Dentro de la preparación de la fiesta más importante del año en nuestra familia del Carmelo Descalzo,la de María del Monte Carmelo, madre y hermana nuestra, durante los próximos días compartiré acá algunos textos de carácter mariano, para enriquecer así nuestro amor a quien inspira nuestra vida "en obsequio de Jesucristo":
"La Virgen María, nuestra Madre, Patrona y Hermana, es, sin lugar a duda, uno de los mayores dones que hemos recibido de Dios y que compartimos con la Iglesia. Ella es parte esencial de nuestra herencia. Hay una preocupación generalizada en todas las ramas de nuestra familia carmelitana de renovar la teología y la espiritualidad, la devoción y el amor hacia María. Durante muchos siglos, nuestra devoción y el amor para con ella se ha centrado en el Escapulario marrón del Carmelo. Nuestros frailes y hermanas mayores recordarán la celebración, en 1951, del 700 aniversario del Escapulario, caracterizado por una cálida recomendación del Papa Pío XII en la carta que remitió a los Superiores Generales de las Ordenes, Neminem profecto latet. Es justo que años más tarde, reflexionemos acerca de los dones de María al Carmelo y examinemos lo que hoy significan para nosotros y para la Iglesia".
"Las distintas generaciones del Carmelo, desde los orígenes hasta hoy, han tratado de plasmar la propia vida sobre el ejemplo de María". Cada generación tiene la responsabilidad no sólo de vivir la herencia del Carmelo, sino también de enriquecerla y comunicarla. Una herencia es algo vivo que ha de exponerse al mundo real y presentarse en la verdadera experiencia de la Iglesia. La vida carmelitana debe estar en constante diálogo con el presente y con el pasado. De hecho, se deben preservar las riquezas de nuestra tradición, pero de tal manera que sean relevantes y significativas para el presente. Invitamos a todos los carmelitas a aprovechar la oportunidad de volver a visitar nuestro pasado, pero mediante preguntas que dimanen de nuestra lectura de los signos de los tiempos y de los lugares".
"El Carmelo ve a María como Madre, Patrona, Hermana y Modelo, esto último se asocia particularmente con la consideración de María como Virgen Purísima. Estos no son meros títulos o temas devocionales. De alguna manera, reflejan la experiencia de las Ordenes Carmelitanas a lo largo de muchos siglos. Invitamos a todos los carmelitas a volver a considerar el testimonio de quienes nos han precedido y a examinar cómo podemos compartir estas riquezas entre nosotros y con la comunidad carmelitana en general".
MARÍA COMO MADRE
"Cuando los primeros carmelitas llegaron por primera vez a Europa, la idea de María como madre espiritual había sido generalmente aceptada según los sermones del cisterciense Guerric d'Igny (+ 1157). Los carmelitas tomaron inmediatamente este tema invocándola como su Madre y la Virgen, como en Flos Carmeli: Madre tiernísima, que no conoció varón. Ya en la palabra "Madre" hay una idea esencial en nuestra herencia, es decir, la relación con María en este caso como sus hijos e hijas. El título de Madre fue muy favorecido en la Orden, con el título Madre y hermosura del Carmelo, haciendo eco a Isaías 35:2, empleándose en la liturgia del período medieval tardío.
"Todos los santos carmelitas han tomado este tema de María como madre. Sta. Teresa de Lisieux declaró memorablemente: "Ella es más Madre que Reina." Durante muchos siglos, la liturgia carmelitana ha demostrado especial afecto por la escena evangélica al pie de la cruz (Jn 19:25-27), donde María, se convierte en la Madre asociada a su ofrecimiento, donándose a todos los hombres en la entrega que el mismo Jesús hace de Ella a su discípulo predilecto.
Viendo a María como Madre, nos sentimos animados a reflexionar acerca de nuestra relación con ella: nos cuida como Madre, la amamos y respetamos como hijos e hijas. Además, si vemos a María como Madre, estamos encaminados hacia su Divino Hijo y vivimos en obsequio de Él. Desde los primeros tiempos, los Padres de la Iglesia han comprobado que una Mariología correcta sirve para garantizar una Cristología correcta.
Nuestra visión de María como Madre y Hermosura del Carmelo puede ser un don importante a toda la Iglesia. Hace más de un cuarto de siglo, el Papa Pablo VI invitó a los teólogos a ver el camino de belleza como un auténtico enfoque de María. En un mundo donde hay tanta aflicción y fealdad estamos invitados a mirar hacia arriba y reposar en la contemplación de la belleza de María, pues ella es el "signo de Dios en favor de la Iglesia en sus comienzos, y la promesa de su perfección como esposa de Cristo, radiante de belleza. Alentamos a nuestros teólogos a que reflexionen más sobre este ámbito un tanto descuidado de la Mariología carmelitana".
Fragmentos del documento
CON MARÍA LA MADRE DE JESÚS
La Virgen en la vida del Carmelo
Carta Circular de los Superiores GeneralesP. JOSEPH CHALMERS, O.Carm. y P. CAMILO MACCISE, O.C.D.
Carta Circular de los Superiores GeneralesP. JOSEPH CHALMERS, O.Carm. y P. CAMILO MACCISE, O.C.D.
con ocasión de los
750 años del Escapulario
750 años del Escapulario
16 de mayo de 2001