"El aspirar del aire
el canto de la dulce filomena
el soto y su donaire
en la noche serena
con llama que consume y no da pena".
"Antes que este divino fuego de amor, que es el Espíritu Santo, se introduzca y una en la sustancia del alma haciéndola arder en suave amor, la embiste purgándola. Bien así como el mismo fuego que entra en el madero, que antes de transformarlo en sí lo primero que hace es comenzarle a secar, echándole la humedad fuera y haciéndole llorar el agua que en sí tiene, hasta disponerle con su calor, tanto que pueda entrar en él y transformarle en sí".
San Juan de la Cruz