"Ya sabéis
que Dios está en todas partes. Pues claro está que adonde está el Rey, allí
dice está la corte; en fin, que adonde está Dios es el Cielo. Sin duda lo
podéis creer, que adonde está Su Majestad está toda la gloria. Pues miren que
dice San Agustín que le buscaba en muchas partes y que le vino a hallar dentro
de sí mismo. Por bajo que hable, está tan cerca que nos oirá; y no hará falta
ponerse alas para ir a buscarle, sino ponerse en soledad y mirarle dentro de sí
y no extrañarse de tan buen huésped; sino con gran humildad hablarle como
Padre, pedirle como Padre, contarle sus trabajos, pedirle remedio para ellos,
entendiendo no somos dignos de ser sus hijos".
(Teresa de Jesús, Camino)