viernes, 9 de diciembre de 2022

ORACIÓN POR LA COMUNIDAD

Padre, hoy quiero pedirte por mis hermanos de comunidad.

Tú los conoces de una manera única, conoces sus nombres y apellidos,

Pero, sobre todo, conoces sus virtudes y sus defectos,

Sus alegrías y sus penas, sus fortalezas y debilidades.

Sabes la historia completa de cada uno,

Y los amas y aceptas como son,

Y los vivificas con tu Espíritu.



Amas a casa uno, Señor, no porque sean buenos,

Sino porque son tus hijos.

Enséñanos a quererlos de verdad, a imitación de Cristo,

No por sus palabras o sus obras, sino por ellos mismos.

Descúbrenos en cada uno, especialmente en los más débiles,

El misterio de tu amor infinito.



Te doy gracias, Padre, porque me has dado hermanos.

Todos son un regalo tuyo para mí, un verdadero “sacramento”,

Signo sensible y eficaz de la presencia de tu Hijo.

Dame la mirada de Jesús para contemplarlos,

Y dame su corazón para amarlos hasta el extremo,

Y que yo pueda ser también para cada uno de ellos

“sacramento” vivo de la presencia de Jesús.

Amén.

miércoles, 7 de diciembre de 2022

SAN JUAN DE LA CRUZ: EL OFICIO DE AMAR

 "Pero porque dijimos que Dios no se sirve de otra cosa sino de amor, antes que la declaremos será bueno decir aquí la razón: y es porque todas nuestras obras y todos nuestros trabajos, aunque sea lo más que puede ser, no son nada delante de Dios; porque en ellas no le podemos dar nada ni cumplir su deseo, el cual sólo es de engrandecer al alma. Para sí nada de esto desea, pues no lo ha menester, y así, si de algo se sirve, es de que el alma se engrandezca; y como no hay otra cosa en que más la pueda engrandecer que igualándola consigo, por eso solamente se sirve de que le ame; porque la propiedad del amor es igualar al que ama con la cosa amada. De donde, porque el alma aquí tiene perfecto amor, por eso se llama Esposa del Hijo de Dios, lo cual significa igualdad con él, en la cual igualdad de amistad todas las cosas de los dos son comunes a entrambos, como el mismo Esposo lo dijo a sus discípulos (Jn. 15, 15), diciendo: Ya os he dicho mis amigos, porque todo lo que oí de mi Padre os lo he manifestado. Dice, pues, la canción: 
 Mi alma se ha empleado, 
y todo mi caudal, en su servicio; 
ya no guardo ganado, 
ni ya tengo otro oficio, 
que ya sólo en amar es mi ejercicio.

  Por cuanto en la canción pasada ha dicho el alma, o por mejor decir, la Esposa, que se dio toda al Esposo sin dejar nada para sí, dice ahora en esta el modo y manera que tiene en cumplirlo, diciendo que ya está su alma y cuerpo y potencias y toda su habilidad empleada, ya no en las cosas, sino en las que son del servicio de su Esposo; y que por eso ya no anda buscando su propia ganancia, ni se anda tras sus gustos, ni tampoco se ocupa en otras cosas y tratos extraños y ajenos de Dios; y que aun con el mismo Dios ya no tiene otro estilo ni manera de trato sino ejercicio de amor".

San Juan de la Cruz
Cántico Espiritual, Canción 28, 1-2

SAN JUAN DE LA CRUZ: DIOS EN FEMENINO

 

"Comunícase Dios en esta interior unión al alma con tantas veras de amor, que no hay afición de madre que con tanta ternura acaricie a su hijo, ni amor de hermano ni amistad de amigo que se le compare. Porque aún llega a tanto la ternura y verdad de amor con que el inmenso Padre regala y engrandece a esta humilde y amorosa alma, -¡oh cosa maravillosa y digna de todo pavor y admiración!-, que se sujeta a ella verdaderamente para la engrandecer, como si él fuese su siervo y ella fuese su señor. Y está tan solícito en la regalar, como si él fuese su esclavo y ella fuese su Dios: ¡tan profunda es la humildad y dulzura de Dios! Porque él en esta comunicación de amor en alguna manera ejercita aquel servicio que dice él en el Evangelio (Lc. 12, 37) que hará a sus escogidos en el cielo, es a saber, que, ciñéndose, pasando de uno en otro, le servirá. Y así, aquí está empleado en regalar y acariciar al alma como la madre en servir y regalar a su niño, criándole a sus mismos pechos. En lo cual conoce el alma la verdad del dicho de Isaías (66, 12), que dice: A los pechos de Dios seréis llevados y sobre sus rodillas seréis regalados

 ¿Qué sentirá, pues, el alma aquí, entre tan soberanas mercedes? ¡Cómo se derretirá en amor! ¡Cómo agradecerá ella, viendo estos pechos de Dios abiertos para sí con tan soberano y largo amor! Sintiéndose puesta entre tantos deleites, entrégase toda a sí misma a él, y dale también sus pechos de su voluntad y amor, y sintiéndolo y pasando en su alma al modo que la Esposa lo sentía en los Cantares (7, 10-12), hablando con su Esposo, en esta manera: Yo para mi Amado, y la conversión de él para mí. Ven, Amado mío; salgámonos al campo, moremos juntos en las granjas; levantémonos por la mañanica a las viñas y veamos si ha florecido la viña y si las flores paren frutos, si florecieron las granadas. Allí te daré mis pechos, esto es, los deleites y fuerza de mi voluntad emplearé en servicio de tu amor". 

San Juan de la Cruz

Cántico Espiritual B (Canción 27, # 1 -2)

SAN JUAN DE LA CRUZ: ACTITUD ANTE LA NOCHE

Así habla nuestro santo a una de sus dirigidas, y son consejos sabios para vivir esos momentos de aridez u oscuridad que todos padecemos en algunos momentos del camino espiritual:  

"Como ella anda en esas tinieblas y vacíos de pobreza espiritual, piensa que todos le faltan, y todo; mas no es maravilla, pues en eso también le parece le falta Dios. Mas no le falta nada, ni tiene ninguna necesidad de tratar nada, ni tiene qué, ni lo sabe ni lo hallará, que todo es sospecha sin causa. Quien no quiere otra cosa sino a Dios, no anda en tinieblas, aunque más oscuro y pobre se vea".

"Nunca mejor estuvo que ahora, porque nunca estuvo tan humilde ni tan sujeta, ni teniéndose en tan poco, y a todas cosas las cosas del mundo; ni se conocía por tan mala, ni a Dios por tan bueno, ni servía a Dios tan pura y desinteresadamente como ahora, ni se va tras las imperfecciones de su voluntad y enterez, como quizá solía. ¿Qué quiere? ¿Qué vida o modo de proceder se pinta ella en esta vida? ¿Qué piensa que es servir a Dios, sino no hacer males, guardando sus mandamientos, y andar en sus cosas como pudiéremos? Como esto haya, ¿Qué necesidad hay de otras aprehensiones ni otras luces ni jugos de acá o de allá, en que ordinariamente nunca faltan tropiezos y peligros al alma, que con sus entenderes y apetitos se engaña y se embelesa y sus (mismas potencias la hacen errar. Y) así es gran merced de Dios cuando las oscurece, y empobrece al alma de manera que no pueda errar con ellas; y como no se yerre, ¿Qué hay que acertar sino ir por el camino llano de la ley de Dios y de la Iglesia, y sólo vivir en fe oscura y verdadera, (y esperanza cierta y caridad entera, y esperar) allá nuestros bienes, viviendo acá como peregrinos, pobres, desterrados, huérfanos, secos, sin camino y sin nada, esperándolo allá todo? Alégrese y fíese de Dios, que muestras le tiene dadas que puede muy bien, y aún lo debe hacer; y si no, no será mucho que se enoje viéndola andar tan boba, llevándola él por donde más la conviene, y habiéndola puesto en puesto tan seguro. No quiera nada sino ese modo, y allane el alma, que buena está, y comulgue como suele. El confesar, cuando hubiere cosa clara. Y no tiene que tratar. Cuando tuviere algo, a mí me lo escribirá, y escríbame presto, y más veces... ".

San Juan de la Cruz

Carta a Doña Juana de Pedraza

(Segovia, 12 de octubre de 1589)

lunes, 28 de noviembre de 2022

DURUELO, TERESA Y EL CARMELO DESCALZO MASCULINO

Duruelo, cuna de los carmelitas descalzos. Concordancias y discrepancias con santa Teresa

Daniel de Pablo Maroto, ocd (“La Santa”, Ávila)


El día 28 de noviembre de 1568 un reducido grupo de frailes carmelitas, entre ellos fray Juan de Santo Matía (san Juan de la Cruz) iniciaron en el “lugarcillo” de Duruelo, como dice santa Teresa, una aventura espiritual que todavía perdura en los carmelitas descalzos. Era un lugar inhóspito, perdido en la ancha y profunda estepa castellana, que tuvieron que abandonar pronto por insalubre y refugiarse en Mancera (Ávila), otro pueblecito cercano. Duruelo, para el Carmen descalzo, ha sido como un espejo lejano en el que mirarse, una medida de su ser, una diminuta simiente que, enterrada en tierra fértil, germinó, como en la parábola del evangelista Marcos, sin que sepamos cómo.

Pero no basta mirar al pasado como miramos la corriente de un río sin posible retorno, un mero espectáculo estético que se presenta y desaparece sin dejar huella, un viento del Espíritu que se evapora, etc.; sino como un remanso de nutrientes del que todavía vivimos. Su recurrencia en nuestra vida me incita a pensar no solo en los primeros padres, sus prácticas orantes, ascéticas y misioneras en la comarca cercana como si fuese una historia pasada, sino como una simiente viva y fecunda confrontándola con lo que queda en nuestros actos de aquella vida. Y, mejor todavía, reflexionar sobre el “estilo” de vida allí implantado por los primeros hermanos y confrontarla con el ideal propuesto por nuestra “madre” Teresa de Jesús.

Es cierto que la madre Teresa no solo les procuró una casucha donde vivir y que ella, con su imaginaria desbordada, pronto transformó en “convento”; ideó la estructura del vestido exterior: hábito marrón y capa blanca recortados del de los carmelitas calzados; se alegró mucho de su “apostolado” en los pueblos cercanos, predicando más con su ejemplo de vida que con sus palabras; pero se asustó del proyecto penitencial inaugurado que podía retraer a las futuras vocaciones, por ejemplo, andar completamente “descalzos”, práctica a la que ella siempre se opuso, aunque ciertamente identificaba a las “reformas” de algunos religiosos del siglo XVI.

Ella soñó con “hombres” de su familia religiosa que viviesen los mismos ideales que iba sembrando en la familia “femenina”; que cumpliesen con la “misión” de la Iglesia que ni ella ni sus monjas podían cumplir “por ser mujeres”. Teresa lloraba por no poder ir a tierras de misión, como testificó en los Procesos canónicos una hija muy querida. Y -muy importante- sacerdotes que ayudasen a sus “monjas” a ser perfectas carmelitas descalzas como santos y sabios confesores, predicadores y directores espirituales con experiencia de las “vías” del Señor; no “medio letrados” que la engañaron con su poco saber, sino auténticos “letrados”, como los encontró en los conventos de los dominicos, franciscanos y jesuitas, y aun en el clero secular.

¿Asumieron los carmelitas descalzos este proyecto ideal de la “madre Teresa”? Este es el problema, la pregunta que la familia teresiana tiene que plantearse siempre en la búsqueda del famoso “carisma” de la orden. Ella es la “Fundadora”, la piedra angular sobre la que debe asentarse el edificio de los frailes. La pregunta que nos podemos hacer a varios siglos de distancia es si los contemporáneos de la madre Teresa la tuvieron como “fundadora” y qué relación tuvieron con ella. Es difícil contestar a la propuesta, pero podemos tener algún indicio para responder a la pregunta. Ciertamente es raro que una mujer “reformase” una orden clerical. Por lo que he indagado en la historia, solo otra mujer en Francia reformó una rama de franciscanos.

Creo que fuera de alguna salida de tono de algún “descalzo”, los frailes tuvieron respeto y admiración por la “madre” Teresa. Ella se permitió, en alguna ocasión, criticar ciertas actuaciones de los descalzos, por ejemplo, que les diesen mejor de comer y que tuviesen cuidado con la higiene, como escribió al padre Gracián cuando preparaban las nuevas Constituciones en el capítulo de 1581; expresó también el deseo de que algunos fuesen “maestros” (doctores) con estudios universitarios. La propuesta no tuvo éxito. No obstante la carencia de títulos académicos, la Reforma teresiana en España creó, posiblemente, la mejor escuela de espiritualidad en el siglo XVII, obra de grandes profesores y escritores de espiritualidad y de mística en sus colegios, y también eminentes en teología y filosofía. ¡Cuánto hubiese gozado la madre Teresa al conocer a estos grandes teólogos místicos y filósofos!

Es verdad que, en los Procesos para la beatificación y canonización, sobre todo los “informativos” desde el año 1591, aparecen pocos carmelitas descalzos, en una enorme desproporción con las “descalzas” y con otras órdenes religiosas. Pero a los frailes descalzos les cabe la honra, en el gobierno del P. Nicolás Doria, de haber recuperado, con poco éxito, el cuerpo de la Santa desde Alba de Tormes al convento de San José de Ávila, al que tenía derecho. Y durante ese mismo gobierno, en el que participó también fray Juan de la Cruz, se imprimieron las Obras de la madre Teresa en Salamanca, 1588. En la “Dedicatoria” a la Emperatriz María de Austria, hermana de Felipe II, el provincial, Padre Doria, le dice: “Estos [tratados] ofrecemos ahora a Vuestra Majestad como la más preciosa joya que tenemos”.

Como participación de la madre Teresa en la vida de los frailes descalzos, recordemos que, desde el año 1575, no solo defendió a los descalzos ante el general de la orden contra la persecución de los calzados, sino que fue la primera que propuso pedir a la Santa Sede una bula de separación de los provinciales de España, siguiendo unidos a la orden. Y la inteligente carmelita María de San José recordó a los descalzos que fueron las monjas quienes subvencionaron el viaje a Roma de dos descalzos para conseguir el preciado documento.

Y termino recordando que la madre Teresa, que comenzó alabando la existencia de los “descalzos” como parte de una familia unida, y que pensó que “esta [la fundación de frailes] era muy mayor merced que la que me hacía en fundar casas de monjas” (Fundaciones, 14, 12); terminó casi lamentando su existencia por los trabajos que le daban: “Algunas veces me pesara que se había comenzado”. Alaba la existencia de las monjas que iban bien, pero las de los frailes “no iban mal, mas llevaba principio de caer mu presto”, y da algunas razones (Ib. 23, 12) (¡!). Los carmelitas descalzos debemos continuar mirando a Duruelo y lo que la madre Teresa nos sigue ayudando a ser fieles a su vida y su magisterio.


(Para más información, cf. DANIEL DE PABLO MAROTO, Ser y misión del Carmelo Teresiano. Historia de un carisma, Madrid, Editorial de Espiritualidad, 2011, 386 pp.).

FRANCISCO HABLA DE TERESA

“En la escuela de la santa andariega aprendemos a ser peregrinos. La imagen del camino puede sintetizar muy bien la lección de su vida ...