miércoles, 29 de julio de 2020

UNA TRANSFORMACIÒN EN CRISTO (TERESA DE LISIEUX)

El P. Thomas Keating, monje cisterciense ya fallecido, reconocido internacionalmente por su labor a favor de la vida contemplativa, escribiò un pequeño folleto de menos de cien pàginas sobre Teresa de Lisieux; de este texto tomamos algunos fragmentos para trabajarlos hoy en nuestro Cìrculo de lectura:


La Vida de Santa Teresita del Niño Jesús

 Teresita Martin nació en Alencón, Francia, el jueves, 2 de enero de 1873. Pertenecía a una familia de nueve hermanos, de los cuales solamente sobrevivieron cinco mujeres. Su padre, Luis, era relojero y orfebre, y su madre, Zelie, llevaba un taller de encajes (eran famosos los tejidos de Alencòn). Antes de casarse, los dos habían planeado ingresar a la vida religiosa (se casaron a una edad tardìa, a insistencia de sus familias). 

Teresita perdió a su amada madre en 1877, víctima de cáncer de seno y, según ella misma relata, creció llegando a ser una niña de una voluntad fuerte y un tanto mimada. Cuando tenía nueve años, en 1882, su “segunda mamá”, su hermana mayor Paulina, entró al Carmelo de Lisieux, dejando a Teresita sola de nuevo. Teresita, siempre enfermiza y frágil, fue sanada de una enfermedad grave cuando tenía diez años mediante una visión de la sonrisa de la Santísima Virgen María. En 1886, María, la hermana de Teresita se unió también al Carmelo de Lisieux (su hermana Leona, entraría màs tarde al convento de las Clarisas). Teresita empezó a sentir ella misma el llamado y al año siguiente recibió el permiso de su padre para entrar al Carmelo.


Sin embargo, antes de poder entrar al Carmelo, tenía que superar muchos obstáculos. La superiora del convento Carmelita se negó a aceptar a Teresita en la orden por ser tan joven. Teresita llevó el asunto al obispo local, quien igualmente rechazó el permiso. Finalmente, Teresita, su hermana Celina y su padre, emprendieron una peregrinación a Roma, donde Teresita pudo obtener una audiencia con el Papa León XIII y le rogó que le permitiera ingresar a las carmelitas. El Papa se impresionó con su valentía y espíritu, pero prefiriò no intervenir, refiriendo a Teresita a la superiora del convento de Lisieux. Teresita ingresó finalmente al Carmelo de Lisieux el 9 de abril de 1888, a la edad de quince años. 

 Poco despuès de la entrada de Teresa, su padre sufrió una serie de ataques cerebrales que destruyeron su salud mental y física, y en 1892 Luis Martín regresó de Caen, inválido, y viviendo en la casa de la familia de su difunta esposa. (Moriría el 29 de julio de 1894, cuidado por Celina, su cuarta hija, que acabarà luego entrando tambièn al convento)).

  Teresita hizo la profesión de sus votos perpetuos en septiembre de 1890. En 1893, se le permitió permanecer en el noviciado, donde escribió su primera obra (sobre Juana de Arco) en enero de 1894. En septiembre, su hermana Celina entró al Carmelo de Lisieux y un año más tarde le siguió su prima María Guérin. Durante este período, Teresita (comenzó a escribir los recuerdos de su vida y experiencia en el Carmelo, que màs tarde serìan publicados bajo el tìtulo deHistoria de un Alma

En abril de 1896 sufriò su primera hemoptisis, y cayó seriamente enferma alrededor de la misma época un año más tarde. La transfirieron a la enfermería del monasterio el 8 de julio de 1897. Murió el jueves, 30 de septiembre y fue sepultada en el cementerio de Lisieux. 

Un año después de su muerte, se imprimieron dos mil copias de la Historia de un Alma y el libro cobró popularidad inmediatamente. Teresita fue beatificada por Pío XI en 1923 y canonizada dos años después. En 1980, Juan Pablo II hizo un peregrinaje a Lisieux y más adelante la declaró Doctora de la Iglesia. 

***
Desde mi punto de vista, Santa Teresita es la figura clave en la recuperación de la dimensión contemplativa del Evangelio en nuestros tiempos, un proceso que se necesita desesperadamente en la comunidad cristiana y que solamente está recién empezando a echar raíces. Teresita manifiesta una penetración extraordinaria en el corazón de las enseñanzas de Jesús sobre el Reino de Dios, así como un programa preciso para extenderlo a la vida cotidiana. Ella comprendió y participó profundamente en la experiencia de Jesús de la Realidad Suprema como Abba, una palabra tierna y amorosa para dirigirse al Padre.

El libro de Thomas Keating va poniendo en paralelo seis paràbolas de Jesùs con las ideas y enseñanzas de Santa Teresita. A partir de ahì, nos propone ideas importantes para la vivencia contemplativa del Evangelio. Comparto algunas de ellas: 

1. La Paràbola del fariseo y el publicano en el templo: Jesús dice que el recaudador de impuestos volvió a su casa justificado, lo que quiere decir que todos sus pecados fueron perdonados, pero no así el fariseo. Esto significa que los lugares sagrados no son esenciales para que alguien pueda entrar al Reino de Dios. En las enseñanzas de Jesús, el lugar sagrado es donde estás. Está en la vida diaria ordinaria. La idea de que el lugar sagrado está justamente donde te encuentras es una revolución en el concepto popular de lo sagrado. Hay lugares tales como iglesias y santuarios, donde nos renovamos espiritualmente, donde escuchamos la voz de Dios y donde podemos tener experiencias espirituales. Pero, de acuerdo con ésta parábola, esos no son los lugares usuales donde se lleva a cabo la transformación. Nuestras reacciones en la vida diaria son la medida de la profundidad de nuestra oración y del poder que ella nos da. Para la mayoría de la gente, la vida diaria del mundo seglar es el sitio donde tiene lugar la transformación en Cristo. Al igual que el fariseo, uno puede estar en la vida religiosa y no ser transformado. Es la acción oculta del reino de Dios que trabaja no sólo en circunstancias externas, sino a través de un cambio radical en nuestras actitudes. Esto es lo que es la transformación. No es ir a una peregrinación o entrar en un estado especial de vida. Es cómo vivimos donde estamos y lo que hacemos en esas circunstancias. Lo que Teresita llamaba “el Caminito” es simplemente las circunstancias de la vida cotidiana y lo que hacemos con ellas.

2. La Paràbola de la semilla de mostazaEn la versión de la parábola de Lucas, el grano crece hasta hacerse un árbol. Quizás el razonamiento de Lucas era que el grano de mostaza, si iba a ser el símbolo del Reino de Dios, tenía que crecer hasta llegar a ser algo significativo. De hecho, las semillas de mostaza no crecen como árboles. No crecen para hacerse cedros del Líbano, que pudieran tener hasta trescientos pies de altura y albergar a muchos pájaros. Para los que escuchaban la parábola de Jesús, una semilla de mostaza sólo podía crecer hasta el tamaño de un arbusto pequeño, no más de cuatro pies de altura y sólo unos pocos pájaros pueden anidar en sus ramas. Como símbolo, por lo tanto, el grano de mostaza es lo reverso de lo que los israelitas de esa época tenían en mente cuando ellos imaginaban el Reino de Dios. Ellos creían que, a través de Israel, Dios iba a establecer su soberanía y reinar sobre todas las naciones del mundo. Sin embargo, la parábola claramente señala que el Reino de Dios no tiene nada que ver con el triunfo vengativo sobre nuestros enemigos o con el éxito mundano. Lo que la parábola claramente implica es que, si crees que tu iglesia, tu nación, o tu grupo étnico va a ser liberado por Dios y que disfrutarás de un triunfo magnífico, o si esperas que el mundo se convierta a Jesucristo, estás equivocado. Esto no va a suceder. Lo que al Evangelio le interesa eres tú. No lo que puedas hacer, sino únicamente tú. Santa Teresita escribe: La santidad no consiste en esta o aquella práctica sino en la disposición del corazón, (notemos el cambio de lo externo a lo interno) que permanece siempre humilde y pequeño en los brazos de Dios, pero confiado hasta la audacia en la bondad del Padre. Eso era lo que Santa Teresita quería decir cuando hablaba del camino de la infancia espiritual. Esto es lo que Jesús quiso decir cuando dijo: “Yo os aseguro: si no cambiáis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los Cielos”.

(Continuarà...)

martes, 21 de julio de 2020

HUMANIDAD, EXPERIENCIA DE DIOS

El ser humano es experiencia de Dios. No sólo tiene capacidad de vivenciar, sino que, en el seno de esa misma experiencia, el ser humano es. Pero sólo existe esa experiencia de Dios cuando la persona, en toda su unidad, se hace consciente de estar fundamentada radicalmente en la realidad divina. Si Dios es experiencia de humanidad, el ser humano se va haciendo persona desde esta experiencia de lo absoluto. Se va generando, por tanto, un vínculo profundo donde los límites humanidad/divinidad se van tejiendo cada vez más imperceptibles, aunque existentes. Así es como podemos afirmar la radical dependencia de la humanidad con respecto a su origen divino. Esta esencial dependencia genera, en la misma humanidad, una necesidad del fundamento de su existencia. Teresa de Lisieux no escatima consciencia y audacia para experimentarse una manera finita de ser Dios. Toda la trayectoria interior de la existencia de Teresa refleja la acogida a esta realidad divina infinita que se hace finita en su humanidad personal. Se trata de una intuición profunda que se impone en sí misma como categórica. En la Ofrenda al Amor misericordioso de Dios expresa su radical deseo, que su ser quede impregnado de la divinidad en su versión de ternura entregada. Un deseo de que su realidad finita quede radicalmente absorbida en la realidad infinita: 

A fin de vivir en un acto de perfecto amor, yo me ofrezco como víctima de holocausto a tu Amor misericordioso y te suplica que me consumas sin cesar, haciendo que se desborden sobre mi alma las olas de tu ternura infinita que se encierran en ti, y que de esta manera llegue a ser mártir de tu amor, Dios mío”.

Rosario Ramos
Teresa de Lisieux: Hacia una interioridad creativa, liberada e integradora
Revista de Espiritualidad

domingo, 19 de julio de 2020

EL CASTILLO DE LA LIBERTAD

La invitación de santa Teresa a entrar dentro de uno mismo para encontrarse con Dios es una exhortación a descubrir un amplio espacio de libertad.

-Claudia Morales Cueto

A pesar de haber comenzado a escribir el libro de Las Moradas en una situación de mucho trabajo y cansancio físico, parece que en cuanto toma la pluma santa Teresa se entusiasma con el deseo de compartir con sus hermanas las riquezas de la experiencia de entrar al hermoso castillo del alma.

Conforme avanza en el recorrido de las distintas estancias o moradas, comparte con más frecuencia lo difícil que le resulta poder comunicar estas experiencias interiores, que por su naturaleza son inefables. En la conclusión afirma que este libro ha sido escrito: “para consuelo y deleite” (1). Como mujer de vida orante, comparte su experiencia para inspirar y acompañar a la experiencia gozosa del Amor.

Para vivir y pasear en este castillo no se requiere ningún tipo de licencia o permiso, afirmación osada y peligrosa para su tiempo, ya que las mujeres estaban sometidas a la autoridad patriarcal, debido a las tradiciones culturales de la época. Este lugar que describe santa Teresa es tu morada, donde se vive con entera libertad (Conclusión 1). A este castillo puedes entrar a tratar con Dios como amigo, siempre que quieras.

Hemos pasado ya varios meses en el confinamiento por la pandemia... y a pesar de no poder salir a los parques, a la calle, al trabajo, siempre podemos tener la experiencia de salir dentro de nosotros mismos para explorar nuestro propio castillo interior. Deseo que lo sigas recorriendo en toda su amplitud, con libertad.

Aunque no se trata de más de siete moradas, en cada una de éstas hay muchas: en lo bajo y alto y a los lados, con lindos jardines y fuentes y laberintos y cosas tan deleitosas, que desearéis deshaceros en alabanzas del gran Dios, que lo crió a su imagen y semejanza” (Conclusión 3).

(Tomado del Blog, Teresa, de la rueca a la pluma)

miércoles, 15 de julio de 2020

DESAFÍOS DE LA VIDA RELIGIOSA

"Cada persona humana tiene una vida espiritual, y creo que muchos jóvenes, y personas mayores, tienen dentro una conversación que se podría llamar espiritual. Nosotros religiosos y religiosas, tenemos que ser esas personas con las cuales aquellas personas tengan la posibilidad de conversar. Debemos construir también un ambiente en el cual una persona que empieza a reconocer una llamada interior pueda ser ayudado a fortalecer su sentimiento y intuición. En cuanto a la vida consagrada misma, es cierto, en el momento en que la vida, o la forma de vivir, no habla más de Jesús, o del Evangelio, o de una apertura al Espíritu Santo, o de la madurez cristiana o de un verdadero espíritu misionero, entonces tenemos que cambiar, y saber cambiar, todo lo que podría ser un falso testimonio, todo lo que es una creación puramente humana y ciertos estilos obviamente alienantes".

Padre Míċéal O’Neill
Prior General O. Carm.

CON MARÍA, LA MADRE DE JESÚS (5)

Durante estos días estamos compartiendo algunos textos de carácter mariano, a propósito de las celebraciones de la Virgen,para enriquecer así nuestro amor a nuestra madre y hermana en el Carmelo:


EL ESCAPULARIO DEL CARMEN (2)

El Escapulario es esencialmente un "hábito". Los que lo reciben están agregados o asociados en varios grados respecto al Carmelo que está dedicado al servicio de nuestra Señora para el bien de toda la Iglesia. Podemos profundizar nuestra apreciación de este don mediante la reflexión acerca del significado de las prendas y ropa en la Biblia. Necesitamos ropa para protegernos contra los elementos (véase Eclo. 29:28); es una bendición de Dios (véase Deut. 10:18; Mat. 6:28-30); simboliza todas las promesas divinas de restauración (véase Bar. 5:1-4). Por último, hemos de estar revestidos de inmortalidad (véase 2 Cor 5:3-4). Pero, entre tanto, hemos de estar revestidos de lo nuevo (véase Col. 3:10); de hecho, hemos de estar vestidos de Cristo (véase Rom. 13:14). Por nuestra Regla recordamos que hemos de estar revestidos de la armadura de Dios. Esta armadura es casi totalmente defensiva, la única arma ofensiva es la espada de la Palabra de Dios (véase Ef. 6:17). Así pues, el Escapulario visto como prenda nos recuerda nuestra vestimenta bautismal en Cristo, nuestra dignidad como miembros del Carmelo de María y nuestra invulnerabilidad cuando llevamos la armadura de Dios.

 
A fin de apreciar el Escapulario, es menester volver la mirada hacia nuestra tradición y mirar alrededor de nosotros y considerar las sensibilidades contemporáneas y componentes culturales. La prenda de María es un tema rico en la espiritualidad de las Iglesias tanto oriental como occidental. En Oriente, el velo o manto de María es un signo de su protección; en Occidente, el hábito de María es un signo de pertenencia a ella. Ambos aspectos se combinan en la reflexión de Sta. Teresa Benedicta de la Cruz: Edith Stein. Ella habla del santo hábito de la Madre de Dios, el escapulario marrón y dice que el 16 de julio damos gracias a nuestra querida Señora por habernos vestido con la prenda de salvación, un signo visible de su protección maternal. S. Teresa de Jesús se refiere varias veces al "hábito de María." Se deleita relatando la trampa que la Virgen le tendió al P. Gracián para darle su hábito, y observa "Es su costumbre favorecer a los que de ella se quieren amparar."

De su profundo conocimiento de que el hábito del Carmelo es el de María, Sta. Teresa de Jesús deduce las implicaciones concretas para la vida de sus miembros, e.g. Todas las que traemos este hábito sagrado del Carmen somos llamadas a la oración y contemplación, y a la humildad. Resultaría fácil multiplicar tales referencias de los santos y escritores espirituales del Carmelo en cuanto al hábito carmelitano.

Nuestra tradición demuestra la más firme convicción de que el hábito y el Escapulario no tienen efecto salvífico a no ser que veamos su significado como el hábito de María que nos afilia a la Familia carmelitana, y vivamos en conformidad con su ejemplo. Las verdades centrales que han de ponderarse incluyen la protección de María, su intercesión a la hora de nuestra muerte y después de ésta. De nuestra parte se requiere una relación filial, o una que exprese que somos sus hermanos y hermanas y que estemos entregados a su servicio para la la gloria de su Hijo. El Escapulario es un signo que nos lleva hacia tales relaciones.

 En el contexto moderno, María nos muestra cómo escuchar la Palabra de Dios en las Escrituras y en la vida misma, cómo estar abiertos a Dios y cercanos a las necesidades de nuestros hermanos y hermanas en un mundo donde la pobreza en sus muchas formas les arrebata su dignidad. María también nos muestra el sendero de la mujer hacia Dios y nos acompaña como mujer que es el icono de la ternura de Dios, una mujer que tuvo que afrontar muchas pruebas, a fin de cumplir la vocación que Dios le dio. Es el signo de libertad y de liberación para cuantos en su opresión claman a Dios. De nuestra parte, el Escapulario es una expresión de nuestra confianza en el cuidado de María. Muestra nuestra voluntad de ser testigos de nuestra adopción bautismal y de ser sus hijos e hijas, hermanos y hermanas, así como nuestro deseo de estar revestidos de sus virtudes, de su espíritu contemplativo y de su pureza de corazón. Así, revestidos por ella, nosotros, como ella, reflexionamos la Palabra y demostramos que somos discípulos de su Hijo en nuestra dedicación a las obras del Reino de Dios: verdad y vida, santidad y gracia, justicia, amor y paz. 

***
Por lo que hemos considerado, es obvio que el Escapulario es uno de los tesoros de la Familia Carmelitana. Cuando hablamos del Escapulario debemos poner de relieve la pertenencia a la gran Familia del Carmelo. No sería apropiado enrolar gente con el Escapulario sin una explicación detallada de lo que están recibiendo. Habida cuenta de que el Escapulario es un símbolo, su significado ha de señalarse cuidadosamente. En particular se debe destacar que quien lo lleva debe tener una relación con María, además de esperar favores de ella. Si estamos revestidos del hábito de María, hemos de esforzarnos también para estar revestidos de sus virtudes. El Escapulario es uno de nuestros medios para dirigir a las personas hacia María y, por lo tanto, a su Hijo.


Fragmentos del documento
CON MARÍA LA MADRE DE JESÚS
La Virgen en la vida del Carmelo
Carta Circular de los Superiores Generales P. JOSEPH CHALMERS, O.Carm. y P. CAMILO MACCISE, O.C.D. 
con ocasión de los
750 años del Escapulario
16 de mayo de 2001

lunes, 13 de julio de 2020

CON MARÍA, LA MADRE DE JESÚS (4)



Durante estos días estamos compartiendo algunos textos de carácter mariano, a propósito de las celebraciones de la Virgen,para enriquecer así nuestro amor a nuestra madre y hermana en el Carmelo:


EL ESCAPULARIO DEL CARMEN

Toda revitalización del Escapulario carmelitano exige que lo consideremos en el contexto más extenso de la relación del Carmelo con María. Según nuestros santos, es importante una intimidad personal con la Madre de Dios y un compromiso de tomarla como modelo del discipulado cristiano. Los temas principales de Madre, Patrona, Hermana y Ejemplar nos pueden llevar a un conocimiento más profundo de María y a una relación más entrañable con ella. Sólo desde esta perspectiva se puede considerar el Escapulario como un signo que favorece el crecimiento espiritual en la vida cristiana.

Orígenes del Escapulario

Debe continuar en nuestras Órdenes la erudición histórica de cada aspecto del Escapulario. Sin embargo, independientemente de cualesquiera conclusiones futuras que se hagan, podemos y, de hecho, debemos tener confianza en el valor de este antiguo símbolo, que se basa en una tradición venerable. Lo que los Carmelitas han de hacer es dar con una manera de presentar el Escapulario tanto para quienes están convencidos de la historicidad de la visión como para quienes no consideran que haya una prueba histórica irrefutable. La verdad central de la historia de la visión es la experiencia vivida del Carmelo: María, su Patrona, la ha protegido y garantizado su perseverancia; la oración de María es poderosa...

Un sacramental de la Iglesia y un signo sagrado

El acto principal de la Iglesia institucional con respecto al Escapulario es su aprobación a lo largo de los siglos, incluido el más reciente Rito de la Bendición e imposición del Escapulario de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo. Con el significado espiritual de las gracias anexas al Escapulario existen también las obligaciones asumidas a través de este signo de devoción a la santa Virgen. "La devoción a nuestra Señora no puede limitarse a oraciones y obsequios en su honor en algunas circunstancias, sino que debe constituir un 'hábito', es decir, una orientación permanente de la propia conducta cristiana, entretejida de oración y vida interior, mediante la frecuente práctica de los Sacramentos y el concreto ejercicio de las obras de misericordia espirituales y corporales".

Se describen los sacramentales como signos sacros; por lo tanto, pertenecen al mundo del símbolo y del significado. En nuestra sociedad contemporánea se suele decir que hay una crisis del simbolismo religioso; al mismo tiempo, nuestras sociedades pueden ser movidas por un simbolismo secular. Las banderas nacionales, por ejemplo, tienen un profundo sentido para muchas personas. Los símbolos son cosas materiales o imágenes que nos indican un significado que los trasciende. Muy a menudo, su significado o lo que nos sugiere residen en su poder de interpelarnos a varios niveles: no sólo comunican alguna información, sino que nos tocan a nivel de los sentimientos. En los símbolos podemos hallar tanto el crecimiento como el declive. Los símbolos religiosos pueden degenerar en lo mágico, si ya no se transmite su significado espiritual o teológico; así pues, se reducen a algo como un amuleto que puede traer buena suerte.

 Los símbolos vivos necesitan una continua revitalización. Para nosotros hay cuatro etapas en la vida de un símbolo. Hay una experiencia causal, que da lugar al símbolo. Para nosotros esto implicaba el sentido de la protección de María para los Carmelitas y el poder de su intercesión para nuestra salvación. En segundo lugar, hay una fase de dogma o reflexión sobre el símbolo. El Carmelo consideró mayormente el Escapulario en términos de su entendimiento de María como Patrona, la que cuidaba de sus Hermanos, que, a su vez, la servían. En este período de reflexión, se consideró que la premura de María iba más allá de la muerte y que tenía que verse especialmente en su solicitud por nuestra salvación y por nuestra rápida liberación del Purgatorio. Una tercera etapa en la vida de los símbolos se encuentra cuando se pierde el contacto con la experiencia original. En este tiempo, o se ignora el símbolo, o se ve con escepticismo, mientras otras personas se aferran ciegamente al símbolo con una suerte de fideísmo, que no tiene en cuenta su origen o significado. Esta última etapa puede ser muy cercana a la magia. Así pues, en tiempo de escepticismo es menester una reconstrucción reflexiva del símbolo. Esta cuarta etapa es una tarea para toda generación. Necesitamos ver el Escapulario dentro de toda la espiritualidad carmelitana, y especialmente en relación con los principales temas marianos.

En particular, tal reflexión y reconstrucción del símbolo del Escapulario supone que reflexionemos y hagamos nuestro el hecho de que María es nuestra Patrona, que cuida de nosotros como Madre y Hermana. Nuestra Madre nutre la vida divina en nosotros y nos enseña el camino hacia Dios. Nuestra Hermana camina con nosotros en el viaje de transformación, invitándonos a hacer nuestra su propia respuesta: Hágase en mí según tu palabra (Lucas 1:38). Sin embargo, el Patronazgo es una relación en dos sentidos. Recibimos el cuidado de María; en respuesta estamos llamados a imitarla y a venerarla mediante nuestra fidelidad a su Hijo.

Fragmentos del documento
CON MARÍA LA MADRE DE JESÚS
La Virgen en la vida del Carmelo
Carta Circular de los Superiores Generales P. JOSEPH CHALMERS, O.Carm. y P. CAMILO MACCISE, O.C.D. 
con ocasión de los
750 años del Escapulario
16 de mayo de 2001

viernes, 10 de julio de 2020

CON MARÍA, LA MADRE DE JESÚS (3)

Durante estos días compartiremos algunos textos de carácter mariano, a propósito de las celebraciones de la Virgen , para enriquecer así nuestro amor a nuestra madre y hermana en el Carmelo:

María, modelo y Virgen Purísima

La noción de María como modelo en su condición de discípulo es muy antigua en la Iglesia. Se encuentra en todas las épocas de la historia del Carmelo. Nuestros autores antiguos y modernos procuran demostrar que María es modelo precisamente para nuestra vida de carmelitas. Así pues, John Baconthorpe (+ ca. 1348) escribió un comentario sobre la Regla carmelitana, de la que sacó la similitud entre la vida de María y la del carmelita. En una época, esta conciencia del lazo entre María y el Carmelo se desarrolló en representaciones artísticas, por lo que se representa a María vestida con un hábito carmelita.

María es el ejemplo para el Carmelita, especialmente como Virgen Purísima: Virgo Purissima. Disponemos de abundante reflexión sobre este título. La capa blanca es un signo de nuestra imitación de María. La bien conocida dedicación de los Carmelitas a la Inmaculada Concepción y la defensa de esta verdad integran también el amor del Carmelo hacia la Virgen. Pero su pureza no se limita estrechamente a la castidad o al celibato. María es la pura, de un corazón indiviso, total apertura a Dios (el modelo supremo de vacare Deo). De hecho, la doble meta del Carmelo, como se expresa en el antiguo documento, Instituciones de los Primeros Monjes, puede hallar en María su más completa realización.

Hay innumerables textos carmelitanos en los que se muestra a María como el espejo perfecto de su ideal contemplativo y como modelo de docilidad al Espíritu Santo.  Para el B. Tito Brandsma: María es el dechado de todas las virtudes y, por lo tanto, dos veces nuestra Madre. Su vida es un espejo en el que podemos ver cómo debemos estar unidos con Dios.

Desde los tiempos del Vaticano II se nos ha incentivado para buscar una devoción a María que esté sólidamente basada en la Sagrada Escritura.Si, en el pasado, escritores y predicadores carmelitas tendían a centrarse en lo milagroso y lo extraordinario, nosotros también tenemos en nuestra tradición viva una sobriedad mediante la cual podemos dar a nuestros contemporáneos una imagen vital y, sobre todo, bíblica de María

A Sta. Teresa de Lisieux no le atraían en modo alguno pensamientos de María que no se basaran en la verdad. Afirma que si hubiese podido predicar un sermón sobre María, Ante todo, hubiera hecho ver qué poco se conoce su vida. Poco antes de ello, había entregado sus profundos pensamientos sobre María en su poema "Por qué te amo, María", en el que considera con amor su vida como nos la describen las Escrituras.

Todos estos temas carmelitanos centrales que hemos estado considerando son muy importantes para un correcto entendimiento del Escapulario carmelitano.

Fragmentos del documento
CON MARÍA LA MADRE DE JESÚS
La Virgen en la vida del Carmelo
Carta Circular de los Superiores Generales P. JOSEPH CHALMERS, O.Carm. y P. CAMILO MACCISE, O.C.D. 
con ocasión de los
750 años del Escapulario
16 de mayo de 2001

jueves, 9 de julio de 2020

UN AUTÉNTICO CAMINO DE SANTIDAD

En el texto que comparto hoy,  Teresa de Lisieux describe lo que ha sido su principal intuición espiritual, el descubrimiento de lo que ella llama el «caminito». Ella es consciente de haber percibido de manera bastante profunda la verdad del Evangelio, y deseaba comunicarla. Es el itinerario espiritual tomado por Teresa, un auténtico camino de santidad, un camino con cabida para todos, hecho de tal manera que nadie puede desanimarse, ni los más humildes, los más pobres o los más pecadores. 

 El texto que comparto resume la dinámica esencial de la experiencia espiritual de Teresita. Se encuentra en el manuscrito C de HISTORIA DE UN ALMA, escrito en 1897, el año de la muerte de Teresa. Teresa escribe a quien era su superiora en ese momento, la madre María de Gonzaga:



«Usted, Madre, sabe bien que yo siempre he deseado ser santa. Pero, ¡ay!, cuando me comparo con los santos, siempre constato que entre ellos y yo existe la misma diferencia que entre una montaña cuya cumbre se pierde en el cielo y el oscuro grano que los caminantes pisan al andar. Pero en vez de desanimarme, me he dicho a mí misma: Dios no puede inspirar deseos irrealizables; por lo tanto, a pesar de mi pequeñez, puedo aspirar a la santidad. Agrandarme es imposible; tendré que soportarme tal cual soy, con todas mis imperfecciones. Pero quiero buscar la forma de ir al cielo por un caminito muy recto y muy corto, por un caminito totalmente nuevo. Estamos en un siglo de inventos. Ahora no hay que tomarse ya el trabajo de subir los peldaños de una escalera: en las casas de los ricos, un ascensor la suple ventajosamente. Yo quisiera también encontrar un ascensor para elevarme hasta Jesús, pues soy demasiado pequeña para subir la dura escalera de la perfección. Entonces busqué en los Libros Sagrados algún indicio del ascensor, objeto de mi deseo, y leí estas palabras salidas de la boca de la Sabiduría eterna: El que sea pequeñito, que venga a mí. Y entonces fui, adivinando que había encontrado lo que buscaba. Y queriendo saber, Dios mío, lo que harías con el que pequeñito que responda a tu llamada, continué mi búsqueda, y he aquí lo que encontré: Como una madre acaricia a su hijo, así os consolaré yo; os llevaré en mis brazos y sobre mis rodillas os meceré. Nunca palabras más tiernas ni más melodiosas alegraron mi alma ¡El ascensor que ha de elevarme hasta el cielo son tus brazos, Jesús! Y para eso no necesito crecer; al contrario, tengo que seguir siendo pequeña, tengo que empequeñecerme más y más. Tú, Dios mío, has rebasado mi esperanza, y yo quiero cantar tus misericordias»
(Ms C, 2v° 3r°).

Teresa de Lisieux


miércoles, 8 de julio de 2020

CON MARÍA, LA MADRE DE JESÚS (2)

Durante estos días compartiremos algunos textos de carácter mariano, a propósito de las celebraciones de la Virgen , para enriquecer así nuestro amor a nuestra madre y hermana en el Carmelo:

LA VIRGEN COMO PATRONA DEL CARMELO

"El título de Patrona del Carmelo tiene una larga historia en la Orden. La dedicación a María de la primera capilla en el Monte Carmelo, en el medio de las celdas, es ciertamente una indicación de su patronazgo, que en la época feudal señalaba relaciones y servicios recíprocos. Desde su llegada a Europa, que comenzó aproximadamente en 1230 y durante los siguientes 150 años, el Carmelo tuvo un existencia un tanto precaria. En ese período, los frailes aprendieron a confiar en el auxilio y protección de María. Se encomendó a Ella la supervivencia misma de la Orden, y los hermanos tenían confianza en su protección y cuidado. En los últimos decenios del siglo XIII, hallamos la idea de que la Orden carmelita fue especialmente fundada para la honra y gloria de María.

Aunque el lenguaje del patronazgo no halle ecos inmediatos en algunas de las culturas donde está ahora implantado el Carmelo, la realidad forma parte de nuestra rica vida mariana. El patronazgo implica una relación recíproca. Sabemos de la premura de María para con la Iglesia, con el Carmelo y con nosotros. Tales verdades son para nosotros fuente de confianza y de esperanza. Pero el patronazgo nos recuerda nuestra respuesta: estamos para venerar, servir y amar a nuestra Madre y Patrona. Las Constituciones primitivas de las cuales existen copias. y los ordinales son muy específicos en mostrar maneras para venerar a María mediante gestos, oraciones y celebraciones.  Desde el siglo XIII tenemos la recitación frecuente de las antífonas Salve Regina y Ave Maris Stella.  Pronto, la Estación del sábado ocuparía un lugar preeminente entre las devociones marianas de la Orden. En la época medieval, también existía la práctica de celebrar muchas misas votivas en su honor. Todo ello son indicaciones de las maneras en que los Carmelitas veneraban a su Patrona.

Será un reto para las comunidades locales dar con expresiones apropiadas de su relación con María para ellos y los demás en la Iglesia. De esta manera, se destacará en nuestra época la realidad del patronazgo, si no la palabra misma.


LA VIRGEN, HERMANA NUESTRA

Cuando los hermanos ermitaños llegaron a Europa del Monte Carmelo, fueron llamados por el pueblo y los papas se refirieron a ellos como los Hermanos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo. Aunque ello, en el comienzo, habría significado su origen, y otras órdenes de esa época también se consideraban hermanos de María, los Carmelitas de entonces trataron de sacar del título la conclusión de que si ellos son hermanos de María, ella es con seguridad su Hermana. Arnoldo Bostio (+ 1499), que sintetizó nuestra tradición temprana escribió: El humilde hermano del Carmelo puede exultar y cantar con gozo: Ved! La Reina de los cielos [es] mi hermana; Puedo actuar con confianza y sin miedo

Aunque el título de Hermana nunca se usó tan ampliamente como los títulos de Madre y Patrona, es importante observar que el Papa Pablo VI lo empleó cuando habló de todos nosotros como hijos de Adán que teníamos a María como Hermana. A primera vista, el título parecería tener tres grandes ventajas para la reflexión carmelitana contemporánea. Asume la idea, que también existe en Patrona, del tierno cuidado de María y de las fáciles e íntimas relaciones entabladas entre los Carmelitas y la Madre de Dios. Presenta a María como nuestra hermana mayor, que nos precede en el viaje hacia la madurez en la fe. Además, en algunas culturas, la idea de María como Madre espiritual es difícil para algunos pueblos; el título de María como Hermana puede ser más atractivo para ellos. La condición de hermana de María es una idea que se puede compartir con una gran parte dela Iglesia.


Fragmentos del documento
CON MARÍA LA MADRE DE JESÚS
La Virgen en la vida del Carmelo
Carta Circular de los Superiores Generales P. JOSEPH CHALMERS, O.Carm. y P. CAMILO MACCISE, O.C.D. 
con ocasión de los
750 años del Escapulario
16 de mayo de 2001

martes, 7 de julio de 2020

ESTRATEGIAS DEL DISCURSO TERESIANO

"El discurso teresiano es, esencialmente, de carácter argumentativo. Para la Santa, escribir fue, ante todo, presentar, públicamente, un alegato en defensa propia. El cúmulo de circunstancias personales y sociales (sobradamente conocidas) que condicionaron su labor creadora, no se convirtió nunca en una rémora a la hora de coger la pluma. Más bien le sirvieron de coartada y pretexto para construir un discurso que va progresando a merced de todo tipo de estrategias retóricas, tanto conscientes como automáticas. Y aunque nunca sabremos dónde están los límites entre unas y otras (¿acaso lo sabía la misma autora?), lo cierto es que unas y otras han determinado por dar forma a un discurso místico fundamentalmente inconformista y subversivo, en todo caso siempre apasionado. Y, por supuesto, de una llaneza y autenticidad inolvidablemente teresianas".

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"La verdadera y confesada obsesión teresiana fue engolosinar al lector, y para lograr ese objetivo multiplicó por sus escritos las más dispares estrategias  discursivas... Con un cuidadoso descuido, y a medio camino entre lo automático y lo inconsciente, se amontonan todo tipo de astucias, fingimientos y engaños artificiosos de naturaleza retórica. Todo vale con tal de ganarse al lector. Porque en Santa Teresa, todo son estratagemas". 

Juan Antonio Marcos
Todos son estratagemas (Sobre Santas Teresa y el discurso místico)
Rev. de Espiritualidad # 243 Abril-junio 202
(Está en acceso abierto, en la Web de la revista, si desean seguir leyendo el artículo)

lunes, 6 de julio de 2020

CON MARÍA, LA MADRE DE JESÚS (1)

Dentro de la preparación de la fiesta más importante del año en nuestra familia del Carmelo Descalzo,la de María del Monte Carmelo, madre y hermana nuestra, durante los próximos días compartiré acá algunos textos de carácter mariano, para enriquecer así nuestro amor a quien inspira nuestra vida "en obsequio de Jesucristo":

"La Virgen María, nuestra Madre, Patrona y Hermana, es, sin lugar a duda, uno de los mayores dones que hemos recibido de Dios y que compartimos con la Iglesia. Ella es parte esencial de nuestra herencia. Hay una preocupación generalizada en todas las ramas de nuestra familia carmelitana de renovar la teología y la espiritualidad, la devoción y el amor hacia María. Durante muchos siglos, nuestra devoción y el amor para con ella se ha centrado en el Escapulario marrón del Carmelo. Nuestros frailes y hermanas mayores recordarán la celebración, en 1951, del 700 aniversario del Escapulario, caracterizado por una cálida recomendación del Papa Pío XII en la carta que remitió a los Superiores Generales de las Ordenes, Neminem profecto latet. Es justo que años más tarde, reflexionemos acerca de los dones de María al Carmelo y examinemos lo que hoy significan para nosotros y para la Iglesia".

"Las distintas generaciones del Carmelo, desde los orígenes hasta hoy, han tratado de plasmar la propia vida sobre el ejemplo de María". Cada generación tiene la responsabilidad no sólo de vivir la herencia del Carmelo, sino también de enriquecerla y comunicarla. Una herencia es algo vivo que ha de exponerse al mundo real y presentarse en la verdadera experiencia de la Iglesia. La vida carmelitana debe estar en constante diálogo con el presente y con el pasado. De hecho, se deben preservar las riquezas de nuestra tradición, pero de tal manera que sean relevantes y significativas para el presente. Invitamos a todos los carmelitas a aprovechar la oportunidad de volver a visitar nuestro pasado, pero mediante preguntas que dimanen de nuestra lectura de los signos de los tiempos y de los lugares".

"El Carmelo ve a María como Madre, Patrona, Hermana y Modelo, esto último se asocia particularmente con la consideración de María como Virgen Purísima. Estos no son meros títulos o temas devocionales. De alguna manera, reflejan la experiencia de las Ordenes Carmelitanas a lo largo de muchos siglos. Invitamos a todos los carmelitas a volver a considerar el testimonio de quienes nos han precedido y a examinar cómo podemos compartir estas riquezas entre nosotros y con la comunidad carmelitana en general".

MARÍA COMO MADRE

"Cuando los primeros carmelitas llegaron por primera vez a Europa, la idea de María como madre espiritual había sido generalmente aceptada según los sermones del cisterciense Guerric d'Igny (+ 1157). Los carmelitas tomaron inmediatamente este tema invocándola como su Madre y la Virgen, como en Flos Carmeli: Madre tiernísima, que no conoció varón. Ya en la palabra "Madre" hay una idea esencial en nuestra herencia, es decir, la relación con María en este caso como sus hijos e hijas. El título de Madre fue muy favorecido en la Orden, con el título Madre y hermosura del Carmelo, haciendo eco a Isaías 35:2, empleándose en la liturgia del período medieval tardío.

"Todos los santos carmelitas han tomado este tema de María como madre. Sta. Teresa de Lisieux declaró memorablemente: "Ella es más Madre que Reina." Durante muchos siglos, la liturgia carmelitana ha demostrado especial afecto por la escena evangélica al pie de la cruz (Jn 19:25-27), donde María, se convierte en la Madre asociada a su ofrecimiento, donándose a todos los hombres en la entrega que el mismo Jesús hace de Ella a su discípulo predilecto. 

 
Viendo a María como Madre, nos sentimos animados a reflexionar acerca de nuestra relación con ella: nos cuida como Madre, la amamos y respetamos como hijos e hijas. Además, si vemos a María como Madre, estamos encaminados hacia su Divino Hijo y vivimos en obsequio de Él. Desde los primeros tiempos, los Padres de la Iglesia han comprobado que una Mariología correcta sirve para garantizar una Cristología correcta.

Nuestra visión de María como Madre y Hermosura del Carmelo puede ser un don importante a toda la Iglesia. Hace más de un cuarto de siglo, el Papa Pablo VI invitó a los teólogos a ver el camino de belleza como un auténtico enfoque de María. En un mundo donde hay tanta aflicción y fealdad estamos invitados a mirar hacia arriba y reposar en la contemplación de la belleza de María, pues ella es el "signo de Dios en favor de la Iglesia en sus comienzos, y la promesa de su perfección como esposa de Cristo, radiante de belleza. Alentamos a nuestros teólogos a que reflexionen más sobre este ámbito un tanto descuidado de la Mariología carmelitana".

Fragmentos del documento
CON MARÍA LA MADRE DE JESÚS
La Virgen en la vida del Carmelo
Carta Circular de los Superiores Generales
P. JOSEPH CHALMERS, O.Carm. y P. CAMILO MACCISE, O.C.D. 
con ocasión de los
750 años del Escapulario
16 de mayo de 2001

FRANCISCO HABLA DE TERESA

“En la escuela de la santa andariega aprendemos a ser peregrinos. La imagen del camino puede sintetizar muy bien la lección de su vida ...