Seguimos adentrándonos en el misterio de este libro que recoje experiencias fundamentales de toda vida espiritual, y es importante entender que está escrito como a dos voces: su estilo es descriptivo, y se mezclan la experiencia del protagonista que vive el paso por la Noche con la doctrina del autor del libro. El primero, utiliza expresiones duras y desconcertantes, dando una interpretación inexacta de la realidad que vive; el segundo, interpreta lo que vive el primero, con principios teológicos, analizando la experiencia serenamente y desde la distancia. Lo que al primero duele, al segundo le alegra.
EXPERIENCIA DOLOROSA: Comenzamos por la experiencia subjetiva, quer el libro refleja con vigor; San Juan de la Cruz, antes de contruir una teología sobre la experiencia de la Noche, ofrece una descripción viva y fiel de esa experiencia. El sujeto percibe la privación de la luz, la pena, el desconcierto, y no sabe por qué. No es tanto negatividad o falta, como una conciencia dolorosa de esa falta, pero sigue siendo una experiencia negativa. Alcanza a todo el hombre, con mayor o menos intensidad, según el grado de noche que experimenta, y puede tocar sus sentidos, potencias espirituales y hasta su vida física. Toda experiencia acaba alcanzando al hombre entero, y el santo habla de oscuridad de la voluntad, aridez del entendimiento, etc.
Dios desnuda todas las potencias, "dejando a oscuras el entendimiento (conocimiento) y la voluntad a secas (aridez), y vacía la memoria (de recuerdos y esperanzas), y las afecciones del alma en suma aflicción (tormento)". Pero el sujeto que está sufriendo la noche no se limita a aguantar a oscuras, sino que intenta dar una primera interpretación de lo que le pasa, ya que es grave y le angustia.
Esta es más o menos su interpretación de las causas del mal y de su perdición:
1. Que está abandonado por Dios sin remedio.
2. Experimenta como nunca su propia miseria, y cree que nunca podrá librarse o ser librado de ella.
3. Que su impotencia e inactividad le atan y atrofian.
4. Que es imposible e inutil cualquier ayuda ajena.
5. Que no tiene esperanza de salida ni remedio en el futuro, por más que haga.
De todo lo anterior lo más grave es el supuesto abandono de Dios, pues si lograra cerciorarse de que es Dios quien envía la prueba y está atento a su desarrollo, los demás tormentos no le causarían pena.
REALIDAD TEOLÓGICA: Esos fenómenos que acabamos de describir, vistos desde la otra parte (con hondura y objetividad teológica) tienen un significado muy distinto. ¿Qué es lo que sucede realmente? Dice Juan de la Cruz: "Esta noche oscura es una influencia de Dios en el alma, que la purga de sus ignorancias e imperfecciones habituales y naturales y espirituales, que llaman los contemplativos contemplación infusa o mística teología, en la que de secreto enseña Dios al alma y la instruye en perfección de amor, sin ella hacer nada ni entender cómo"
(2Noche 5,1; 1Noche 10,6)
La palabra clave es esta: CONTEMPLACIÓN; desde ella interpreta la experiencia y la realidad de la noche, y a ella se atribuyen los frutos de transformación operados y los efectos dolorosos que se experimentan. Lo que en SUBIDA hacían la fe y la caridad uniendo sus fuerzas, lo hace, y más, la contemplación en la NOCHE.
CONTEMPLACIÓN es: influencia o infusión de Dios, conocimiento amoroso sabiduría, noticia y amor unidos, sin imágenes; oscura y secreta cuando se recibe y al querer comunicarla; purifica e ilumina; el alma obra pasivamente.
(No hay que identificar, no obstante, contemplación con noche oscura, pues la primera también se da en formas que no producen noche)
En resumen, lo que sucede en la NOCHE es que Dios ha tomado en su mano la vida de la persona, e interviene con fuerza, desbordando sus proyectos y facultades. Es Dios quien toma la iniciativa, y actúa a su manera, obligando al ser humano a adoptar modos de ser y obrar nuevos (divinos) que nunca hubiera podido imaginar.
(Ideas desarrolladas a partir de los comentarios al libro NOCHE OSCURA en las Obras Completas de San Juan de la Cruz)