viernes, 26 de septiembre de 2025

CARTA IMAGINARIA DE SANTA TERESA A LOS CRISTIANOS DE HOY

Una voz del siglo XVI que sigue resonando en el XXI

Introducción
En este ejercicio de imaginación espiritual, inspirado en la lectura profunda de La Vida de Santa Teresa de Jesús, se recrea lo que podría decirnos hoy esta gran mujer de Dios ante los desafíos de nuestro tiempo. Teresa vivió en una época marcada por conflictos religiosos, tensiones políticas, discriminación de la mujer y sospechas hacia la vida interior. Sin embargo, desde esa complejidad, supo ofrecer una propuesta luminosa, centrada en la oración, la amistad, la interioridad y la certeza del amor de Dios. Su voz sigue viva, y su mensaje resuena con fuerza en medio de nuestras búsquedas y luchas.

📜 Carta de Teresa de Jesús a los cristianos del siglo XXI

Jesús sea en vuestra alma.

Hijos míos, no os espantéis de que os escriba desde el cielo, que bien sabe el Señor que no me faltan ganas de hablar cuando se trata de su honra y de vuestra salud. Y como veo tanto ruido en la tierra, tantas guerras, divisiones, y almas que andan como sin norte, he pedido licencia para deciros unas palabras.

No penséis que el mundo está peor que en mis tiempos. Siempre ha habido turbación, y siempre ha habido almas que buscan a Dios en medio de ella. Lo que importa no es el ruido de fuera, sino el silencio de dentro. Porque si el alma no se recoge, ¿cómo ha de oír al que la llama?

Os digo, pues, que volváis al trato con quien sabemos nos ama. No hay medicina más cierta para las heridas del mundo que la oración verdadera. No esa que se dice por cumplir, sino la que nace del corazón, la que se hace a solas, la que deja que el Señor entre y haga su obra.

Y no me vengáis con que no sabéis orar. ¿Acaso sabéis amar? Pues eso basta. Porque orar es amar, y dejarse amar. Es mirar a Cristo, y dejar que Él os mire. No hace falta subir al cielo, que Él está en vuestro interior. ¡Qué gran cosa es entender esto!

Y vosotras, mujeres, no os dejéis acallar. Si el Señor os ha dado luz, ¿quién puede apagarla? En mi tiempo también me dijeron que callara, que no era cosa de mujeres hablar de Dios. Pero Él me dio palabras, y conventos, y libros, y hermanas. Y si lo hizo conmigo, ¿por qué no con vosotras?

A los que tenéis cargos en la Iglesia, os ruego que no os olvidéis de que el mayor cargo es amar. No se trata de mandar mucho, sino de servir mejor. Que no se pierda el Evangelio entre papeles y disputas. Que se escuche más a los pequeños, a los pobres, a los que lloran.

Y a todos, os digo: no tengáis miedo. El mundo no se arregla con espadas, sino con almas encendidas. Sed castillos interiores, sed moradas de Dios, sed amigos del Señor. Que Él no os pide perfección, sino corazón.

No os entretengo más, que bien sé que tenéis mucho que hacer. Pero hacedlo con amor, con oración, con alegría. Y si alguna vez os falta fuerza, acordaos de que quien tiene a Dios, nada le falta.

Vuestra madre y hermana,
Teresa de Jesús
 

FRANCISCO HABLA DE TERESA

“En la escuela de la santa andariega aprendemos a ser peregrinos. La imagen del camino puede sintetizar muy bien la lección de su vida ...