Estar conscientes de la presencia de Dios, permanente, en todos y en todo, fue el centro de la espiritualidad que vivió y recomendó insistentemente Fray Lorenzo de la Resurrección, cuyo cuarto centenario del nacimiento estamos celebrando este año.
"Esta presencia de Dios, un poco difícil en los comienzos,
practicada con fidelidad, actúa secretamente en el alma efectos maravillosos, y
atrae abundantemente las gracias del Señor y lo conduce sin darse cuenta a esta
mirada simple, a esta mirada enamorada de Dios presente en todas partes, que es
la manera más santa, más sólida, más fácil y más eficaz de oración. A través de
esta presencia de Dios y esta mirada interior, el alma se familiariza con Dios
de tal modo que pasa casi toda su vida en actos continuos de amor, de adoración,
de contrición, de confianza, de acción de gracias, de ofrenda, de petición y de
todas las más excelentes virtudes. Y algunas veces se convierte en un solo acto
que ya no pasa, pues el alma permanece en el ejercicio continuo de esta divina
presencia".
FRAY LORENZO DE LA RESURRECCIÓN