El lugar de María en la obra de Dios es sólo perceptible con los ojos de la fe, sólo es comprensible desde el corazón. Qué bien si María se nos revelara en toda su belleza durante estas últimas jornadas de Adviento. No equivocarnos al poner los ojos en la belleza de lo exterior: el adorno, el vestido o las joyas que a menudo ponemos en sus imágenes. La belleza de María es espiritual, interior, y es la belleza que queremos reproducir en nosotros mismos, la belleza de la fe.
lunes, 21 de diciembre de 2020
jueves, 10 de diciembre de 2020
SAN JOSÉ; UN AÑO JUBILAR
"Con corazón de padre: así José amó a Jesús, llamado en los cuatro Evangelios «el hijo de José». Los dos evangelistas que evidenciaron su figura, Mateo y Lucas, refieren poco, pero lo suficiente para entender qué tipo de padre fuese y la misión que la Providencia le confió. Sabemos que fue un humilde carpintero (cf. Mt 13,55), desposado con María (cf. Mt 1,18; Lc 1,27); un «hombre justo» (Mt 1,19), siempre dispuesto a hacer la voluntad de Dios manifestada en su ley (cf. Lc 2,22.27.39) y a través de los cuatro sueños que tuvo (cf. Mt 1,20; 2,13.19.22). Después de un largo y duro viaje de Nazaret a Belén, vio nacer al Mesías en un pesebre, porque en otro sitio «no había lugar para ellos» (Lc 2,7). Fue testigo de la adoración de los pastores (cf. Lc 2,8-20) y de los Magos (cf. Mt 2,1-12), que representaban respectivamente el pueblo de Israel y los pueblos paganos. Tuvo la valentía de asumir la paternidad legal de Jesús, a quien dio el nombre que le reveló el ángel: «Tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados» (Mt 1,21). Como se sabe, en los pueblos antiguos poner un nombre a una persona o a una cosa significaba adquirir la pertenencia, como hizo Adán en el relato del Génesis (cf. 2,19-20). En el templo, cuarenta días después del nacimiento, José, junto a la madre, presentó el Niño al Señor y escuchó sorprendido la profecía que Simeón pronunció sobre Jesús y María (cf. Lc 2,22- 35). Para proteger a Jesús de Herodes, permaneció en Egipto como extranjero (cf. Mt 2,13-18). De regreso en su tierra, vivió de manera oculta en el pequeño y desconocido pueblo de Nazaret, en Galilea —de donde, se decía: “No sale ningún profeta” y “no puede salir nada bueno” (cf. Jn 7,52; 1,46)—, lejos de Belén, su ciudad de origen, y de Jerusalén, donde estaba el templo. Cuando, durante una peregrinación a Jerusalén, perdieron a Jesús, que tenía doce años, él y María lo buscaron angustiados y lo encontraron en el templo mientras discutía con los doctores de la ley (cf. Lc 2,41-50).
Este deseo ha crecido durante estos meses de pandemia, en los que podemos experimentar, en medio de la crisis que nos está golpeando, que «nuestras vidas están tejidas y sostenidas por personas comunes —corrientemente olvidadas— que no aparecen en portadas de diarios y de revistas, ni en las grandes pasarelas del último show pero, sin lugar a dudas, están escribiendo hoy los acontecimientos decisivos de nuestra historia: médicos, enfermeros y enfermeras, encargados de reponer los productos en los supermercados, limpiadoras, cuidadoras, transportistas, fuerzas de seguridad, voluntarios, sacerdotes, religiosas y tantos pero tantos otros que comprendieron que nadie se salva solo. […] Cuánta gente cada día demuestra paciencia e infunde esperanza, cuidándose de no sembrar pánico sino corresponsabilidad. Cuántos padres, madres, abuelos y abuelas, docentes muestran a nuestros niños, con gestos pequeños y cotidianos, cómo enfrentar y transitar una crisis readaptando rutinas, levantando miradas e impulsando la oración. Cuántas personas rezan, ofrecen e interceden por el bien de todos». Todos pueden encontrar en san José —el hombre que pasa desapercibido, el hombre de la presencia diaria, discreta y oculta— un intercesor, un apoyo y una guía en tiempos de dificultad.
martes, 8 de diciembre de 2020
ES PARA GRAN LUZ EL PADECER TINIEBLAS...
viernes, 27 de noviembre de 2020
DURUELO: LA REBELIÓN DE LOS FRAILES DESCALZOS.
miércoles, 18 de noviembre de 2020
PARA AVIVAR EL ALMA
sábado, 14 de noviembre de 2020
PRESENTACIÓN DE LA ENCÍCLICA "FRATELLI TUTTI"...
Comparto la PRESENTACIÓN DE LA ENCÍCLICA “FRATELLI TUTTI" ,que hace África de la Cruz Tomé en FE ADULTA, para aquellos que aun no la han leído, y quieren ir adelantando:
sábado, 31 de octubre de 2020
LOS SANTOS SABEN...
sábado, 24 de octubre de 2020
BUSCANDO COMPRENDER MEJOR EL ¨CÁNTICO"...
martes, 13 de octubre de 2020
TERESA, MÍSTICA CON LOS PIES EN LA TIERRA
lunes, 5 de octubre de 2020
MIRADAS AL "CÁNTICO"... (6)
Llegamos a las canciones 10, 11 y 12 del CÁNTICO: "El Amado está haciéndose presente por sus "toques divinos" en las entrañas del creyente, hasta el punto de sentir éste cómo se está engendrando nueva vida dentro de él". Hemos visto que en la dinámica de la búsqueda hay una progresión de amor, y ese amor está hecho de anhelo, deseo, nostalgia del Amado.
Características o propiedades de este amor:1. Que en todas las cosas tiene presente al Amado (que es su salud); 2. Todo lo demás le parece poco si lo compara con el Amado (pierde el gusto); 3.A causa de esto, sin él, todo termina por producirle disgusto, enojos.(le son molestas). Dice el comentario que "el alma, en este término de amor, está como un enfermo". En el #2 de esta canción, al final, un texto que seguro nos llama la atención, y que responde, como en veces anteriores, al contexto particular de San Juan de las Cruz: nunca creo escuchamos a Jesús decir que la gente le estorbara para ir a Dios, aunque necesitara momentos de soledad y apartamiento.
Aquí ya el Amado se ha convertido en el centro de la vida, y por ello se atreve el buscador a usar palabras audaces: ""Véante mis ojos, pues eres lumbre de ellos". Le dice: Tú eres la luz de mis ojos; sólo tengo ojos para Ti. "Dios es lumbre sobrenatural de los ojos del alma, sin la cual está en tinieblas". Nada que ver con una fidelidad que se apoye en el miedo o en imperativos morales. Hacer la voluntad de Dios, vivir para Él, ya no significa mero sometimiento a una instancia trascendente, sino puro amor de alianza. ¿Pudo imaginar el ser humano que su vínculo con lo Divino sería de este modo? Es el conocido símbolo del "matrimonio espiritual", difícil de expresar con lenguaje humano, incluso a veces doloroso de sentir, por lo que provoca el éxtasis (salir de sí).
viernes, 2 de octubre de 2020
TERESA DE LISIEUX: EL CAMINO DE LA CONFIANZA
Comienza Octubre con la fiesta litúrgica de Teresa de Lisieux, y quiero recordar algunas ideas suyas, tomadas de sus cartas; los santos hablan en el lenguaje de su tiempo y experiencia, nos toca a nosotros reinterpretarlos para nuestro aquí y ahora:
"No creamos poder amar sin sufrir, sin sufrir mucho. Nuestra pobre naturaleza está ahí, y está para algo. Ella es nuestra riqueza, nuestro instrumento de trabajo, nuestro medio de vida. Es tan preciosa, que Jesús vino a la tierra expresamente para poseerla" (Carta 65, a su hermana Celina, 26 de abril de 1889). Luego, más adelante, afirma: "La santidad no consiste en decir grandes cosas, ni siquiera en pensarlas, ni en sentirlas: consiste en aceptar el sufrimiento". ¿Hace la santa una apología del sufrir? A menudo en la espiritualidad cristiana hemos insistido tanto en el sufrimiento (que no en la alegría) como si fuera un fin, y no solo un medio para alcanzar a Dios y su plenitud. Creo que Teresita habla de ACEPTAR, de abrazar nuestra humanidad, en la que inevitablemente hay dolor e imperfección, y hacerlo desde la fuerza interior que nos da la fe. Por cada momento de dolor, de sufrir, aportar nosotros un acto de amor, de confianza, en Dios.
martes, 29 de septiembre de 2020
MIRADAS AL "CÁNTICO"... (5)
A partir de la canción cuarta de CÁNTICO la realidad se vuelve clara y elocuente, enviando mensajes de la presencia y hermosura de Dios. Todo se convierte en mediación, ascendente y descendente, entre Dios y el hombre. Las estrofas están agrupadas en tres bloques: pregunta primero a las criaturas irracionales para quedar el alma insatisfecha (estrofas 4-6); pregunta luego a las criaturas racionales con una mayor insatisfacción (estrofas 7-8); pregunta e interpela directamente al Amado, el único que puede dar razón de sí (estrofas 9-12).
En la entrada anterior comentamos las canciones 4 y 5; recordemos algunas ideas del santo:
"El alma mucho se mueve al amor de su Amado Dios por la consideración de las criaturas, viendo que son cosas que por su propia mano fueron hechas" (4,3).
"Las criaturas son como rastro del paso de Dios, por el cual se rastrea su grandeza, potencia y sabiduría y otras virtudes divinas" (5,3).
Queda claro pues, que en lo creado podemos ver el rastro de Dios, pues las criaturas están vestidas de hermosura y dignidad, ya que Dios las miró todas en su Hijo. En la contemplación de lo creado, vemos a Dios, y crece el anhelo en el alma por el Creador: "Cuanto más el alma conoce a Dios, tanto más le crece el apetito y pena por verle" (6,2).
Las criaturas despiertan el deseo de la esposa porque le hablan del Amado, pero no son Él; por eso la canción reclama la presencia directa y ya no a través de mensajeros, de mediaciones. Es que se ha despertado un amor que no se contenta con menos que Dios mismo; esto supone pasar a una etapa nueva en el camino espiritual, es una noche del deseo y el paso al predominio de la vida teologal. Un anhelo de plenitud que no puede saciarse nunca, y que pone a la persona en un nivel nuevo de existencia. No es que se desentienda de la realidad, es que tiene una libertad nueva frente a todo; frente a las cosas, frente a las criaturas, también frente a las mediaciones religiosas.
"Todo lo que de Dios en esta vida se puede conocer, por mucho que sea, no es conocimiento de veras" (6,5).
Pasamos ahora a la canción 7: ahora ya no son las criaturas irracionales las que dejan al alma llagada, sino también las racionales: ángeles y hombres. Porque al contemplarlos, es tan grande la inmensidad que descubre, que muere de amor.
Habla el texto de tres maneras de penar por el Amado: herida, llaga y muerte; la primera es breve y pasa pronto; la segunda, dura más; en la tercera, la llaga se hace fístula, permanente. "La cuál vive muriendo hasta que, matándola de amor, la haga vivir vida de amor, transformándola en amor" (7,4). No muere, pero vive muriendo, y a eso llama "un no sé qué...".
En la canción 8, "el alma va adelante con su querella y habla con la vida de su alma", y le dice:
miércoles, 23 de septiembre de 2020
MIRADAS AL "CÁNTICO"...( 4)
Conocimiento propio, y luego consideración y conocimiento de las criaturas; por ahí empieza el conocimiento de Dios... "Vestidos los dejó de su hermosura".
Las tres primeras estrofas del poema han cantado el ansia de la esposa en pos del Amado; la fuerza interior que le hace salir de sí, y ponerse en camino. Ahora, hasta la estrofa 10, el amor se hace interpelación. Ya sabe de antemano que sólo Él podrá serle suficiente, pero el mundo es Suyo, tiene algo de Él. También interpelar, dialogar con las criaturas, le permite al alma un momento de reposo en su búsqueda. Puede hablar de Él, encontrar sus huellas. Busca al Creador en las criaturas, al Absoluto en lo relativo; ahora puede mirar más allá de lo inmediato, y no quedarse en la superficie de lo que mira, sino vislumbrar en la pequeña luz de las criaturas la Luz que les hace ser.
Una primera mirada al mundo es englobante, dilatada, abarcadora: admira su belleza y rastrea desde lejos la presencia del Amado; luego, se detiene en lo concreto, en solitario por los bosques, para mirar los detalles, las flores, y hablar de Él, anticipando el encuentro futuro.
(Estaría bien volver a leer las primeras páginas bíblicas, el primer relato de la creación, y escuchar la voz que dice una y otra vez: Y vio que era bueno...)
Al trascender la finitud, en la mirada amorosa contemplativa, en la búsqueda enamorada del Único,recobramos la mirada limpia para contemplar la creación. Así, la reconciliación con el cosmos viene a ser el fruto consumado de la purificación y, a la vez, el test primero de que nuestra búsqueda es auténtica.
A la luz de la fe, el amor cristiano percibe el mundo como Obra admirable de Dios, lleno de belleza en su riqueza y variedad; desde las cosas va al creador, le mueven a la alabanza. La fe madura, desde la experiencia del Amor, percibe en la creación, más hondamente, los atributos de Dios, como huellas que va dejando a su paso el Creador.
El contemplativo ve el mundo como el espacio de la Encarnación de Aquel por quien y para quien fueron creadas todas las cosas. La Encarnación del Hijo, su humanidad, ha elevado al mundo a reflejo de la dignidad y hermosura del Hijo, pues el Padre ha querido que sea a través de su Humanidad donde se nos manifieste plena y definitivamente.
Eso sí, como dice el Santo, su Presencia será "de paso y con prisa"; es decir, son mediaciones en las que nos detenemos solo lo necesario, pues, por hermosas que sean, nuestra meta está más allá.
Leamos despacio las estrofas del poema y el comentario del Santo, y dejemos que sus intuiciones se hagan nuestras, y despierten nuestra propia visión...
jueves, 17 de septiembre de 2020
MIRADAS AL "CÁNTICO"... (3)
Seguimos leyendo el CÁNTICO de San Juan de la
Cruz; lectura pausada, personal, no para descubrir profundidades literarias o
teológicas, sino para escuchar al Espíritu, que nos habla en el testimonio,
existencial o escrito, de quienes nos han precedido en la fe. Leemos el poema,
cada canción de modo particular, e incluso escuchamos algunas versiones
musicalizadas; y todo ello nos ayuda a interiorizar el mensaje, sirviéndonos de
los comentarios del santo.
Ya
hemos visto las tres primeras canciones: la primera, habla de búsqueda y de
pérdida; la segunda, de acudir a mediaciones (pastores) para preguntar por el
Amado; la tercera, es el momento ascético del poema, virtudes y renuncias. De estas dos últimas canciones seguimos comentamos
aquí:
Pastores, los que fuerdes
allá por las majadas al otero,
si por ventura vierdes
aquel que yo más quiero,
decilde que adolezco, peno y muero.
San Juan de la Cruz presenta la
segunda canción de este modo: “En esta
canción el alma se quiere aprovechar de terceros y medianeros para con su
Amado, pidiéndoles le den parte de su dolor y pena; porque propiedad es del
amante, ya que por la
presencia no pueda
comunicarse con el amado, de hacerlo con los mejores medios que puede; y así,
el alma, de sus deseos, afectos y gemidos se quiere aquí aprovechar como de
mensajeros que tan bien saben manifestar lo secreto del corazón a su Amado”.
A esos mediadores les llama “pastores”, refiriéndose a sus propios deseos,
afectos y gemidos, y también a los ángeles o mensajeros, que sirven de enlace
entre nosotros y Dios. En este comunicar, advierte, ha de estar presente el “verdadero amor”. No se trata de manera
formales que botan del mero cumplimiento, ni de un arrebato momentáneo: la
búsqueda del Amado es un largo camino, de toda la vida, de la vida real, para
que madure y sazone el amor.
Advierte que, aunque a veces no nos lo parece,
Dios acude siempre en el momento oportuno, y que la aparente demora no ha de
acobardarnos; señal de amor verdadero es que el alma adolece, pena y muere por su amado. Estas tres realidades, refieren
a las tres potencias del alma: entendimiento, voluntad y memoria. Luego las
refiere también a las tres virtudes teologales: fe, caridad y esperanza.
En fin, dice: “Es de notar que el alma en el dicho verso no hace más que representar
su necesidad y pena al Amado; porque el que discretamente ama no cura (cuida)
de pedir lo que le falta y desea, sino de representar su necesidad para que el
Amado haga lo que fuere servido… Y esto por tres cosas: la primera, porque
mejor sabe el Señor lo que nos conviene que nosotros; la segunda, porque más se
compadece el Amado viendo la necesidad del que le ama y su resignación; la tercera,
porque más seguridad lleva el alma acerca del amor propio y propiedad en
representar la falta, que en pedir a su parecer lo que le falta. Ni más ni
menos hace ahora el alma representando sus tres necesidades, y es como si dijera:
decid a mi Amado que, pues adolezco, y él solo es mi salud, que me dé mi salud;
y que, pues peno, y él solo es mi gozo, que me dé mi gozo; y que, pues muero, y
él solo es mi vida, que me dé mi vida”.
La tercera canción dice así:
Buscando mis amores,
iré por esos montes y riberas;
ni cogeré las flores,
ni temeré las fieras,
y pasaré los fuertes y fronteras.
Pero
al alma no le bastan gemidos y oraciones, ni mediación de terceros, sino que
tiene que hacer las diligencias de su parte que le corresponden; “porque el alma que de veras a Dios ama, no
empereza hacer cuanto puede por hallar al Hijo de Dios, su Amado; y aun después
que lo ha hecho todo, no se satisface ni piensa que ha hecho nada”. Así
pues, aquí aparece el modo en que esa alma, transida de amor, ha de buscar al
Amado, y es de dos maneras: ejercitándose en virtudes y ejercicios espirituales
de la vida activa y contemplativa. Como antes dije, esta es la estrofa ascética
del poema, que no desentona para nada, porque nada hay más exigente y radical
que el amor.
Porque,
la persona ha de salir de sí, obrar lo que le corresponde, determinada a salir de sus gustos, consuelos y quereres
inútiles, con tal de tener consigo a Dios. Porque, “el que busca a Dios, queriéndose estar en su gusto y descanso, de noche
le busca, y así no le hallará”.
En
ese salir, buscando mis amores, ha de
ir por montes (virtudes) y riberas (mortificaciones), procurando tener un corazón desnudo y fuerte; por ello, ni cogeré las flores, ni temeré las fieras.
Por flores
entiende los gustos, contentamientos y deleites de esta vida (temporales,
sensuales y espirituales), pues si se queda en ellos con apego pueden ocupar el
corazón, quitarle libertad, impedirle avanzar. Advierte el santo que: “no sólo
los bienes temporales y deleites corporales impiden y contradicen el camino de
Dios, mas también los consuelos y deleites espirituales, si se tienen con
propiedad o se buscan, impiden el camino de la cruz del Esposo Cristo”.
Pero
también habla de fieras, fuertes y fronteras, a los que no hay que temer; aquí
refiere a los famosos tres enemigos del alma: mundo, demonio y carne. San
Juan de la Cruz ha escrito sobre ellos en sus CAUTELAS y AVISOS A UN RELIGIOSO,
pueden acudir a esos textos para entender a lo que se refiere, y leer en este
propio texto las explicaciones referidas a estos tres términos.
En resumen: que el alma para salir a buscar a
su Amado, necesita constancia y valor para no detenerse y bajarse a coger las
flores, y ánimo y valor para no temer las fieras, y fortaleza interior para
pasar los fuertes y fronteras; entiendo que ha de ir por los montes y riberas
de virtudes y purificaciones.
Para entender adecuadamente lo anterior, recordar:
1. Que se trata de un camino de amor lo que se nos propone; si no fuera el amor lo que nos impulsa, no entenderíamos ni sería posible asumir todas estas exigencias.
2. Que el santo asume el seguimiento con radicalidad: sí o no, blanco o negro; pero que entre ambos extremos hay un proceso, una gradualidad, una progresión.
3. Que Dios no actúa según nosotros, sino según Él, y por eso nos acompaña siempre, aun escondido, en esta búsqueda. No es un camino que hacemos solos.
4. Que no se trata de dar la espalda al mundo, a la realidad, sino de ser libres, frente a dependencias de toda índole que nos lastran; para subir alto, necesitamos un equipaje ligero.
En las propuestas de
nuestro santo, propias de un religioso de talante contemplativo, y en un contexto diferente al nuestro, puede faltar la dimensión social de la fe, y esa tenemos que
añadírsela nosotros.
Sigamos
leyendo…
lunes, 7 de septiembre de 2020
SALÍ TRAS TI CLAMANDO...
FRANCISCO HABLA DE TERESA
“En la escuela de la santa andariega aprendemos a ser peregrinos. La imagen del camino puede sintetizar muy bien la lección de su vida ...