De la primera parte del LIBRO DE LA VIDA, de Teresa, los capítulos 7,8 y 9, son los más importantes. En estos tres capítulos Teresa describe una etapa crucial en su historia: enferma de alma, descubre el gran bien de la oración, y se aferra a ella como única esperanza para salir de la noche del espíritu en que vivía. Comenzamos presentando un esquema general de estos tres capítulos, con algunas claves para aterrizar la experiencia de Teresa en nuestra propia búsqueda personal de Dios.
CAPÍTULO 7: Años de crisis y de lucha.
1. Crisis de la propia vida religiosa. Crisis de vida, de crecimiento y maduración. Flojera espiritual. Abandonar la oración.
2. Figura de su padre anciano. Relaciones de familia, hogar, tensión entre dependencia familiar y autonomía personal.
3. Alternativa entre soledad y amistad. Encontrarse sin apoyo en la vida espiritual, tentación de dejarse llevar por la corriente. Mediocridad, ser del montón, no exigirse mucho. Importancia de las amistades espirituales.
CAPÍTULO 8: La oración como clave de la vida.
1. Perseverancia en la búsqueda de la verdad.
2. Oración como trato de amistad.
3. Eficacia de la oración para modelar la vida de la persona.
4. El ser humano no es cerrado, sino abierto a la Trascendencia.
CAPÍTULO 9: Cuando irrumpe lo nuevo.
1. Del esfuerzo personal a la confianza.
2. Experiencia personal: un Cristo muy llagado.
3. Nuevo estilo de oración: interioridad
4. Buenos libros y modelos: San Agustín y Santa Magdalena.
5. Vida nueva…. que desemboca en un pequeño tratado de oración.
Visto lo general, iremos ahora paso a paso, recorriendo los tres capítulos más importantes de la primera parte del LIBRO DE LA VIDA; los que presentan de modo magistral la transformación interior que tiene lugar en Teresa. Los capítulos 7, 8 y 9 se convierten para nosotros, los lectores, en hoja de ruta para leer nuestro propio camino interior, nuestra búsqueda, nuestra transformación en Cristo.
Leamos el título de los capítulos para tomarnos una primera impresión:
Capítulo 7: Trata por los términos que fue perdiendo las mercedes que el Señor le había hecho, y cuán perdida vida comenzó a tener. Dice los daños que hay en no ser muy encerrados los monasterios de monjas.
Capítulo 8: Trata del gran bien que le hizo no se apartar del todo de la oración para no perder el alma, y cuán excelente remedio es para ganar lo perdido. - Persuade a que todos la tengan.- Dice cómo es tan gran ganancia y que, aunque la tornen a dejar, es gran bien usar algún tiempo de tan gran bien.
Capítulo 9: Trata por qué términos comenzó el Señor a despertar su alma y darla luz en tan grandes tinieblas y a fortalecer sus virtudes para no ofenderle.
Empecemos por el capítulo 7: La frase clave es esta: "PERDIENDO LAS MERCEDES QUE EL SEÑOR ME HIZO". Años difíciles para Teresa, años de crisis y de luchas, y también la muerte de su padre, que hace mella en ella; sin embargo, despierta a la vez también una lenta recuperación espiritual. Casi un decenio, entre los 35 y los 45 años de edad, recogen estas páginas.
1. Teresa, enferma de cuerpo, pasa a serlo también de alma. Es víctima de 2 tentaciones: siente vergüenza de sí misma ante Dios (dejar la oración), y se siente impulsada a ser como las otras (mediocridad).
2. Pesa sobre ella la situación de la comunidad (2-5). Cede a las amistades con los de fuera (6-7) y no se rinde al requerimiento misterioso de los dos episodios simbólicos: Cristo (6) y el sapo (8).
3. Una excepción luminosa es la figura de su padre, pero ella no es fiel en el camino que comparten, el de la oración, y termina abandonándola (10-13).
4. La muerte de Don Alonso la sacude interiormente, sumergiéndola en una profunda soledad (13-16), que lentamente le hace reanudar su vida interior, su camino espiritual. Teresa lucha muchos años, y lucha sola.
Así, pues, resumiendo lo anterior, tres recuerdos fuertes dominan el relato de este capítulo 7: su propia crisis, la figura de su padre, y la lucha en soledad. Como cierre, un elogio de la amistad espiritual, y una oración de gratitud a Dios.
Teresa describe su situación, mencionando tres realidades que manifiestan que su vida transcurre básicamente hacia afuera, más en lo exterior que en lo interior:
1. Andar como los muchos: es decir, vivir haciendo simplemente lo que hace la mayoría.
2. Fingiendo cristiandad: conformándose con lo aparente, con el cumplimiento de preceptos exteriores.
3. Cuidando su buen nombre: lo que llama la santa, "la negra honra", que tuvieran buena opinión de ella.
Son tres tentaciones frecuentes para quien busca recorrer la senda espiritual, porque se queda en la práctica exterior religiosa, y no utiliza esta para adentrarse en la aventura del conocimiento propio y del descubrimiento del "castillo interior", en cuya morada más íntima habita Dios. Teresa se aleja de la oración, deja de mirar hacia adentro, y por tanto rehuye la mirada de Dios. Prefiere seguir la corriente, hacer lo que hacen los otros, en este caso su numerosa comunidad religiosa, y renuncia a tomar en sus manos la propia vida. Así es más fácil, se corren menos riesgos, se está más cómodo.
Pero Dios sigue actuando en Teresa, no se cansa de trabajar y luchar por ella. Teresa alcanza a descubrir la pedagogía de Dios en una frase: "El Señor da siempre oportunidad, si queremos". Y luego, con otra frase, muestra la enorme gratuidad del Dios de su vida: "Con grandes regalos castigabas mis delitos".
Teresa destaca también la gran importancia de las amistades espirituales. No andar solos por este camino, sino buscar a otros y juntarse con ellos, para "hacerse espaldas".
"Gran mal es un alma sola entre tantos peligros. Paréceme a mí
que si yo tuviera con quién tratar todo esto, que me ayudara a no
tornar a caer, siquiera por vergüenza, ya que no la tenía de Dios.
Por eso, aconsejaría yo a los que tienen oración, en especial al
principio, procuren amistad y trato con otras personas que traten de lo mismo. Es cosa importantísima, aunque no sea sino ayudarse
unos a otros con sus oraciones...".
Teresa defiende la absoluta necesidad de perseverar en el camino de la oración, más allá de nuestra conducta, y en ello radica la importancia de este capítulo en la biografía teresiana; capítulo para leer y meditar una y otra vez.
¿POR QUÉ NO DEBEMOS DEJAR LA ORACIÓN?
Teresa insiste en esto, una y otra vez, y recuerda: "Con la oración un día ofendía a Dios y tornaba otros a recogerme y apartarme más de la ocasión" (V. 7, 11). Y cuando aparecen "razones" para no hacerla, enfermedades y otros problemas de la vida cotidiana, Teresa dirá con acierto:
"Y en la misma enfermedad y ocasiones es la verdadera oración, cuando es alma que ama, en ofrecer aquello y acordarse por quién lo pasa y conformarse con ello y mil cosas que se ofrecen. Aquí ejercita el amor; que no es por fuerza que ha de haberla cuando hay tiempo de soledad y lo demás no ser oración. Con un poquito de cuidado, grandes bienes se hallan en el tiempo que con trabajos el Señor nos quita el tiempo de la oración".
(Vida 7, 12)
El CAPÍTULO 8 es otro momento importante en el LIBRO DE LA VIDA de Teresa de Jesús, porque se centra en la clave de la vida de Teresa: LA ORACIÓN. Aquí se cruzan el relato con la tesis principal de Teresa, la que recorre el libro y la propia vida de la autora de principio a fin (recordamos que Teresa no está solo contando, sino interpretando su vida). Al continuar el relato, desarrolla lo que ha supuesto su experiencia más importante: la oración es la fuerza motriz de la vida.Teresa prolonga el relato de sus años de crisis, hasta 1553-1554, y lo cierra diciendo: abandoné la oración, sí, pero volví a ella.
Ser fiel al "trato con Dios" fue para Teresa todo un drama de vida, por eso es ahí donde radica la tesis del libro: tratar o no tratar con Dios decide la suerte del ser humano, su ascensión o su descenso, su estancamiento. Teresa universaliza así su propia experiencia, y ofrece el conocido y original enfoque que ella da a la oración: orar es tener amistad con Dios, como hecho fundamental de la vida, como relación personal entre los dos.
ESQUEMA DEL CAPÍTULO:- Ver, ante todo, el título, porque es un elogio a la oración: "Trata del gran bien que le hizo no se apartar del todo de la oración para no perder el alma, y cuán excelente remedio es para ganar lo perdido. - Persuade a que todos la tengan.- Dice cómo es tan gran ganancia y que, aunque la tornen a dejar, es gran bien usar algún tiempo de tan gran bien".
- Síntesis de su drama personal (1-4).
- Tesis y mensaje: valor de la oración para todos (5-9).
- Reanuda el relato de su caso, en referencia a la oración (10-12)
- En el centro del capítulo (6), oración de Teresa a Dios, en soliloquio que repite y condensa a Él todo lo dicho, relato y mensaje.
Cronología: Teresa tiene en este momento en que escribe lo anterior unos 38 o 39 años de edad.
"¡Oh bondad infinita de mi Dios, que me parece os veo y me veo de esta suerte! ¡Oh regalo de los ángeles, que toda me querría, cuando esto veo, deshacer en amaros! ¡Cuán cierto es sufrir Vos a quien os sufre que estéis con él! ¡Oh, qué buen amigo hacéis, Señor mío! ¡Cómo le vais regalando y sufriendo, y esperáis a que
se haga a vuestra condición y tan de mientras le sufrís Vos la suya! ¡Tomáis en cuenta, mi Señor, los ratos que os quiere, y con un punto de arrepentimiento olvidáis lo que os ha ofendido!... Sí, que no matáis a nadie -¡vida de todas las vidas!- de los que se fían de Vos y de los que os quieren por amigo; sino sustentáis la vida del cuerpo con más salud y dáisla al alma".
Y así llegamos al noveno capítulo de VIDA, y al tercero de este triduo en el que hemos querido fijarnos de modo particular. Este capítulo recoge el desenlace del drama vivido por Teresa durante largos años. Dos hechos decisivos aparecen aquí:
1. El encuentro con Cristo en una imagen, que le hace revivir la historia evangélica de la Magdalena.
2. El encuentro con san Agustín y un libro: Las Confesiones, que le hacen revivir la conversión de aquel.
Dos modelos que impulsan a Teresa hacia una etapa definitiva del camino espiritual, y el relato pasa entonces de lo exterior a lo interior: conversión, oración y vida nueva. Es un texto precioso.
ESQUEMA:
- Encuentro con la imagen de Cristo (1-3), y orientación cristológica de la oración de Teresa (4-6).
- Encuentro con san Agustín en sus Confesiones (7-8), y cambio interior de Teresa (9).
- Comienzan a crecer las mercedes de Dios (final del 9).
Teresa cuenta entonces 39 años, a finales de 1554. Entra en su madurez espiritual.
"Pues ya andaba mi alma cansada y, aunque quería, no le dejaban descansar las ruines costumbres que tenía. Me acaeció que, entrando un día en el oratorio, vi una imagen que habían traído allá a guardar, que se había buscado para cierta fiesta que se hacía en casa. Era de Cristo muy llagado y tan devota que, en mirándola, toda me turbó de verle tal, porque representaba bien lo que pasó por nosotros. Fue tanto lo que sentí de lo mal que había agradecido aquellas llagas, que el corazón me parece se me partía, y me arrojé cabe El con grandísimo derramamiento de lágrimas, suplicándole me fortaleciese ya de una vez para no ofenderle".
"En este tiempo me dieron las Confesiones de San Agustín, que parece el Señor lo ordenó, porque yo no las procuré ni nunca las había visto. Yo soy muy aficionada a San Agustín, porque el monasterio adonde estuve seglar era de su Orden y también por haber sido pecador, que en los santos que después de serlo el Señor tornó a Sí hallaba yo mucho consuelo, pareciéndome en ellos había de hallar ayuda y que como los había el Señor perdonado, podía hacer a mí...Como comencé a leer las Confesiones, paréceme me veía yo allí. Comencé a encomendarme mucho a este glorioso Santo...".
Desde estas experiencias espirituales, escribe Teresa (9):
"Paréceme que ganó grandes fuerzas mi alma de la Divina Majestad, y que debía oír mis clamores y haber lástima de tantas lágrimas. Comenzome a crecer la afición de estar más tiempo con él, y a quitarme de los ojos las ocasiones..."
El capítulo siguiente, el 10 , cierra esta primera etapa de la vida de Teresa; a partir del 11 desarrolla un pequeño tratado de oración, las maneras de regar el huerto, y ya luego, cuando regresa al relato, capítulo 23, lo hace diciendo: "Es otro libro nuevo de aqií en adelante, digo otra vida nueva". Entre el antes y el después, la clave de la vida de Teresa: la oración; entendida no como algo que hago, sino como algo que soy, en lo que me convierto, en amistad divina.