“Béseme con beso de su boca.”
“ Oh Señor mío y Dios mío,! y qué palabra ésta para que la
diga un gusano a su Criador!. Bendito seáis vos, Señor, que por tantas maneras
nos habéis enseñado. Mas ¿quién osara,
Rey mío, decir esta palabra si no fuera con vuestra licencia? Es cosa que espanta, y así espantará decir yo
que la diga nadie. Dirán que soy una necia, que no quiere decir esto, que tiene
muchas significaciones, que está claro que no habíamos de decir esta palabra a
Dios, que por eso es bien que estas cosas no las lea gente simple. Yo lo confieso, que tiene
muchos entendimientos; mas el alma que
está abrasada de amor que la desatina no quiere ninguno sino decir estas
palabras; sí, que no se lo quita el
Señor. ¡Válgame Dios! ¿Qué nos espanta?
¿No es de admirar más la obra?. ¿No nos
llegamos al Santísimo Sacramento? Y aún pensaba yo si pedía la Esposa esta
merced que Cristo después nos hizo. También pensaba si pedía aquel ayuntamiento
tan grande como fue hacerse Dios hombre, aquella amistad que hizo con el género
humano; porque, claro está que el beso es señal de paz y amistad grande entre
dos personas Cuántas maneras hay de paz, el Señor ayude a que lo entendamos”.
SANTA TERESA DE JESUS.
Conceptos del Amor de
Dios, 1,10