miércoles, 15 de julio de 2020

CON MARÍA, LA MADRE DE JESÚS (5)

Durante estos días estamos compartiendo algunos textos de carácter mariano, a propósito de las celebraciones de la Virgen,para enriquecer así nuestro amor a nuestra madre y hermana en el Carmelo:


EL ESCAPULARIO DEL CARMEN (2)

El Escapulario es esencialmente un "hábito". Los que lo reciben están agregados o asociados en varios grados respecto al Carmelo que está dedicado al servicio de nuestra Señora para el bien de toda la Iglesia. Podemos profundizar nuestra apreciación de este don mediante la reflexión acerca del significado de las prendas y ropa en la Biblia. Necesitamos ropa para protegernos contra los elementos (véase Eclo. 29:28); es una bendición de Dios (véase Deut. 10:18; Mat. 6:28-30); simboliza todas las promesas divinas de restauración (véase Bar. 5:1-4). Por último, hemos de estar revestidos de inmortalidad (véase 2 Cor 5:3-4). Pero, entre tanto, hemos de estar revestidos de lo nuevo (véase Col. 3:10); de hecho, hemos de estar vestidos de Cristo (véase Rom. 13:14). Por nuestra Regla recordamos que hemos de estar revestidos de la armadura de Dios. Esta armadura es casi totalmente defensiva, la única arma ofensiva es la espada de la Palabra de Dios (véase Ef. 6:17). Así pues, el Escapulario visto como prenda nos recuerda nuestra vestimenta bautismal en Cristo, nuestra dignidad como miembros del Carmelo de María y nuestra invulnerabilidad cuando llevamos la armadura de Dios.

 
A fin de apreciar el Escapulario, es menester volver la mirada hacia nuestra tradición y mirar alrededor de nosotros y considerar las sensibilidades contemporáneas y componentes culturales. La prenda de María es un tema rico en la espiritualidad de las Iglesias tanto oriental como occidental. En Oriente, el velo o manto de María es un signo de su protección; en Occidente, el hábito de María es un signo de pertenencia a ella. Ambos aspectos se combinan en la reflexión de Sta. Teresa Benedicta de la Cruz: Edith Stein. Ella habla del santo hábito de la Madre de Dios, el escapulario marrón y dice que el 16 de julio damos gracias a nuestra querida Señora por habernos vestido con la prenda de salvación, un signo visible de su protección maternal. S. Teresa de Jesús se refiere varias veces al "hábito de María." Se deleita relatando la trampa que la Virgen le tendió al P. Gracián para darle su hábito, y observa "Es su costumbre favorecer a los que de ella se quieren amparar."

De su profundo conocimiento de que el hábito del Carmelo es el de María, Sta. Teresa de Jesús deduce las implicaciones concretas para la vida de sus miembros, e.g. Todas las que traemos este hábito sagrado del Carmen somos llamadas a la oración y contemplación, y a la humildad. Resultaría fácil multiplicar tales referencias de los santos y escritores espirituales del Carmelo en cuanto al hábito carmelitano.

Nuestra tradición demuestra la más firme convicción de que el hábito y el Escapulario no tienen efecto salvífico a no ser que veamos su significado como el hábito de María que nos afilia a la Familia carmelitana, y vivamos en conformidad con su ejemplo. Las verdades centrales que han de ponderarse incluyen la protección de María, su intercesión a la hora de nuestra muerte y después de ésta. De nuestra parte se requiere una relación filial, o una que exprese que somos sus hermanos y hermanas y que estemos entregados a su servicio para la la gloria de su Hijo. El Escapulario es un signo que nos lleva hacia tales relaciones.

 En el contexto moderno, María nos muestra cómo escuchar la Palabra de Dios en las Escrituras y en la vida misma, cómo estar abiertos a Dios y cercanos a las necesidades de nuestros hermanos y hermanas en un mundo donde la pobreza en sus muchas formas les arrebata su dignidad. María también nos muestra el sendero de la mujer hacia Dios y nos acompaña como mujer que es el icono de la ternura de Dios, una mujer que tuvo que afrontar muchas pruebas, a fin de cumplir la vocación que Dios le dio. Es el signo de libertad y de liberación para cuantos en su opresión claman a Dios. De nuestra parte, el Escapulario es una expresión de nuestra confianza en el cuidado de María. Muestra nuestra voluntad de ser testigos de nuestra adopción bautismal y de ser sus hijos e hijas, hermanos y hermanas, así como nuestro deseo de estar revestidos de sus virtudes, de su espíritu contemplativo y de su pureza de corazón. Así, revestidos por ella, nosotros, como ella, reflexionamos la Palabra y demostramos que somos discípulos de su Hijo en nuestra dedicación a las obras del Reino de Dios: verdad y vida, santidad y gracia, justicia, amor y paz. 

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Por lo que hemos considerado, es obvio que el Escapulario es uno de los tesoros de la Familia Carmelitana. Cuando hablamos del Escapulario debemos poner de relieve la pertenencia a la gran Familia del Carmelo. No sería apropiado enrolar gente con el Escapulario sin una explicación detallada de lo que están recibiendo. Habida cuenta de que el Escapulario es un símbolo, su significado ha de señalarse cuidadosamente. En particular se debe destacar que quien lo lleva debe tener una relación con María, además de esperar favores de ella. Si estamos revestidos del hábito de María, hemos de esforzarnos también para estar revestidos de sus virtudes. El Escapulario es uno de nuestros medios para dirigir a las personas hacia María y, por lo tanto, a su Hijo.


Fragmentos del documento
CON MARÍA LA MADRE DE JESÚS
La Virgen en la vida del Carmelo
Carta Circular de los Superiores Generales P. JOSEPH CHALMERS, O.Carm. y P. CAMILO MACCISE, O.C.D. 
con ocasión de los
750 años del Escapulario
16 de mayo de 2001

FRANCISCO HABLA DE TERESA

“En la escuela de la santa andariega aprendemos a ser peregrinos. La imagen del camino puede sintetizar muy bien la lección de su vida ...