miércoles, 31 de julio de 2019

NOCHE OSCURA

Se da el nombre de la "noche oscura" a una experiencia espiritual profunda y prolongada, caracterizada por la sensación de aridez, oscuridad y vacío, y vivida e interpretada como ausencia y abandono de Dios. Forma parte del itinerario místico. Se sabe de su manifestación gracias a las confesiones autobiográficas y a los estudios doctrinales. La Sagrada Escritura y la historia de la espiritualidad nos ofrecen numerosísimos ejemplos.  Encontramos sólidos fundamentos doctrinales en algunos autores de la tradición antigua: la nube en san Gregorio de Nisa, la tiniebla en Dionisio el Areopagita.
 San Juan de la Cruz trata el tema en todos sus escritos, y de manera sistemática en el poema y el libro titulados NOCHE OSCURA. Analiza y organiza de manera original los diversos planos: simbólico, místico, teológico, pedagógico. La noche oscura implica oscuridad, inactividad, peligros, purificación e iluminación. 
Oscuridad, aridez, vacío. Más que elementos particulares de una potencia determinada, son sentimientos profundos y generales que afectan a la persona en el plano sensible, personal y teologal. Así describe San Juan de la Cruz la obra de Dios en la experiencia del sujeto (Noche II. 3,3). Pero en este caso, el sujeto afectado no sxe limita a sentir aridez, oscuridad, tormento, miseria, pecado o impotencia: piensa e interpreta que Dios está airado, que lo castiga y abandona con razón. Se siente sin ningún apoyo, y en una situación así, tan compleja y confusa, hay que discernir si se trata de noche, tibieza o depresión. 

Tres signos juntos ofrecen cierta garantía de caracter teologal o místico de la experiencia:  
1. No se encuentra gusto y consuelo ni en las cosas de Dios ni en las criaturas.
2. No se puede meditar ni discurrir con gusto, como antes se hacía, gustosamente y con provecho.
3. Está vivo el recuerdo de Dios y se siente la acuciante y penosa necesidad de servirlo, pensando que no se hace nada.
Este último signo de carácter positivo es decisivo para distinguir la noche oscura de la tibieza o de la simple melancolía. 

Lo que al sujeto le parece abandono, y acaso castigo, es en realidad un gesto manifiesto del amor y el poder divino (Noche II. 5,1). Dios lo ilumina y purifica de forma pasiva por medio de la "contemplación infusa", luz divina que ilumina y deslumbra, irritando por su inmensa claridad y por la indisposición del alma; le hace vivir y actuar con nuevos criterios y motivos que no entiende. Califica como "pasiva" tanto la intervención de Dios como la actitud del sujeto. Es fundamental la referencia teologal: cercanía en la sombra, ausencia desoladora de Dios, que con su santidad e infinitud impone modos violentos y dolorosos a la relación con el hombre. 

Hablamos de noche "pasiva" en virtud de la gracia especial que está en el origen del sufrimiento y de la iniciativa divina en esta transformación, pero el término resulta equívoco, ya que puede sugerir descuido, inacción, apatía de parte del sujeto. En este caso, sin embargo, implica participación libre y dócil de parte del hombre sometido a esta prueba. La noche pasiva requiere mayor fortaleza y audacia que la noche activa, ya que en ella se mantiene la fidelidad a un proyecto desconocido y por motivos ocultos. Sufrir con paciencia y fidelidad es la consigna para vivir esta situación (Noche II. 21,5).

(Tomado de "Diccionario de mística", publicado por San Pablo)
La voz: Noche oscura, escrita por Federico Ruiz Salvador, ocd).

martes, 30 de julio de 2019

LA SOMBRA O EL LADO OSCURO DE LA PERSONALIDAD

"Como las profundidades del océano contienen tesoros preciados y bellos, también la mente inconsciente contiene bellos tesoros de sabiduría e iluminación; es un mundo encantado. Pero en el inconsciente no todo es belleza. También hay oscuridad, miedos, angustias, shocks medio olvidados y traumas de la niñez. Y lo que es más, hay impulsos inconscientes o medio conscientes, adicciones e instintos que no pueden ser controlados por el yo haré y no haré porque están fuera de control de la mente consciente.  De nuevo, nos encontramos escondido en la mente inconsciente un profundo temor a la muerte y un deseo de aferrarnos a la vida. Todo esto constituye lo que Jung llamó la sombra o el lado oscuro de la personalidad. Todo ser humano, en tanto que pecador, tiene su sombra. También la tiene todo grupo o comunidad, toda religión; y toda la raza humana tiene una sombra que está alojada en el inconsciente de cada uno de nosotros.

El gran proceso de curación es una maduración que tiene lugar cuando lo inconsciente se hace consciente en un proceso que puede producir una gran dicha o un terrible dolor. Cuando lo sacamos a la luz y nos enfrentamos al lado oscuro de nuestra personalidad afloran a la mente consciente nuestra capacidad para el mal y nuestros demonios interiores, y el gran desafío es enfrentarnos a nuestra sombra, integrarla y aceptarla.  Si lo ponemos en términos religiosos, el desafío es aceptar que uno es un pecador y regocijarse. Pablo lo hizo cuando exclamó: Pues, cuando estoy débil, entonces soy fuerte (2 Cor.12,10). Jung observó con agudeza que la sombra aceptada es nuestra amiga; y el Evangelio lo confirma cuando dice que el recaudador de impuestos que reconoció su pecado estaba más justificado que los fariseos que no veían su sombra en absoluto".

William Johnston
Teología mística. La ciencia del amor
Herder

jueves, 18 de julio de 2019

CAMINO DE CONVERSIÓN EN SANTA TERESA

De la primera parte del LIBRO DE LA VIDA, de Teresa, los capítulos 7,8 y 9, son los más importantes. En estos tres capítulos Teresa describe una etapa crucial en su historia: enferma de alma, descubre el gran bien de la oración, y se aferra a ella como única esperanza para salir de la noche del espíritu en que vivía. Comenzamos presentando un esquema general de estos tres capítulos, con algunas claves para aterrizar la experiencia de Teresa en nuestra propia búsqueda personal de Dios.

CAPÍTULO 7: Años de crisis y de lucha.

1. Crisis de la propia vida religiosa. Crisis de vida, de crecimiento y maduración. Flojera espiritual. Abandonar la oración.

2. Figura de su padre anciano. Relaciones de familia, hogar, tensión entre dependencia familiar y autonomía personal.

3. Alternativa entre soledad y amistad. Encontrarse sin apoyo en la vida espiritual, tentación de dejarse llevar por la corriente. Mediocridad, ser del montón, no exigirse mucho. Importancia de las amistades espirituales.


CAPÍTULO 8: La oración como clave de la vida.

1. Perseverancia en la búsqueda de la verdad.

2. Oración como trato de amistad.

3. Eficacia de la oración para modelar la vida de la persona.

4. El ser humano no es cerrado, sino abierto a la Trascendencia.


CAPÍTULO 9: Cuando irrumpe lo nuevo.

1. Del esfuerzo personal a la confianza.

2. Experiencia personal: un Cristo muy llagado.

3. Nuevo estilo de oración: interioridad

4. Buenos libros y modelos: San Agustín y Santa Magdalena.

5. Vida nueva…. que desemboca en un pequeño tratado de oración.

Visto lo general,  iremos ahora paso a paso, recorriendo los tres capítulos más importantes de la primera parte del LIBRO DE LA VIDA; los que presentan de modo magistral la transformación interior que tiene lugar en Teresa. Los capítulos 7, 8 y 9 se convierten para nosotros, los lectores, en hoja de ruta para leer nuestro propio camino interior, nuestra búsqueda, nuestra transformación en Cristo

Leamos el título de los capítulos para tomarnos una primera impresión:

Capítulo 7: Trata por los términos que fue perdiendo las mercedes que el Señor le había hecho, y cuán perdida vida comenzó a tener. Dice los daños que hay en no ser muy encerrados los monasterios de monjas.

Capítulo 8: Trata del gran bien que le hizo no se apartar del todo de la oración para no perder el alma, y cuán excelente remedio es para ganar lo perdido. - Persuade a que todos la tengan.- Dice cómo es tan gran ganancia y que, aunque la tornen a dejar, es gran bien usar algún tiempo de tan gran bien.

Capítulo 9: Trata por qué términos comenzó el Señor a despertar su alma y darla luz en tan grandes tinieblas y a fortalecer sus virtudes para no ofenderle.


Empecemos por el capítulo 7: La frase clave es esta: "PERDIENDO LAS MERCEDES QUE EL SEÑOR ME HIZO". Años difíciles para Teresa, años de crisis y de luchas, y también la muerte de su padre, que hace mella en ella; sin embargo, despierta a la vez también una lenta recuperación espiritual. Casi un decenio, entre los 35 y los 45 años de edad, recogen estas páginas.

1. Teresa, enferma de cuerpo, pasa a serlo también de alma. Es víctima de 2 tentaciones: siente vergüenza de sí misma ante Dios (dejar la oración), y se siente impulsada a ser como las otras (mediocridad).
2. Pesa sobre ella la situación de la comunidad (2-5). Cede a las amistades con los de fuera (6-7) y no se rinde al requerimiento misterioso de los dos episodios simbólicos: Cristo (6) y el sapo (8).
3. Una excepción luminosa es la figura de su padre, pero ella no es fiel en el camino que comparten, el de la oración, y termina abandonándola (10-13).
4. La muerte de Don Alonso la sacude interiormente, sumergiéndola en una profunda soledad (13-16), que lentamente le hace reanudar su vida interior, su camino espiritual. Teresa lucha muchos años, y lucha sola.

Así, pues, resumiendo lo anterior, tres recuerdos fuertes dominan el relato de este capítulo 7: su propia crisis, la figura de su padre, y la lucha en soledad. Como cierre, un elogio de la amistad espiritual, y una oración de gratitud a Dios.


 Teresa describe su situación, mencionando tres realidades que manifiestan que su vida transcurre básicamente hacia afuera, más en lo exterior que en lo interior:

1. Andar como los muchos: es decir, vivir haciendo simplemente lo que hace la mayoría.
2. Fingiendo cristiandad: conformándose con lo aparente, con el cumplimiento de preceptos exteriores.
3. Cuidando su buen nombre: lo que llama la santa, "la negra honra", que tuvieran buena opinión de ella.

Son tres tentaciones frecuentes para quien busca recorrer la senda espiritual, porque se queda en la práctica exterior religiosa, y no utiliza esta para adentrarse en la aventura del conocimiento propio y del descubrimiento del "castillo interior", en cuya morada más íntima habita Dios. Teresa se aleja de la oración, deja de mirar hacia adentro, y por tanto rehuye la mirada de Dios. Prefiere seguir la corriente, hacer lo que hacen los otros, en este caso su numerosa comunidad religiosa, y renuncia a tomar en sus manos la propia vida. Así es más fácil, se corren menos riesgos, se está más cómodo.

Pero Dios sigue actuando en Teresa, no se cansa de trabajar y luchar por ella. Teresa alcanza a descubrir la pedagogía de Dios en una frase: "El Señor da siempre oportunidad, si queremos". Y luego, con otra frase, muestra la enorme gratuidad del Dios de su vida: "Con grandes regalos castigabas mis delitos".

Teresa destaca también la gran importancia de las amistades espirituales. No andar solos por este camino, sino buscar a otros y juntarse con ellos, para "hacerse espaldas".

"Gran mal es un alma sola entre tantos peligros. Paréceme a mí
que si yo tuviera con quién tratar todo esto, que me ayudara a no
tornar a caer, siquiera por vergüenza, ya que no la tenía de Dios.
Por eso, aconsejaría yo a los que tienen oración, en especial al
principio, procuren amistad y trato con otras personas que traten de lo mismo. Es cosa importantísima, aunque no sea sino ayudarse
unos a otros con sus oraciones...".

Teresa defiende la absoluta necesidad de perseverar en el camino de la oración, más allá de nuestra conducta, y en ello radica la importancia de este capítulo en la biografía teresiana; capítulo para leer y meditar una y otra vez.

¿POR QUÉ NO DEBEMOS DEJAR LA ORACIÓN?
Teresa insiste en esto, una y otra vez, y recuerda: "Con la oración un día ofendía a Dios y tornaba otros a recogerme y apartarme más de la ocasión" (V. 7, 11). Y cuando aparecen "razones" para no hacerla, enfermedades y otros problemas de la vida cotidiana, Teresa dirá con acierto: 

"Y en la misma enfermedad y ocasiones es la verdadera oración, cuando es alma que ama, en ofrecer aquello y acordarse por quién lo pasa y conformarse con ello y mil cosas que se ofrecen. Aquí ejercita el amor; que no es por fuerza que ha de haberla cuando hay tiempo de soledad y lo demás no ser oración. Con un poquito de cuidado, grandes bienes se hallan en el tiempo que con trabajos el Señor nos quita el tiempo de la oración".
(Vida 7, 12)


El CAPÍTULO 8 es otro momento importante en el LIBRO DE LA VIDA de Teresa de Jesús, porque se centra en la clave de la vida de Teresa: LA ORACIÓN. Aquí se cruzan el relato con la tesis principal de Teresa, la que recorre el libro y la propia vida de la autora de principio a fin (recordamos que Teresa no está solo contando, sino interpretando su vida). Al continuar el relato, desarrolla lo que ha supuesto su experiencia más importante: la oración es la fuerza motriz de la vida.Teresa prolonga el relato de sus años de crisis, hasta 1553-1554, y lo cierra diciendo: abandoné la oración, sí, pero volví a ella

Ser fiel al "trato con Dios" fue para Teresa todo un drama de vida, por eso es ahí donde radica la tesis del libro: tratar o no tratar con Dios decide la suerte del ser humano, su ascensión o su descenso, su estancamiento. Teresa universaliza así su propia experiencia, y ofrece el conocido y original enfoque que ella da a la oración: orar es tener amistad con Dios, como hecho fundamental de la vida, como relación personal entre los dos.

ESQUEMA DEL CAPÍTULO:- Ver, ante todo, el título, porque es un elogio a la oración: "Trata del gran bien que le hizo no se apartar del todo de la oración para no perder el alma, y cuán excelente remedio es para ganar lo perdido. - Persuade a que todos la tengan.- Dice cómo es tan gran ganancia y que, aunque la tornen a dejar, es gran bien usar algún tiempo de tan gran bien".

- Síntesis de su drama personal (1-4).
- Tesis y mensaje: valor de la oración para todos (5-9).
- Reanuda el relato de su caso, en referencia a la oración (10-12)
- En el centro del capítulo (6), oración de Teresa a Dios, en soliloquio que repite y condensa a Él todo lo dicho, relato y mensaje.

Cronología: Teresa tiene en este momento en que escribe lo anterior unos 38 o 39 años de edad.


"¡Oh bondad infinita de mi Dios, que me parece os veo y me veo de esta suerte! ¡Oh regalo de los ángeles, que toda me querría, cuando esto veo, deshacer en amaros! ¡Cuán cierto es sufrir Vos a quien os sufre que estéis con él! ¡Oh, qué buen amigo hacéis, Señor mío! ¡Cómo le vais regalando y sufriendo, y esperáis a que
se haga a vuestra condición y tan de mientras le sufrís Vos la suya! ¡Tomáis en cuenta, mi Señor, los ratos que os quiere, y con un punto de arrepentimiento olvidáis lo que os ha ofendido!... Sí, que no matáis a nadie -¡vida de todas las vidas!- de los que se fían de Vos y de los que os quieren por amigo; sino sustentáis la vida del cuerpo con más salud y dáisla al alma".


Y así llegamos al noveno capítulo de VIDA, y al tercero de este triduo en el que hemos querido fijarnos de modo particular. Este capítulo recoge el desenlace del drama vivido por Teresa durante largos años. Dos hechos decisivos aparecen aquí: 

1. El encuentro con Cristo en una imagen, que le hace revivir la historia evangélica de la Magdalena.
2. El encuentro con san Agustín y un libro: Las Confesiones, que le hacen revivir la conversión de aquel.

Dos modelos que impulsan a Teresa hacia una etapa definitiva del camino espiritual, y el relato pasa entonces de lo exterior a lo interior: conversión, oración y vida nueva. Es un texto precioso.

ESQUEMA
- Encuentro con la imagen de Cristo (1-3), y orientación cristológica de la oración de Teresa (4-6).
- Encuentro con san Agustín en sus Confesiones (7-8), y cambio interior de Teresa (9).
- Comienzan a crecer las mercedes de Dios (final del 9).


Teresa cuenta entonces 39 años, a finales de 1554. Entra en su madurez espiritual.

"Pues ya andaba mi alma cansada y, aunque quería, no le dejaban descansar las ruines costumbres que tenía. Me acaeció que, entrando un día en el oratorio, vi una imagen que habían traído allá a guardar, que se había buscado para cierta fiesta que se hacía en casa. Era de Cristo muy llagado y tan devota que, en mirándola, toda me turbó de verle tal, porque representaba bien lo que pasó por nosotros. Fue tanto lo que sentí de lo mal que había agradecido aquellas llagas, que el corazón me parece se me partía, y me arrojé cabe El con grandísimo derramamiento de lágrimas, suplicándole me fortaleciese ya de una vez para no ofenderle".

"En este tiempo me dieron las Confesiones de San Agustín, que parece el Señor lo ordenó, porque yo no las procuré ni nunca las había visto. Yo soy muy aficionada a San Agustín, porque el monasterio adonde estuve seglar era de su Orden y también por haber sido pecador, que en los santos que después de serlo el Señor tornó a Sí hallaba yo mucho consuelo, pareciéndome en ellos había de hallar ayuda y que como los había el Señor perdonado, podía hacer a mí...Como comencé a leer las Confesiones, paréceme me veía yo allí. Comencé a encomendarme mucho a este glorioso Santo...".

 Desde estas experiencias espirituales, escribe Teresa (9):  

"Paréceme que ganó grandes fuerzas mi alma de la Divina Majestad, y que debía oír mis clamores y haber lástima de tantas lágrimas. Comenzome a crecer la afición de estar más tiempo con él, y a quitarme de los ojos las ocasiones..."

El capítulo siguiente, el 10 , cierra esta primera etapa de la vida de Teresa; a partir del 11 desarrolla un pequeño tratado de oración, las maneras de regar el huerto, y ya luego, cuando regresa al relato, capítulo 23, lo hace diciendo: "Es otro libro nuevo de aqií en adelante, digo otra vida nueva". Entre el antes y el después, la clave de la vida de Teresa: la oración; entendida no como algo que hago, sino como algo que soy, en lo que me convierto, en amistad divina. 

PRIMEROS PASOS DE LA MANO DE TERESA...

El itinerario teresiano se sustenta en una concepción altamente positiva del ser humano. Leamos el comienzo de las primeras moradas y disfrutaremos de esa hermosa y ya clásica descripción de Teresa en la que compara “nuestra alma como un castillo todo de diamante o muy claro cristal, adonde hay muchos aposentos…”. 

Pongamos a trabajar nuestra imaginación para representarnos esto, y creer que el mismo rey del castillo nos invita a visitarlo. Siempre invita, nunca obliga. El castillo somos cada uno de nosotros, y el rey es Dios. Somos un castillo habitado y estamos invitados a entrar en él. Aquí radica la dignidad de cada persona. Dios llama a todos a iniciar así una vida espiritual partiendo de que somos imagen y semejanza suya. Esto supone dejar la superficialidad, abandonar la periferia, para ir a lo hondo, a lo profundo, y encontrar las maravillas de Dios. Basta ya aquí el deseo de hacerlo para ir comenzando este camino.

El habitante de las Primeras Moradas introduce con Teresa en su vida esta idea: soy imagen de Dios, me recreo en la bondad y hermosura de todo ser humano, soy capaz de comunicarme con Dios por ser su criatura, y esa creación no es pasado, sino también presente: me crea y me cría. Esto genera un dinamismo salvífico en mí. De ahí que soy imagen ya, pero debo llegar a serlo en plenitud. Tengo que llegar a ser del todo lo que ya soy en esencia.



Vamos a pensar los TRES CONCEPTOS BÍBLICOS sobre el ser humano que aparecen en MORADAS

1. Hecho a imagen y semejanza de Dios: partiendo del texto de Génesis, pieza decisiva de la antropología cristiana, Teresa recurre al tema del ser humano, "imagen de Dios". Así resalta la dignidad humana desde la belleza, dignidad, sabiduría, del mismo Dios. Así el ser humano, en el recorrido que propone Teresa, hecho a imagen de su Creador y deformado por el pecado, adquiere poco a poco la imagen de Cristo, imagen de Dios, que había perdido.

2. Somos morada de Dios: Dios vive en el ser humano por presencia, potencia y esencia; es decir, que el ser humano es grande en cuanto grande es su "capacidad de Dios". Ella escribe: "No es otra cosa el alma del justo sino un paraíso adonde dice Él tiene sus deleites". Esta idea pone de relieve la hermosura y gran capacidad del alma. Así nace la necesidad de buscar a Dios dentro de nosotros, pues somos cielo donde Dios tiene su trono en nuestro mismo corazón. Así, esta visión ilumina al mismo tiempo la dignidad de mi prójimo. Teresa escribe a una superiora, a propósito de una religiosa difícil, diciendo: "Si el alma tiene buena, considere que es morada de Dios". La plenitud del camino está en que somos habitados por el Dios Trino, Dios comunión; así, de saber que Dios mora en nosotros llegamos a la certeza de que nosotros moramos en Dios.

3. Un Dios que se comunica: Dios es comunicación, implica esto en Teresa, que es posible el trato y la amistad con Él. Aquí está concretado el proceso de MORADAS, el itinerario del ser humano, la vocación de cada uno. Dios habla palabras de amor, y el ser humano escucha y responde. Es toda una aventura, una búsqueda, un camino... "El hombre puede tener su conversación nada menos que con Dios". Diálogo con la Trascendencia.


¿Y EL PECADO? Teresa es realista, y sin desdecirse de esta visión luminosa con la que abre las puertas del Castillo, pasa a hablar en el segundo capítulo de las Primeras Moradas, acerca del PECADO, de la situación real del ser humano que no vive o realiza la vocación a la que ha sido llamado originalmente. El pecado es condición y riesgo permanente en este camino; entre la vocación del hombre (proyecto de Dios), y su situación real, se entabla todo la dinámica del libro de Teresa: un camino desde lo exterior a lo interior, desde el pecado (ruptura) hasta la Gracia (comunión)...

Tres puntos a pensar:

1. El pecado mortal como situación límite: la imagen de Dios deformada en el ser humano roto, derramado. Tengamos claro que Dios no deja de estar presente, incluso en aquel que está en pecado, pero sin fuerza de comunicación transformadora. El ser humano vive alienado, fuera de sí, esclavo, disperso, en desarmonía, fuera del Paraíso. Sus obras nacen de esta oscuridad.

2. La vida del hombre será siempre existencia conflictiva: Teresa recalca este punto, e insiste en la necesidad de una lucha constante. Estamos divididos y con esta división vivimos.

3. El pecado como riesgo permanente: Teresa no se recrea en la descripción del estado de pecado, sino que busca evidenciar parte del misterio que nos acompaña en la existencia: somos pecadores. esta también implica ser conscientes de la necesidad de redención, de la constante conversión, de las secuelas del pecado, de los cantos de sirena, del peligro de mirar atrás y, como la mujer de Lot, quedarnos convertidos en estatuas de sal. Todas las moradas estarán marcadas por este saludable riesgo del pecado que pone al hombre en situación de lucha y le invita a ahondar desde la humildad en el conocimiento propio, y desde la oración, en la necesidad que tenemos siempre de Dios... "Porque si Él no nos guarda la ciudad, en vano trabajaremos, pues somos la misma vanidad".

LAS PRIMERAS MORADAS: MORADAS DEL DESPERTAR, DEL CONOCIMIENTO PROPIO

Presentación de los protagonistas de la historia. Ofrece su visión de Dios y del hombre. Nos invita a “caer en la cuenta”, a la interioridad y a la amistad, es decir a la ORACIÓN.
Visión positiva de la persona humana(humanismo teresiano: importante detenerse y hacen hincapié en esto; punto de partida sano para este itinerario). Grandeza del ser humano, abierto al diálogo con Dios, misterio de la persona y su interioridad. 
Invita a PONER LOS OJOS EN EL CENTRO (Esto es: orientar la vida hacia las fuentes del ser). No es saber sólo que Dios está, sino que participemos de su vida, un “estar” radical. 

Luego habla de cómo el pecado oscurece la visión del ser humano (aunque Dios no deja de estar); supone desarraigo y descentralización, esclavitud, exteriorización. Teresa quiere hacernos ver que ese hombre débil, marcado por el mal, es al mismo tiempo capaz de Dios, Dios es su riqueza.

Dios vive siempre en el centro, siempre; es una presencia creadora de vida y fuente de luz. Dios se comunica, bendice, regala, redime. Dios es el centro de la historia que narra Teresa, el protagonista de esta progresiva humanización a la que estamos llamados (salvación). Dios se comunica para revelarse, y se revela, dándose, porque es bueno, no el hombre sino Dios. 

Gratuidad del don. Importante conocer a ese DIOS AMOR. No poner tasa a sus obras, considerar estas cosas con plenitud y anchura, Dios hacedor de imposibles. Amistad entre Dios y el ser humano. Como decir: con este DIOS AMIGO van a tratar, ábranse a él. Esta es la CLAVE del comenzar, nada de despreciarse uno mismo o de imaginar un Dios intratable.

Conocimiento propio: Orar es conocerse. A Teresa le importa mucho este paso. Estas son las moradas del conocimiento propio, descubrir lo que somos, y establece equivalencia entre este conocerse y la humildad. Así, salir luego de nosotros mismos y volar a Dios; no quedarnos en la culpa, considerar la grandeza de Dios en nosotros, el amor creador que nos habita. Dios es principio de todo lo bueno en nosotros, tener la certeza de que contamos con Dios para este conocernos y conocerle, porque esto nos hace fuertes y aguerridos.

La oración: La puerta para entrar al castillo, es decir, para entrar en el conocimiento de Dios y de sí mismo. Convertirse a Dios y a sí mismo. Entrar… aunque sea con mil negocios entre manos todavía. Queremos empezar un camino nuevo, pero muchas cosas nos atan todavía, nos limitan, nos pesan. Dispersión y derramamiento, exteriorización, debilitamiento espiritual y moral. Teresa nos invita a hacer de la oración una forma de vida, aun en estas condiciones.
Para ello, invita: “Pongamos los ojos en CRISTO, nuestro bien, y allí aprenderemos la verdadera humildad (conocimiento)”. El itinerario de Teresa es siempre esencialmente CRISTOLÓGICO.

Imágenes bíblicas de esta primera morada: Génesis 1, 26 (nos creó a su imagen y semejanza); San Juan (Dios vive dentro de nosotros, hay muchas moradas, el alma del justo un paraíso). Tipologías: La Magdalena y el Ciego de nacimiento (El amor gratuito de Dios), la mujer de Lot (El hombre que mira fuera, exteriorizado, se vuelve estatua de sal).

(Esta entrada se ha conformado como resumen de varias entradas del blog que hablan del Humanismo Teresiano).


lunes, 15 de julio de 2019

ELEMENTOS IMPORTANTES DEL MAGISTERIO ORANTE DE SANTA TERESA

No son todos, solo algunos elementos importantes del magisterio orante de Teresa, que entre sus principales títulos lleva el de "maestra de oración" y guía en los caminos de la interioridad. 

1. Iniciativa de Dios: Este es el despertar de la oración, la caída en la cuenta de un acoso persistente, de ese amor madrugador. "Sea bendito por siempre, que tanto me esperó" (Vida, prólogo 2) (Vida 2,9).  La primera verdad de la oración es sabernos amados por Dios. Rendirnos a ese protagonismo primero de su amor, darle crédito, consentir, dejarnos amar. La oración es sobre todo lo que él hace en mí, lo que le permito hacer. 

2. Originalidad de la búsqueda: superando los métodos, ella no se contenta con palabras y busca a Dios mismo. Los libros y maestros ayudan, orientan, pero ninguno evita la búsqueda personal. Tetresa va inventando su modo de orar. El buscador vive una profunda soledad que le aboca desnudo a Dios. 

3. Trato de amistad: Santa Teresa ha tenido el acierto de definir la oración como trato entre personas, como trato entre amigos, salvando las diferencias. Con ello hace entendible la oración a todo espíritu, y nos recuerda uno de los elementos más ricos y bellos del ser humano: capaz de amar y ser amado. La oración es relación de personas, encuentro transformante y dinámico. La amistad con Dios ha de ir siendo depurada de propio interés, de sentimentalismo, de superstición... hacia la confianza y la escucha. 

4. Jesucristo: La humanidad de Jesucristo es central en el proceso de la oración teresiana. La "condición humana de Dios" es su gran descubrimiento, la gracia principal para encajar todas las piezas. La humanidad de Cristo hace posible la comunión con Dios. La adoración de Cristo Eucaristía, hecho entrañable cercanía, hecho "nuestro", es una de sus vivencias privilegiadas y expresión de ese amor por el Dios encarnado. 

5. Dignidad humana: es otra manera de hablar de la "belleza interior", del castillo y de la perla, del "Huesped" y de nuestra vocación a vivir en plenitud. Teresa nos recuerda que no estamos huecos, que hay que conocerse para reconocer en nosotros el don de Dios, la maravilla de su creación. Las Moradas de Santa Teresa son un canto a la naturaleza humana habitada de Dios. La muerte, en su más hondo sentido, es afirmación de vida plena, el gusano que renace en mariposa. 

6. Su modo de orar: "Procuraba lo más que podía traer a Jesucristo, nuestro bien y Señor, dentro de mí presente, y esta era mi manera de oración" (Vida 4,8). "Estábame allí, lo más que me dejaban mis pensamientos, con él" (Vida 9,4). El hombre se recoge en silencio interior para gustar, vivir la presencia. En sentido más verdadero, Dios mismo recoge al orante, lo distrae de toda distracción para atraerlo a sí. De manera tan sencilla nos propone su modo de oración.

7. Oración/vida: para Santa Teresa la oración es expresión de toda una vida. Al orar la vida entera está en juego. Ambas se alimentan mutuamente. La insistencia de la Santa en el amor hecho vida: "obras quiere el Señor" (5 Moradas 3,11). Ejercicio frecuente en soledad y silencio, pero insiste, sobre todo, en la acitud contemplativa amorosa y acogedora. La contemplación-admiración se ha de dar en toda oración vocal, discursiva, mental, etc., llegando a todo lo que vivimos cotidianamente. Teresa, de hacer oración, acaba convirtiéndose ella, su vida, en diálogo constante con su Señor. 

8. Ambiente/clima/fundamentos: Muy importante un clima de fraternidad y acogida, amistad limpia y sincera. Clima de sencillez y pobreza, en sentido hondo y real, para que nada estorbe lo esencial. Esta sencillez en los lugares donde oramos, para que todo centre la mirada en el Único. Pero la genialidad teresiana acerca de la oración está planteada en el Camino de Perfección, donde dedica 21 capítulos a los fundamentos de la oración: pobreza, humildad, desasimiento, amor de unoas a otras y determinada determinación. No se es verdadero orante y contemplativo sin el cultivo de estas virtudes. 

Miguel Márquez, ocd (revisado).

domingo, 14 de julio de 2019

INAUGURADO CENTRO TERESIANO SANJUANISTA EN ALBA DE TORMES, ESPAÑA.

El pasado sábado 13 de julio fue inaugurado el Centro Teresiano Sanjuanista y sus salas de exposición permanente en el Convento de San Juan de la Cruz de los padres Carmelitas Descalzos de Alba de Tormes.

El espacio expositivo, denominado: ‘Entremos más adentro…’ —tomado de un fragmento del Cántico Espiritual de san Juan de la Cruz—, incluye los remodelados claustro y refectorio del convento, la sacristía mayor, una sala en la que se ha instalado la maqueta de la Basílica Teresiana realizada por Jerónimo de Cotobal y otras dos salas dedicadas a los místicos castellanos Teresa de Jesús y Juan de la Cruz.

Esta son algunas de las obras más destacadas.
15 piezas de orfebrería de culto y relicarios de los siglos XVII y XvIII
22 cuadros en su mayor parte del siglo XVIII
24 esculturas, más la urna funeraria de san Juan de la Cruz, de los siglos XVI al XVIII
Dos colecciones de grabados con escenas de la vida de santa Teresa y de san Juan de la Cruz, del siglo XVII.
Todos los facsímiles de las obras de santa Teresa de Jesús
Dos cartas autógrafas de santa Teresa. Documentos del siglo XVI relacionados con santa Teresa de Jesús y san Juan de la cruz.
Varias piezas de la vida cotidiana del tiempo de santa Teresa de Jesús y san Juan de la cruz.
La edición príncipe de las obras de san Juan de la cruz de 1618.
La reproducción de la celda de san Juan de la cruz.
Ocho cuadros al óleo con escenas de la vida de san Juan de la cruz y santa Teresa de Jesús en el claustro.
Siete mesas de madera de nogal del siglo XVI en el refectorio conventual.
Una colección de 14 escenas de la pasión de Jesucristo en grabados franceses del siglo XIX.
Cuatro acuarelas del arquitecto Enrique María repullés y Vargas de 1899
El jardín conventual se ha dedicado a san Enrique de Ossó por su estrecha vinculación con santa Teresa y Alba, y en él se ha colocado un busto de bronce de este.

El acto de inauguración tuvo lugar a las 21.30 horas en la iglesia de San Juan de la Cruz y contó con un concierto del quinteto de clarinetes ‘Évano’.

(Tomado de: De la rueca a la pluma)

GASTAR LA VIDA...

"Señor Jesucristo, nos da miedo gastar la vida. Pero la vida Tú nos la has dado para gastarla; no se la puede economizar en estéril egoísmo. Gastar la vida es trabajar por los demás, aunque no paguen; hacer un favor al que no va a devolver; gastar la vida es lanzarse aun al fracaso, si hace falta, sin falsas prudencias; es quemar las naves en bien del prójimo...Líbranos de la prudencia cobarde, la que nos hace evitar el sacrificio y buscar la seguridad...Entrénanos, Señor, a lanzarnos a lo imposible, porque detrás de lo imposible está tu gracia y tu presencia; no podemos caer en el vacío".

Luis Espinal

domingo, 7 de julio de 2019

JULIO ES EL MES DE MARÍA EN EL CARMELO

Julio, para los carmelitas, es el mes de la Virgen, de su advocación mariana: Nuestra Señora del Monte Carmelo. Ella es Madre y es Hermana en nuestro camino hacia Cristo, con Cristo, para Cristo. Ella intercede por nosotros, atenta cuando nos falta el vino para vivir la fiesta, la alegria del amor que nos recrea  y nos alumbra, el amor que nos hace mujeres y hombres nuevos. En nuestras comunidades y parroquias empezaremos hoy la Novena de preparación a su fiesta, dando gracias a Dios por el regalo que nos hace en María, anuncio de la nueva humanidad por la que trabajamos. 

FRANCISCO HABLA DE TERESA

“En la escuela de la santa andariega aprendemos a ser peregrinos. La imagen del camino puede sintetizar muy bien la lección de su vida ...