANCIÓN 12: Ahora es el momento de la FE, que ha acompañado al amor creciente desde el inicio, pero que ahora debe tomar ella las riendas, llevando al amor por sendas de oscuridad y ocultamiento, para alcanzar una nueva sabiduría

¡Oh cristalina fuente, 
si en esos tus semblantes plateados 
formases de repente los ojos deseados 
que tengo en mis entrañas dibujados!

  El camino será largo, pues se trata de hacerse al modo de amar de Dios; quedan muchas etapas de ambigüedad entre las operaciones humanas y las del Espíritu Santo. Si en cada una de ellas el amor se vuelve a la fe y se deja guiar por esta, será enseñado directamente por Dios mismo. 

Le llama la Esposa "cristalina" a la fe por dos cosas: porque es de Cristo, su Esposo, y porque tiene las propiedades del cristal: pura, fuerte y clara. Y le llama "fuente", porque de ella le manan al alma todos los bienes espirituales.
 
La fe es la fuente de toda la vida cristiana y sólo en fe es posible ver los ojos del Amado; el alma sigue clamando por la presencia directa, pero en esta vida, esa presencia no dejará de ser paradójica (El "ya, pero todavía no"). Dios se nos da, pero en fe; la experiencia es real, pero sólo en la eternidad, en lo definitivo, percibiremos plenamente lo dado.
 
El camino del hombre, homo viator (ser en camino, en proceso),  está hecho de fe, esperanza y amor, que en el poema aparecen simbolizados por la esposa y su anhelo amoroso de unión y plenitud. 

"Apártalos, Amado, que voy de vuelo"

viernes, 2 de octubre de 2020

TERESA DE LISIEUX: EL CAMINO DE LA CONFIANZA

 


Comienza Octubre con la fiesta litúrgica de Teresa de Lisieux, y quiero recordar algunas ideas suyas, tomadas de sus cartas; los santos hablan en el lenguaje de su tiempo y experiencia, nos toca a nosotros reinterpretarlos para nuestro aquí y ahora:

 "No creamos poder amar sin sufrir, sin sufrir mucho. Nuestra pobre naturaleza está ahí, y está para algo. Ella es nuestra riqueza, nuestro instrumento de trabajo, nuestro medio de vida. Es tan preciosa, que Jesús vino a la tierra expresamente para poseerla" (Carta 65, a su hermana Celina, 26 de abril de 1889). Luego, más adelante, afirma: "La santidad no consiste en decir grandes cosas, ni siquiera en pensarlas, ni en sentirlas: consiste en aceptar el sufrimiento". ¿Hace la santa una apología del sufrir? A menudo en la espiritualidad cristiana hemos insistido tanto en el sufrimiento (que no en la alegría) como si fuera un fin, y no solo un medio para alcanzar a Dios y su plenitud. Creo que Teresita habla de ACEPTAR, de abrazar nuestra humanidad, en la que inevitablemente hay dolor e imperfección, y hacerlo desde la fuerza interior que nos da la fe. Por cada momento de dolor, de sufrir, aportar nosotros un acto de amor, de confianza, en Dios. 


 El 16 de julio de 1894 escribe Teresita a una amiga: "Pasaron, pues, para nosotras dos los días benditos de la infancia. Estamos ahora en lo serio de la vida. El camino que seguimos es muy diferente, sin embargo, el término es el mismo. No debemos tener ambas sino un mismo fin: santificarnos en el camino que Dios nos ha trazado". Y luego: "Qué bella es nuestra religión. En lugar de encoger nuestros corazones (como cree el mundo), los eleva y ensancha y los hace capaces de amar, de amar con un amor casi infinito, puesto que ha de continuar después de esta vida mortal..." (carta # 145). El camino de la vida es aventura y batalla, medio de transformación, para alcanzar la madurez en Cristo; esto solo es posible mediante la CONFIANZA absoluta en el amor de Dios, que es infinito, gratuito e incondicional.

Acerca de ese misterio hermoso que es la COMUNIÓN DE LOS SANTOS, escribe Teresita al Abate Belliere, a quien tenía como hermano espiritual: "Creo que los bienaventurados tienen una gran compasión de nuestras miserias; se acuerdan de que siendo como nosotros, frágiles y mortales, cometieron las mismas faltas, sostuvieron los mismos combates, y su ternura fraternal se hace más grande de lo que lo era en la tierra, por eso no cesan de protegernos y de rogar por nosotros" (Carta # 235). Los santos, esos cristianos que nos han precedido en la fe, y que la Iglesia nos propone como modelos e intercesores, son nuestros compañeros de camino; no están ahí simplemente para conceder milagros, sino para animar, sostener, compartir los esfuerzos cotidianos por crecer en Cristo. 

EN EL DÍA DE LA FIESTA:  "He aquí lo que pienso de la justicia de Dios: mi camino es todo de confianza y de amor, no comprendo a las almas que tienen miedo de tan tierno Amigo. A veces, cuando leo ciertos tratados espirituales en los que la perfección viene presentada a través de mil intrincadas dificultades, rodeada de una multitud de ilusiones, mi pobre espíritu se fatiga pronto, cierro el docto libro que me rompe la cabeza y me deseca el corazón, y tomo en mis manos la Escritura Santa. Entonces todo me parece luminoso, una sola palabra descubre a mi alma horizontes infinitos, la perfección se me hace fácil; veo que basta reconocer la propia nada y abandonarse como niño en los brazos de Dios" (Carta # 203, de Teresita al Abate Belliere, mayo de 1887).

FRANCISCO HABLA DE TERESA

“En la escuela de la santa andariega aprendemos a ser peregrinos. La imagen del camino puede sintetizar muy bien la lección de su vida ...