No son todos, solo algunos elementos importantes del magisterio orante de Teresa, que entre sus principales títulos lleva el de "maestra de oración" y guía en los caminos de la interioridad.
1. Iniciativa de Dios: Este es el despertar de la oración, la caída en la cuenta de un acoso persistente, de ese amor madrugador. "Sea bendito por siempre, que tanto me esperó" (Vida, prólogo 2) (Vida 2,9). La primera verdad de la oración es sabernos amados por Dios. Rendirnos a ese protagonismo primero de su amor, darle crédito, consentir, dejarnos amar. La oración es sobre todo lo que él hace en mí, lo que le permito hacer.
2. Originalidad de la búsqueda: superando los métodos, ella no se contenta con palabras y busca a Dios mismo. Los libros y maestros ayudan, orientan, pero ninguno evita la búsqueda personal. Tetresa va inventando su modo de orar. El buscador vive una profunda soledad que le aboca desnudo a Dios.
3. Trato de amistad: Santa Teresa ha tenido el acierto de definir la oración como trato entre personas, como trato entre amigos, salvando las diferencias. Con ello hace entendible la oración a todo espíritu, y nos recuerda uno de los elementos más ricos y bellos del ser humano: capaz de amar y ser amado. La oración es relación de personas, encuentro transformante y dinámico. La amistad con Dios ha de ir siendo depurada de propio interés, de sentimentalismo, de superstición... hacia la confianza y la escucha.
4. Jesucristo: La humanidad de Jesucristo es central en el proceso de la oración teresiana. La "condición humana de Dios" es su gran descubrimiento, la gracia principal para encajar todas las piezas. La humanidad de Cristo hace posible la comunión con Dios. La adoración de Cristo Eucaristía, hecho entrañable cercanía, hecho "nuestro", es una de sus vivencias privilegiadas y expresión de ese amor por el Dios encarnado.
5. Dignidad humana: es otra manera de hablar de la "belleza interior", del castillo y de la perla, del "Huesped" y de nuestra vocación a vivir en plenitud. Teresa nos recuerda que no estamos huecos, que hay que conocerse para reconocer en nosotros el don de Dios, la maravilla de su creación. Las Moradas de Santa Teresa son un canto a la naturaleza humana habitada de Dios. La muerte, en su más hondo sentido, es afirmación de vida plena, el gusano que renace en mariposa.
6. Su modo de orar: "Procuraba lo más que podía traer a Jesucristo, nuestro bien y Señor, dentro de mí presente, y esta era mi manera de oración" (Vida 4,8). "Estábame allí, lo más que me dejaban mis pensamientos, con él" (Vida 9,4). El hombre se recoge en silencio interior para gustar, vivir la presencia. En sentido más verdadero, Dios mismo recoge al orante, lo distrae de toda distracción para atraerlo a sí. De manera tan sencilla nos propone su modo de oración.
7. Oración/vida: para Santa Teresa la oración es expresión de toda una vida. Al orar la vida entera está en juego. Ambas se alimentan mutuamente. La insistencia de la Santa en el amor hecho vida: "obras quiere el Señor" (5 Moradas 3,11). Ejercicio frecuente en soledad y silencio, pero insiste, sobre todo, en la acitud contemplativa amorosa y acogedora. La contemplación-admiración se ha de dar en toda oración vocal, discursiva, mental, etc., llegando a todo lo que vivimos cotidianamente. Teresa, de hacer oración, acaba convirtiéndose ella, su vida, en diálogo constante con su Señor.
8. Ambiente/clima/fundamentos: Muy importante un clima de fraternidad y acogida, amistad limpia y sincera. Clima de sencillez y pobreza, en sentido hondo y real, para que nada estorbe lo esencial. Esta sencillez en los lugares donde oramos, para que todo centre la mirada en el Único. Pero la genialidad teresiana acerca de la oración está planteada en el Camino de Perfección, donde dedica 21 capítulos a los fundamentos de la oración: pobreza, humildad, desasimiento, amor de unoas a otras y determinada determinación. No se es verdadero orante y contemplativo sin el cultivo de estas virtudes.
Miguel Márquez, ocd (revisado).