miércoles, 25 de septiembre de 2019

NOS PONEMOS EN "CAMINO"... (1)

CAMINO DE PERFECCIÓN es la segunda obra compuesta por Teresa, aunque no es seguro que ese título se le deba a ella; aparece en las páginas iniciales de uno de los autógrafos, pero escrito por una mano ajena. Para Teresa, se trata de "avisos y consejos a las hermanas religiosas e hijas suyas", y está pensando en las religiosas de sus fundaciones, pero en especial en sus hijas del monasterio de San José de Ávila. 

La Santa redactó el Camino dos veces, y ambas redacciones se conservan autógrafas. La primera, sin división de capítulos, en la Biblioteca del Escorial. La segunda, ya en forma de libro seccionado en capítulos, en el convento de las Madres Carmelitas Descalzas de Valladolid. Ambas versiones fueron escritas en el naciente carmelo de San José de Ávila, probablemente en 1566, después de terminar el Libro de la Vida (finales de 1565) y antes de la visita del famoso franciscano Alonso de Maldonado (finales de 1566). La segunda redacción la hizo por varios motivos: para darle más forma de libro y hacerla más fácil de leer, para cambiar algunas cosas por indicación de un teólogo amigo que revisó el primer manuscrito, etc. También hizo algunos cambios en la segunda luego, una vez que fue revisada por teólogos o censores.

 Cuando la Santa funda nuevos carmelos hace transcribir el libro, de modo que sirviera para la formación espiritual de las nuevas comunidades. También fue idea de la Santa mandarlo a imprimir, pero por muchas razones no quedó satisfecha, y necesitó nuevas enmiendas;  envió el texto a su mecenas portugués, pero la edición no vio la luz  hasta 1583, cuatro meses después de la muerte de Teresa. 

En el proósito de su autora, CAMINO debería desempeñar una función pedagógica dentro del Carmelo: serviría para formar a las religiosas y a la vez a la comunidad contemplativa. Esta lectura sería complementada con el LIBRO DE LA VIDA como iniciación, y también con la lectura de la Regla y Constituciones. En este libro Teresa formula de manera inequívoca el ideal contemplativo y apostólico de su comunidad, es decir, su carisma. La carmelita y la comunidad no solo se entregan a una vida netamente contemplativa, sino que la deberan concebir y vivir en función de servicio eclesial, con la mirada puesta en los grandes intereses y necesidades de la Iglesia, como respaldo a sacerdotes, teólogos y misioneros, y como intercesión por los grandes problemas y necesidades que enfrenta el mundo. 

Para bien fundar la vida contemplativa, Teresa propone en la primera parte del libro, un programa ascético de corte evangélico, práctica personal y comunitaria de unas pocas virtudes fundamentales: pobreza, desasimiento y humildad. Añadirá luego otras dos actitudes de fondo: sed de agua viva, es decir, tensión y vivos anhelos de santidad; y una "determinada determinación".

Luego, en la segunda parte del libro, capítulos 22-42, introduce en su tema preferido, la oración y contemplación. adoptando como base el Padrenuestro. La oración del cristiano deberá introducir al orante en los sentimientos de Jesús, en su estilo de relación con el Padre, y en su apertura amorosa a los demás; desde ahí también buscará educar en el recogimiento y formar en la oración litúrgica fundamental que es la Eucaristía. 


El libro, en general, adopta un estilo dialogal, de inmediatez e intimidad con sus lectoras; es una pedagogía intencionadamente femenina, de mujer a mujer. Abundan las comparaciones caseras y  el simbolismo, militante y amoroso. Como en otros libros de Teresa, este también contiene jirones de su propia vida, y constituye un precioso testimonio de la vida religiosa en tiempo de cambios. Teresa valoraba especialmente CAMINO, único de sus escritos que ella se empeñó en publicar.

Cuando alguien le aseguró confidencialmente que leer las páginas de esta obra era como leer Sagrada Escritura, ella aceptó gozosa esta idea. De hecho, algún autor ha puesto en paralelo la Escritura con las obras de Teresa como modo de entendcer el lugar de sus libros fundamentales en el corpus teresiano; así, Vida sería como el Evangelio, Fundaciones como Hechos de los Apóstoles y Moradas, el Apocalipsis. CAMINO, el libro que comentamos, vendría a ser como las Cartas de San Pablo

(Ideas tomadas del P. Tomas Álvarez, en el Diccionario de Santa Teresa)


lunes, 23 de septiembre de 2019

LA CIENCIA DEL AMOR

Quiero compartir esta carta (la número196), de Santa Teresa de Lisieux, a sor María del Sagrado Corazón, a propósito de la cercanía de su fiesta, el primero de octubre. Con ella introduce Teresita uno de los más bellos tratados espirituales de la literatura cristiana...

13 (?) de septiembre de 1896 J.M.J.T. [1rº] Jesús + ¡Querida hermana!, me pides que te deje un recuerdo de mis ejercicios espirituales, unos ejercicios que quizás sean los últimos... Puesto que nuestra Madre lo permite, me alegro de ponerme a conversar contigo que eres dos veces mi hermana; contigo, que me prestaste tu voz cuando yo no podía hablar, prometiendo en mi nombre que no quería servir más que a Jesús... Querida madrinita, aquella niña que tú ofreciste al Señor es la que te habla esta noche, la que te ama como sólo una hija sabe amar a su madre... Sólo en el cielo conocerás toda la gratitud de que rebosa mi corazón... Hermana querida, tú querrías escuchar los secretos que Jesús confía a tu hijita. Yo sé que esos secretos te los confía también a ti, pues fuiste tú quien me enseñó a acoger las enseñanzas divinas. Sin embargo, trataré de balbucir algunas palabras, aunque siento que a la palabra humana le resulta imposible expresar ciertas cosas que el corazón del hombre apenas si puede vislumbrar... No creas que estoy nadando entre consuelos. No, mi consuelo es no tenerlo en la tierra. Sin mostrarse, sin hacerme oír su voz, Jesús me instruye en secreto; no lo hace sirviéndose de libros, pues no entiendo lo que leo. Pero a veces viene a consolarme una frase como la que he encontrado al final de la oración (después de haber aguantado en el silencio y en la sequedad): «Este es el maestro que te doy, él te enseñará todo lo que debes hacer. Quiero hacerte leer en el libro de la vida, donde está contenida la ciencia del Amor». ¡La ciencia del Amor! ¡Sí, estas palabras resuenan dulcemente en los oídos de mi alma! No deseo otra ciencia. Después de haber dado por ella todas mis riquezas, me parece, como a la esposa del Cantar de los Cantares, que no he dado nada todavía... Comprendo tan bien que, fuera del amor, no hay nada que pueda hacernos gratos a Dios, que ese amor es el único bien que ambiciono. Jesús se complace en mostrarme el único camino que conduce a esa hoguera divina. Este camino es el abandono del niñito que se duerme sin miedo en brazos de su padre... «El que sea pequeñito, que venga a mí», dijo el Espíritu Santo por boca de Salomón. Y ese mismo Espíritu de amor dijo también que «a los pequeños se les compadece y perdona». Y, en su nombre, el profeta Isaías nos revela que en el último día «el Señor apacentará como un pastor a su rebaño, reunirá a los corderitos y los estrechará contra su pecho». Y como si todas esas promesas no bastaran, el mismo profeta, cuya mirada inspirada se hundía ya en las profundidades de la eternidad, exclama en nombre del Señor: «Como una madre acaricia a su hijo, así os consolaré yo, os llevaré en brazos y sobre mis rodillas os acariciaré». Sí, madrina querida, ante un lenguaje como éste, sólo cabe callar y llorar de agradecimiento y de amor... Si todas las almas débiles e imperfectas sintieran lo que siente la más pequeña de todas las almas, el alma de tu Teresita, ni una sola perdería la esperanza de llegar a la cima de la montaña del amor, pues Jesús no pide grandes hazañas, sino únicamente abandono y gratitud, como dijo en el salmo XLIX: «No aceptaré un becerro de tu casa ni un cabrito de tus rebaños, pues las fieras de la selva son mías y hay miles de bestias en mis montes; conozco todos los pájaros del cielo... Si tuviera hambre, no te lo diría, pues el orbe y cuanto lo llena es mío. ¿Comeré yo carne de toros, beberé sangre de cabritos?... Ofrece a Dios sacrificios de alabanza y de acción de gracias». He aquí, pues, todo lo que Jesús exige de nosotros. No tiene necesidad de nuestras obras, sino sólo de nuestro amor. Porque ese mismo Dios que declara que no tiene necesidad de decirnos si tiene hambre, no vacila en mendigar un poco de agua a la Samaritana. Tenía sed... Pero al decir: «Dame de beber», lo que estaba pidiendo el Creador del universo era el amor de su pobre criatura. Tenía sed de amor... Sí, me doy cuenta, más que nunca, de que Jesús está sediento. Entre los discípulos del mundo, sólo encuentra ingratos e indiferentes, y entre sus propios discípulos ¡qué pocos corazones encuentra que se entreguen a él sin reservas, que comprendan toda la ternura de su amor infinito! Hermana querida, ¡dichosas nosotras que comprendemos los íntimos secretos de nuestro Esposo! Si tú quisieras escribir todo lo que sabes acerca de ellos, ¡qué bellas páginas podríamos leer! Pero ya lo sé, tú prefieres guardar «los secretos del Rey» en el fondo de tu corazón, mientras que a mí me dices «que es bueno publicar las obras del Altísimo». Creo que tienes razón en guardar silencio, y sólo por complacerte escribo yo estas líneas, pues siento mi impotencia para expresar con palabras de la tierra los secretos del cielo; y además, aunque escribiera páginas y más páginas, seguiría teniendo la impresión de no haber empezado todavía... Hay tal diversidad de horizontes, matices tan infinitamente variados, que sólo la paleta del Pintor celestial podrá proporcionarme, después de la noche de esta vida, los colores apropiados para pintar las maravillas que él descubre a los ojos de mi alma. Hermana querida, me pedías que te escribiera mi sueño y mi «doctrinita», como tú las llamas... Lo he hecho en las páginas que siguen; pero tan mal, que me parece imposible que consigas entender nada. Tal vez mis expresiones te parezcan exageradas... Perdóname, ello se debe a mi estilo demasiado confuso. Te aseguro que en mi pobre alma no hay exageración alguna: en ella todo es sereno y reposado... 

miércoles, 4 de septiembre de 2019

ADENTRARSE EN LA NOCHE 3

Para San Juan de la Cruz, la noche representa la fase más movida de todo el camino espiritual, y aunque para nuestra comprensión esa experiencia aparece desglosada pedagogicamente, en la práctica se trata de una experiencia dinámica, integrada en el todo de la persona, y tiene un carácter progresivo. Por eso, para expresar movimiento, divide la noche en dos partes: del sentido y del espíritu, pero luego relativiza un poco esa división, ya que solo hay noche en el ser humano en la medida en que participa el espíritu (mientras no alcanza lo hondo del espíritu, la noche del sentido es poco más que una disposición, 2N 3,1). 

En la noche pasiva participa todo el hombre, de ahí que fuera mejor hablar de una sola noche, como un proceso gradual que se va apoderando de la persona, y que empieza naturalmente por donde el hombre empieza a hacer sus experiencias y operaciones, es decir, por los sentidos. De cualquier modo, este proceso tiene varias faces, con su peculiaridad y su importancia relativa en el resultado total, pero el nombre de noche oscura se aplica con mayor propiedad a la noche oscura pasiva del espíritu, que es la de mayor radicalidad

El punto de partida de todo este proceso que llamamos Noche no es un lugar, sino un modo de ser y de obrar en que está naturalizado el hombre, y que recibe varias denominaciones: sentido, hombre viejo, hombre natural, hombre carnal, niño, operaciones bajas. Y desde este punto de partida tiene lugar entonces un proceso de TRANSFORMACIÓN, que se experimenta como vacío, y que el santo describe con diversos vocablos: desnudar, desarraigar, destetar, derretir, deshacer, destricar, desollar, descocer, digerir... (el prefijo "des" está en todas, mostrando la gravedad del cambio). 
El punto de llegada a que conduce la noche es el hombre nuevo, divinizado en su ser y en sus operaciones. No se trata de un cambio exterior, de un barniz, sino de un rehacerse profundo; el paso por la noche, con su sequedad, le ha enseñado a distinguir entre gusto y sustancia de las cosas. En la Noche no solo se elimina lo inservible, sino que se reciben dones nuevos: luz, amor, fortaleza


Hablemos de esa PASIVIDAD ACTIVA con la que ha de vivirse todo este proceso, porque el término "pasividad" puede ser mal entendido. Puede pensarse que Dios lo hace todo en el secreto de la conciencia y en momentos de oración, pero como dijimos antes, la noche pasiva engloba toda la existencia del hombre y compromete a fondo toda su actividad e inventiva. 

Tres son los componentes principales de la pasividad:
1. Estados de ánimo interiores y situaciones externas difíciles que Dios provee o permite, que interpelan la fe y el amor de la persona.
2. Dios infunde luz especial de fe y fortaleza de amor para comprender y actuar en sentido teologal en tales circunstancias.
3. La persona o sujeto responde de hecho afrontando con fidelidad heroica la situación penosa.

 Este último componente lo tiene que poner la persona a sus expensas, por más que pueda tener la ayuda de la gracia, por lo que el sujeto actúa en la noche pasiva con más empeño que en la activa. Se le llama "pasiva" porque no escoge él los momentos y circunstancias, ni puede asegurarse los propios estados de ánimo y las luces divinas.  Si el ser humano no responde fielmente y se mantiene firme en este proceso, no hay noche pasiva de ninguna clase. 

 Los que padecen estas pruebas y quienes pretenden ayudarles se ponen nerviosos y hacen cosas extrañas para intentar salir cuanto antes y a toda costa de la noche, o se deprimen al ver que no lo consiguen. Juan de la Cruz sugiere dos cosas:

1. Que procuren estarse quietos unos y otros, y no hagan rarezas, "porque hasta que el Señor acabe de purgarla de la manera que él lo quiere hacer, ningún medio ni remedio le sirve ni aprovecha para su dolor" (2N 7,3).
2. Que se apoyen en la única base firma: "Los que de esta manera se vieren, conviéneles que se consuelen perseverando en paciencia, no teniendo pena; confíen en Dios, que no deja a los que con sencillo y recto corazón le buscan, ni les dejará de dar lo necesario para el camino, hasta llevarlos a la clara y pura luz de amor" (1N 10,3).

EN RESUMEN: La obra de San Juan de la Cruz presenta la estructura fundamental, los elentos esenciales  de la experiencia de la Noche, pero luego admite variedad en cuanto a intensidad, ritmo, duración, según apunta en 1N 14,5. Sugiere en ese mismo capítulo tres posibles formas de tentación o prueba: sensualidad, blasfemia, escrúpulos. Pero a nosotros nos toca hacer una "integración existencial", ya que todo esto acontece en situaciones externas e internas concretas de la vida personal y social del creyente. El libro no desciende a ulteriores detalles, y deja a cada persona y a cada época hacer las aplicaciones convenientes, y así ha sucedido a lo largo de la historia.

Como ejemplos de lo anterior: Santa Teresita de Lisieux, que vivió esa noche oscura en un  contexto de vida contemplativa, y la noche oscura colectiva, que designa la dolorosa experiencia de transformación radical que experimentan ciertos grupos, la iglesia o la cultura. 

PERO: Noche oscura no es lo mismo que crisis o sufrimiento agudo. La noche sanjuanista  exige una respuesta de fe, amor y esperanza en el creyente. Si esto falta no podemos llamarle "noche" en sentido sanjuanista, ni esperar los frutos que él asegura a quienes viven teologicamente esa experiencia. 

(Estas notas  son un resumen, con añadidos, a la introducción al libro NOCHE OSCURA en las OBRAS COMPLETAS, de San Juan de la Cruz, EDE)



martes, 3 de septiembre de 2019

ADENTRARSE EN LA NOCHE 2

Seguimos adentrándonos en el misterio de este libro que recoje experiencias fundamentales de toda vida espiritual, y es importante entender que está escrito como a dos voces: su estilo es descriptivo, y se mezclan la experiencia del protagonista que vive el paso por la Noche con la doctrina del autor del libro. El primero, utiliza expresiones duras y desconcertantes, dando una interpretación inexacta de la realidad que vive; el segundo, interpreta lo que vive el primero, con principios teológicos, analizando la experiencia serenamente y desde la distancia. Lo que al primero duele, al segundo le alegra.

EXPERIENCIA DOLOROSA: Comenzamos por la experiencia subjetiva, quer el libro refleja con vigor; San Juan de la Cruz, antes de contruir una teología sobre la experiencia de la Noche, ofrece una descripción viva y fiel de esa experiencia. El sujeto percibe la privación de la luz, la pena, el desconcierto, y no sabe por qué. No es tanto negatividad o falta, como una conciencia dolorosa de esa falta, pero sigue siendo una experiencia negativa. Alcanza a todo el hombre, con mayor o menos intensidad, según el grado de noche que experimenta, y puede tocar sus sentidos, potencias espirituales y hasta su vida física. Toda experiencia acaba alcanzando al hombre entero, y el santo habla de oscuridad de la voluntad, aridez del entendimiento, etc.

Dios desnuda todas las potencias, "dejando a oscuras el entendimiento (conocimiento) y la voluntad a secas (aridez), y vacía la memoria (de recuerdos y esperanzas), y las afecciones del alma en suma aflicción (tormento)". Pero el sujeto que está sufriendo la noche no se limita a aguantar a oscuras, sino que intenta dar una primera interpretación de lo que le pasa, ya que es grave y le angustia. 

Esta es más o menos su interpretación de las causas del mal y de su perdición:

1. Que está abandonado por Dios sin remedio. 
2. Experimenta como nunca su propia miseria, y cree que nunca podrá librarse o ser librado de ella.
3. Que su impotencia e inactividad le atan y atrofian.
4. Que es imposible e inutil  cualquier ayuda ajena.
5. Que no tiene esperanza de salida ni remedio en el futuro, por más que haga. 

De todo lo anterior lo más grave es el supuesto abandono de Dios, pues si lograra  cerciorarse de que es Dios quien envía la prueba y está atento a su desarrollo, los demás tormentos no le causarían pena. 

REALIDAD TEOLÓGICA: Esos fenómenos que acabamos de describir, vistos desde la otra parte (con hondura y objetividad teológica) tienen un significado muy distinto. ¿Qué es lo que sucede realmente? Dice Juan de la Cruz: "Esta noche oscura es una influencia de Dios en el alma, que la purga de sus ignorancias e imperfecciones habituales y naturales y espirituales, que llaman los contemplativos contemplación infusa o mística teología, en la que de secreto enseña Dios al alma y la instruye en perfección de amor, sin ella hacer nada ni entender cómo"
(2Noche 5,1; 1Noche 10,6)

La palabra clave es esta: CONTEMPLACIÓN; desde ella interpreta la experiencia y la realidad de la noche, y a ella se atribuyen los frutos de transformación operados y los efectos dolorosos que se experimentan. Lo que en SUBIDA hacían la fe y la caridad uniendo sus fuerzas, lo hace, y más, la contemplación en la NOCHE. 

CONTEMPLACIÓN es: influencia o infusión de Dios, conocimiento amoroso sabiduría, noticia y amor unidos, sin imágenes; oscura y secreta cuando se recibe y al querer comunicarla; purifica e ilumina; el alma obra pasivamente.
(No hay que identificar, no obstante, contemplación con noche oscura, pues la primera también se da en formas que no producen noche)

 En resumen, lo que sucede en la NOCHE es que Dios ha tomado en su mano la vida de la persona, e interviene con fuerza, desbordando sus proyectos y facultades. Es Dios quien toma la iniciativa, y actúa a su manera, obligando al ser humano a adoptar modos de ser y obrar nuevos (divinos) que nunca hubiera podido imaginar


(Ideas desarrolladas a partir de los comentarios al libro NOCHE OSCURA en las Obras Completas de San Juan de la Cruz)

lunes, 2 de septiembre de 2019

ADENTRARSE EN LA NOCHE...


Vamos a seguir hablando de la NOCHE OSCURA, y cito: "La noche es la fase en que se decide el destino, elevado o mediocre, de toda vida espiritual". Por eso es importante entender en que consiste realmente esa experiencia, y cómo debemos vivirla, en clave de fe. No es lo primero tener un conocimiento detallado del libro de San Juan de la Cruz, aunque siempre ayuda manejar un esquema general y localizar sus pasajes más significativos; lo que nos interesa es que se lea el texto de modo personal, que se señalen los pasajes que me dicen algo a mí, y que poco a poco, con la ayuda del Espíritu, me vaya aprovechando el magisterio del santo para la propia vida espiritual. San Juan de la Cruz es maestro en el crecimiento, en la maduración del creyente, del orante, con crecientes cuotas de libertad interior; es un ascenso, una subida, un sumergirse en la oscuridad para alcanzar la cima y la luz, y allí, ligeros de equipaje, alzar el vuelo, y hacerse uno con Cristo.

Es fundamental la fuerza que tiene el símbolo, la NOCHE como expresión abarcadora de una experiencia constatable (que va delante siempre), y a la vez interpretada desde el símbolo mismo. Juan mira y describe la noche natural que todos conocemos, y la vincula con la irrupción dolorosa y desconcertante de Dios, fundiéndolas en una imagen, noche, que se llena de significados y repercusiones, espirituales y sensitivas. Juan no inventó este símbolo, pero lo rehace de tal modo que este alcanza una fuerza mayor en el horizonte espiritual del creyente.

Dentro del símbolo sanjuanista confluyen diversos elementos:
1. La experiencia natural de la noche como fenómeno cósmico, que oculta o disimula los objetos, alterando así la percepción que tenemos de ellos, y el modo en que los experimentamos.
2. Hay una tradición bíblica y patrística que habla de oscuridad y de tiniueblas cuando el ser humano se pone en comunicación con Dios, el mortal con el trascendente. 
3. La propia experiencia personal de Juan de la Cruz, de oscuridad y de abandono, en la cárcel de Toledo, como representación existencial de otras muchas experiencias que
 él ha vivido, y en las que se combinan la oscuridad sensorial y la tiniebla divina.

Todo lo anterior se resume en un nombtre sencillo, intuitivo, polifacético y universal: Noche. De ahí que desde la propia experiencia uno pueda ir desentrañándolo, descubriendo sus muchos y particulares significados. 

¿Por qué le llama NOCHE a esta experiencia? En el plano espiritual lo explica en 1Subida2,1: Por el punto de partida, que es la privación o ausencia de gustos o sensaciones; porque el medio para seguir este camino es aun más oscuro, es decir, la Fe; y porque la meta a la que nos conducen ambas cosas anteriores es el Dios trascendente, oscuro y tenebroso para el hombre en esta vida. 

Ese símbolo y esa experiencia se expande poderosamente en un POEMA: un poema breve (de ocho estrofas), denso y coherente. Y en el poema el símbolo se despliega, vuela, lleno de pasión y dinamismo. La Noche es más que tiempo o ambiente: es acción, drama de amor, encuentro; son noche las personas que se encuentran, Amado y amada, comunicandose en el misterio, y se encuentran no solo en y durante la noche, sino por medio de la noche.

Juan de la Cruz advierte al inicio que la persona que habla en el poema y en las declasraciones lo hace ya despues de haber pasado por la experiencia de la Noche, y esto es importante porque quita amargura e incertidumbre a lo que leemos, y constatamos los buenos frutos que resultan de la experiencia vivida. Nos cuenta el final de la historia, para que no nos asustemos (como cuando ya sabemos el final de una película, y seguimos el drama con la confianza de que el protagonista no muere), y además puede darle a su relato un mayor sentido de unidad.

Es bueno, y recomendable, hacer una lectura detallada del poema, para descubrir en las palsabras, frases, giros, que su autor utiliza, imágenes visuales y espirituales que enriquezcan el símbolo y el modo en que lo entendemos.  Todo él trancurre en la oscuridad, en el secreto, en el disfraz, en el silencio, y luego puede dividirse como en tres escenass o momentos: es una salida o huida o búsqueda en la noche ( no es un aguardar simplemente en la oscuridad). Es la parte más dinámica del poema: el alma enamorada huye de casa en busca del Amado y en plena oscuridad. Nadie la ve ni ella se detiene a ver a nadie, es el amor quien la guía. 

La escena siguienter es la del encuentro (la estrofa 5), más que describirlo, se alude a él, a la experiencia en la que desemboca la búsqueda. Es breve, pero es el centro, el corazón del poema, meta alcanzada y fuente de lo que sigue. Y luego, la tercera escena (Tres estrofas), que expresa comunión y quietud; ahí están los amantes solos, comunicándose, en silencio y plenitud.

 En resumen, el poema no necesita muchos comentarios: la noche oscura es la experiencia de fe, toda la vida de fe podríamos decir; la fe es la que guía y la que une, luego es también la persona del amado, contiene el objeto de la búsqueda, y es el sujeto de la comunión. La Noche, siguiendo la estrofa central, guía, junta y transforma.


Luego, hablemos del COMENTARIO: como está vinculado al libro previo, Subida, carece de elementos introductorios; ellos están al inicio de ese libro. Juan de la Cruz es un poco impredecible en sus comentarios, promete algoi y luego hace otra cosa, y prácticamente lo dice todo comentando el primer verso del poema. 

El comentario  se puede desglosar en cuatro puntos:
1. Experiencias desconcertantes de la Noche, con ejemplos de personas concretas.
2. Principios teológicos para comprender la Noche, sus causas y finalidad.
3. Análisis del hombre antes, durante y después de la experiencia purificadora.
4. Frutos de amor e iluminación tras la experiencia vivida.

 Como hemos dicho antes, no es obra del santo las divisiones del libro, sino de su primer editor, buscando dar un ritmo más pedagógico a la lectura. El santo lo escribió de corrido, no como un tratado, sino como una declaración de los versos, y por ejemplo solo para explicar el primer verso dedica hasta 30 páginas. 
Como también dijimos, toda la obra NOCHE se refiere a la noche oscura en su aspecto pasivo. El primer libro habla de la Noche del sentido, y el segundo de la Noche del espíritu; el primero es más breve, por las razones que el propio santo indica (8,2). Ya en una entrada anterior presentamos un esquema general del libro; la quintaesencia de toda la obra está en los capítulos 5 al 10 del segundo libro.Por dos veces, en el primero y en el segundo libro, Juan de la Cruz realiza el ciclo de la experiencia nocturna, hecho de tres momentos: siente la necesidad del cambio, se lanza al vértigo de una transformación que no puede controlar, y concluye en serenidad

(Se recomienda la lectura de LLAMA 1,18-26; 2, 23-31, como alternativa para comprender este proceso de la NOCHE).

(Ideas desarrolladas a partir de los comentarios al libro NOCHE OSCURA en las Obras Completas de San Juan de la Cruz)



domingo, 1 de septiembre de 2019

VIDA EN COMUNIDAD

"No es fácil vivir en comunidad después de veinte años; no es más fácil que al principio. Al contrario, quien entra en una comunidad es un poco ingenuo; está lleno de ilusiones, tiene la gracia necesaria para salir de una vida individual y egoísta. El que se mueve desde hace veinte años en una comunidad sabe que no es fácil. Es muy consciente de sus propias imitaciones y de las de los demás. Sabe cuánto pesa su propio egoísmo. La vida comunitaria es un poco este ir por el desierto hacia la tierra prometida, hacia la liberación interior". 

Jean Vanier
La comunidad

(Foto: Comunidad de Carmelitas Descalzos en Matanzas, Cuba, en la década del ochenta del pasado siglo)

FRANCISCO HABLA DE TERESA

“En la escuela de la santa andariega aprendemos a ser peregrinos. La imagen del camino puede sintetizar muy bien la lección de su vida ...