jueves, 28 de junio de 2018

CREER ES VIVIR ENAMORADOS



Encontramos muchas ideas para pensar y orar nuestra condición de consagrados en la revista VIDA RELIGIOSA, que publican los Claretianos. Los dos párrafos siguientes me sirvieron para pensar un par de días en la oración y aquí los comparto:


"Los buscadores de Dios formamos parte de una cultura en continua transformación, de relaciones virtuales y de la religión del cuerpo. Necesitamos especialmente escuchar la inquietud del corazón en medio de los abundantes ruidos que aturden y excitan los deseos más inmediatos. La vida y la historia humanas son sacramentos del encuentro con Dios, si es que se logra descifrar las voces que salen de dentro del alma".


"Existe una terrible posibilidad para los creyentes que consiste en convertirnos en ateos practicantes, es decir, cumplidores de las normas y los ritos, pero sin alma ni pasión. Creer implica un encuentro personal con Dios a través de Jesucristo. Creer es amar; es ponerse en actitud de peregrinos siguiendo la forma de vida de Jesús. Creer es vivir enamorados. La fe es inseparable de la vida".

Pensarnos bajo estos dos modelos: Buscadores de Dios y Ateos practicantes. Los logros y las carencias de nuestra vida en comunidad. La pasión o la costumbre.



Bonifacio Fernández, cmf.
Revista VR, mayo 2013.

martes, 26 de junio de 2018

JESÚS EN EL CARMELO TERESIANO




Nuestras Constituciones, hablando de los orígenes del Carmelo, ponen de relieve que "la primera fórmula de vida carmelitana" se encuentra expresada en la Regla de San Alberto de Jerusalén, y que el primero de sus contenidos espirituales y normativos es: Vivir en obsequio de Jesucristo, sirviéndole fielmente con corazón puro y recta conciencia, poniendo sólo en él la esperanza de la salvación. 


Cristo es el centro de la vida y de la experiencia cristiana (Col 1,15-20; Ef 2, 20). En Cristo, Dios no ha revelado todo. Nunca podemos decir que lo conocemos perfectamente. Cuando creemos saber algo de Jesús y de sus exigencias, la vida nos sorprende con alguna novedad.
San Juan de la Cruz nos invita a partir siempre de Cristo: Lo primero, traiga un ordinario apetito de imitar a Cristo en todas sus cosas, conformándose con su vida, la cual debe considerar para saberla imitar y haberse en todas las cosas como se hubiera él


En la oración del alma enamorada escribe: "Míos son los cielos y mía es la tierra. Mías son las gentes. Los justos son míos y míos los pecadores. Los ángeles son míos. Y la Madre de Dios, y todas las cosas son mías. Y el mismo Dios es mío y para mí, porque Cristo es mío y todo para mí".
Santa Teresa nos invita a ver en Cristo el libro vivo: Este Señor nuestro es por quien nos vienen todos los bienes... Bienaventurado quien de verdad le amare y siempre le trajere cabe sí.  La fe cristiana no consiste en aceptar verdades sino en abrirse a Cristo, creer en Él y descubrir en él la última verdad desde la que podemos iluminar nuestra existencia y el sentido de la historia. Tampoco consiste principalmente en observar leyes o prescripciones morales, sino en tener a Cristo como modelo de vida.

En una palabra, Cristo es el principio y el fin de la vida cristiana. Es el centro de la misma y de toda la historia.



Camilo Maccise
"En el invierno eclesial"

martes, 19 de junio de 2018

UNA SANTA ALEGRE


Hay una anécdota según la cual, yendo la Madre Teresa a hacer las escrituras de uno de sus monasterios, preguntó al escribano, después de hechas, cuánto eran sus honorarios. A lo que éste le contestó con desparpajo:
“Solamente un beso”.
Y la santa se lo dio natural y sonriente, al tiempo que exclamaba:
“Nunca una escritura me salió tan barata”.
El pueblo ha visto en Santa Teresa de Jesús la santa del buen humor, de la gracia y del donaire. Estaba dotada verdaderamente de gracias naturales como la jovialidad, espontaneidad, cordialidad, afabilidad y sencillez. María de la Encarnación nos dice que “era muy discreta, y alegre con gran santidad, y enemiga de santidades tristes y encapotadas, sino que fuesen los espíritus alegres en el Señor, y por esta causa reñía a sus monjas si andaban tristes, y les decía que mientras les durase la alegría les duraría el espíritu”.
Al pintor Fray Juan de la Miseria, que la retrató, le dijo: “Dios te perdone, Fray Juan, que ya que me pintaste, podías haberme sacado menos fea y legañosa”.
Santa Teresa fue una mujer madura, capaz de maravillarse y asombrarse de las cosas de cada día. Ella, que nos dejó esta frase célebre: “También entre los pucheros anda Dios”, gozó con todo lo creado. De su fe en este Dios cercano, vivo en cada cosa y acontecimiento, le brotó esa alegría natural y contagiosa. A brazo partido luchó para que sus monasterios gozaran de este ambiente de libertad, donde se respirase a un Dios alegre, capaz de llenar de felicidad cualquier corazón humano.
Para ella, la alegría era fuerza, alimento del espíritu, tan esencial para la vida como lo es el aire, el agua y el pan.

EUSEBIO GÓMEZ NAVARRO


martes, 12 de junio de 2018

ALGUNAS NOTAS PARA PENSAR LA EUCARISTÍA


Líneas para desarrollar tema sobre Eucaristía….
1.     El fundamento siempre ha de estar claro: Amor de Dios, palabras de Benedicto XVI (Introducción de DEUS CARITAS ES).
2.     Experiencia personal: La comunidad y la eucaristía, lugares del amor y la fraternidad de Dios, fundamentales en mi experiencia espiritual.
3.     Iconos bíblicos: Desde Pablo, pasando por sinópticos, Emaús y Juan. Comidas y banquetes como signo de Dios en Jesús.
4.     Evolución del rito eucarístico: desde la casa al templo; del ministro itinerante al sacerdocio  consagrado; de los pocos a la masividad; del pan que se come al pan que se mira. Ritual y clericalismo. Sacrificio y comunión.
5
.     La comunidad de fe: ¿Por qué es importante el domingo? Valor del encuentro, de los ritos. ¿Jesús nos dejó un rito o el rito nos ayuda a entender el legado de Jesús? ¿Su mandamiento es que celebremos misa, o la misa apunta al proyecto de Jesús?  ¿Es una obligación o una necesidad, un precepto o un compromiso? En la Eucaristía actualizamos nuestra verdad de hijos e hijas de Dios, lo que somos para Dios, de dónde venimos y a dónde vamos… y que se puede diluir a lo largo de la semana por el agobio y las preocupaciones cotidianas. ¿Cómo hace de la Eucaristía un  momento deseado, esperado, participado? La presencia de Jesús ahí no se puede cosificar, ni aislar del contexto fraterno, ni del sentido social que puede tener el sacramento.

6.     La misa como MEMORIAL: agradecido y liberador (también sanador y santificador).
7.     El JUEVES SANTO (origen del sacramento, vinculado al ministerio y al mandamiento del amor), la Misa de cada domingo, y el CORPUS como celebración de la devoción a la forma eucarística. La reserva eucarística es siempre secundaria o dependiente de la Eucaristía celebrada en comunidad, y esto debe quedar claro en los gestos y símbolos que utilizamos, en la manera concreta en que vinculamos ambos elementos de la PRESENCIA VIVA de Jesús entre nosotros. 

8.     Lo que me aporta cada eucaristía que vivo concientemente, de verdad: me recuerda que Dios perdona siempre, que me habla de muchas maneras, que Jesús es maestro y yo discípulo, que  somos la mejor ofrenda y que debemos compartir lo que tenemos, que somos constantemente transformados, consagrados, alimentados, que debemos ser agradecidos (actitud) y que somos enviados siempre a llevar la buena nueva al mundo.


NOTAS COMPLEMENTARIAS:
La Iglesia habla de que Jesús “instituyó” este sacramento, a partir de los relatos evangélicos y del testimonio paulino; las palabras, necesarias pero siempre imperfectas, no describen siempre con exactitud lo que acontece en la vida. Instituir evoca un acto formal, oficial diríamos, y creo que es más correcto decir que Jesús “quiso” dejarnos este MEMORIAL de su presencia, que evoca  el profundo amor, la profunda comunión de Jesús con los suyos. Lo que hizo Jesús no fue un acto “religioso” propiamente, sino  que se constituye la religión como el modo ritual de perpetuar ese acto y extender sus efectos a lo largo de la historia.

Dice el Catecismo: “El mandamiento de Jesús de repetir sus gestos y sus palabras”… ¿Fue ese realmente el mandamiento de Jesús, o mediante esos gestos y palabras queremos recordar y llegar a vivir en nosotros y en el mundo su entrega, su sacrificio, su darse sin medida, su amor por todos? ¿Todo lo que Jesús hizo fue para que nosotros celebremos perpetuamente la eucaristía, o la celebramos para recordar el mandato de Jesús de amar y anunciar la buena nueva? Los sacramentos apuntan, nos hacen dirigir nuestra mirada toda hacia Dios, pero ellos no son el fin sino el medio.

 Así, desde el comienzo, los primeros cristianos quisieron reunirse para compartir la mesa y la palabra, y así perpetuar esa PRESENCIA viva, sanadora, redentora, santificadora, de Jesús entre nosotros. A lo largo de la historia el modo de perpetuar ese mandato ha ido cambiando, con formas y expresiones que responden a culturas, tradiciones, experiencias…. Todas ellas pretenden perpetuar  el mandato recibido.
 El domingo es el día preceptuado para la celebración, el día del Señor, y sostenidos por la celebración dominical los creyentes vamos peregrinando a lo largo de la historia. Tiene dos momentos fundamentales: liturgia de la palabra y liturgia eucarística; la primera prepara la segunda, y el acto de purificación interior previo nos prepara para ambas.

Momentos: Reunirse (es un acto de comunidad), Cristo es quien preside principalmente este encuentro (sacerdocio común/sacerdocio ministerial). Todos han de participar activamente en la celebración, cada uno a su manera: lectores, ofrendas, ministros de la eucaristía, etc. El AMÉN del pueblo tiene una fuerza especial (Sí creo). Lectura de la Palabra (no se lee, se proclama), las preces, las ofrendas (ofertorio) y la colecta (para socorrer a los necesitados: pobres, viudas, huérfanos). Anáfora: prefacio, epíclesis, relato e la institución, anamnesis, intercesiones… hasta la comunión.

Considerar la eucaristía como: acción de gracias y alabanza al Padre, memorial del sacrificio e Cristo y de su cuerpo, presencia de Cristo por el poder de su Palabra y de su Espíritu (dimensión trinitaria).
                                                                                                              
¿Cuáles son los frutos de la comunión según el Catecismo?
1.     La comunión acrecienta nuestra unión con Cristo (Quien come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él; el que me coma vivirá por mí. La comunión conserva, acrecienta y renueva la gracia recibida en el bautismo.
2.     La comunión nos separa del pecado: al unirnos a Cristo, también nos purifica de los pecados cometidos y nos preserva de pecados futuros. La eucaristía fortalece la caridad en la vida cotidiana y borra los pecados veniales, nos fortalece para romper dependencias desordenadas. Nos preserva de pecados mortales (Importante, porque existe un sentimiento generalizado de que la eucaristía exige una pureza extrema, tenemos un temor absurdo a no ser dignos; también la relación entre eucaristía y confesión sacramental; los que se están confesando en momentos importantes de la misa).
3.     La eucaristía fortalece el cuerpo místico, hace la Iglesia (Cuerpo real/cuerpo místico).
4.     La eucaristía entraña un compromiso firme y serio a favor de los pobres, y nos debe llevar a reconocer a Cristo en ellos.
5.     La eucaristía es signo de unidad, y por ella cada celebración clama por la dolorosa división de los cristianos. ES un constante reclamo a ser uno en Cristo.

La Eucaristía es PRENDA DE LA VIDA FUTURA: anuncio anticipado de la gloria, y por ello la Iglesia clama en ella: Ven Jesús, que tu gracia venga y que este mundo pase…. El Reino, nueva tierra y nuevo cielo en los que habite la justicia… La eucaristía es prenda de ese tiempo nuevo.


ALGUNAS IDEAS DE DOCUMENTOS PAPALES ACERCA DE LA EUCARISTÍA:

“Vivir eucarísticamente” (JP II).
“La Iglesia vive de la Eucaristía” (JP II).

Benedicto XVI: El comienzo de DEUS CARITAS ES viene a ser el fundamento de todo lo que digamos acerca de la eucaristía y de todo lo demás.
En SACRAMENTUM CARITATIS (2007), habla de la Eucaristía como:
a.     Misterio que se ha de creer.
b.     Misterio que se ha de celebrar.
c.      Misterio que se ha de vivir (vida eucarística).
Dice: “La eucaristía es el origen de toda forma de santidad”

FRANCISCO (Benedicto) en LUMEN FIDEI (# 44 y 45): Acto de MEMORIA, lleva de lo visible a lo invisible, aprendemos a ver la profundidad de la realidad, nos introduce en el movimiento de toda la realidad hacia Dios.

LAUDATO SI (sobre el cuidado de la casa común): “En la Eucaristía lo creado encuentra su mayor elevación”… “Es un acto de amor cósmico”. Leer # 235-237. Buenas ideas: El domingo como día de la sanación de las relaciones del ser humano con Dios, consigo mismo, con los demás, con el mundo (esto lo dije yo el otro día, y no había leído esto).

NOTA COMPLEMENTARIA (ideas del Catecismo): Según los diversos nombres que se le dan al sacramento, podemos llegar a una mejor y más honda comprensión de él:
1.     Eucaristía: acción de gracias a Dios. Recordar las obras de Dios: creación, redención, santificación.
2.     Banquete del Señor: dimensión festiva, celebrativa, recuerda la cena de Jesús con los suyos, que sería alegre, a pesar de todo.
3.     Fracción del pan: rito judío en la cena, que fue usado por Jesús, y se convirtió en signo de su presencia resucitada, y así se llamaron las primeras asambleas eucarísticas. Signo del dar, el partir y el compartir.
4.     Asamblea eucarística: encuentro de los discípulos, expresión visible de la Iglesia.
5.     Memorial: de la pasión y resurrección de Cristo. (Me gusta especialmente esta palabra).
6.     Sacrificio: actualiza el único sacrificio de Cristo e incluye la ofrenda de la Iglesia; sacrificio de alabanza, sacrificio espiritual, sacrificio puro y santo, que completa y supera los de la antigua alianza (La palabra sacrificio significa hacer santo, santificar. (Nosotros participamos del sacrificio para ser santificados constantemente).
7.     Santa liturgia, santos misterios, santísimo sacramento: toda la liturgia de la Iglesia encuentra aquí su centro y su expresión más densa.
8.     Comunión: Aquí nos unimos a Cristo y nos unimos entre nosotros en Cristo, para formar un solo cuerpo, que es la Iglesia.
9.     Santa Misa: Porque aquí, donde se realiza el misterio de salvación, se termina con el envío para la misión, para cumplir la obra de Dios en la vida cotidiana.

viernes, 8 de junio de 2018

MI AMADO PARA MÍ

“El universo se desarrolla en Dios, que lo llena todo. Entonces hay mística en una hoja, en un camino, en el rocío, en el rostro del pobre. El ideal no es sólo pasar de lo exterior a lo interior para descubrir la acción de Dios en el alma, sino también llegar a encontrarlo en todas las cosas, como enseñaba san Buenaventura: «La contemplación es tanto más eminente cuanto más siente en sí el hombre el efecto de la divina gracia o también cuanto mejor sabe encontrar a Dios en las criaturas exteriores».

 San Juan de la Cruz enseñaba que todo lo bueno que hay en las cosas y experiencias del mundo «está en Dios eminentemente en infinita manera, o, por mejor decir, cada una de estas grandezas que se dicen es Dios». No es porque las cosas limitadas del mundo sean realmente divinas, sino porque el místico experimenta la íntima conexión que hay entre Dios y todos los seres, y así «siente ser todas las cosas Dios». Si le admira la grandeza de una montaña, no puede separar eso de Dios, y percibe que esa admiración interior que él vive debe depositarse en el Señor: «Las montañas tienen alturas, son abundantes, anchas, y hermosas, o graciosas, floridas y olorosas. Estas montañas es mi Amado para mí. Los valles solitarios son quietos, amenos, frescos, umbrosos, de dulces aguas llenos, y en la variedad de sus arboledas y en el suave canto de aves hacen gran recreación y deleite al sentido, dan refrigerio y descanso en su soledad y silencio. Estos valles es mi Amado para mí».
FRANCISCO, Laudato si, #s 233/234.     

FRANCISCO HABLA DE TERESA

“En la escuela de la santa andariega aprendemos a ser peregrinos. La imagen del camino puede sintetizar muy bien la lección de su vida ...