“La Noche de Navidad de 1886 la llamará Teresa de Lisieux su
noche de luz, ‘la noche de mi conversión’. Un acontecimiento capital transforma
el resto de su vida: el paso de la infancia a la edad adulta.
El padre y las hijas vuelven de la misa del gallo. ‘Al
llegar, comencé a saborear la alegría de ir a la chimenea a recoger (los
regalos) en mis zapatos..' Pero esta vez el padre.. ‘No
vio con gusto aquella noche los zapatos colocados en la chimenea y pronunció
unas palabras que me partieron el corazón: !En fin, menos mal que ya es el
último año!’. La reacción del señor Martín desmitologiza de un golpe a los ojos
de Teresa el rito de los zapatos en la chimenea y lo desvaloriza radicalmente.
Un pasaje de una
carta de 1896 es todavía más explícita: ‘La noche de Navidad de 1886 fue en
verdad decisiva en mi vocación, pero para calificarla con más claridad debo
llamarla la noche de mi conversión. En esa noche bendita de la cual está
escrito que ilumina las delicias del mismo Dios, Jesús, que se hacía niño por
mi amor, se dignó sacarme de los pañales e imperfecciones de la infancia. Me
transformó de tal suerte que no me conocía a mi misma’.
Ese don de la fuerza se le concede, paradójicamente, en la fiesta de Navidad, cuando Cristo aparece
como un niño, como un ser sin fuerza. El Cristo de la conversión de Teresa es
el que se muestra fuerte a través de su debilidad…En esta narración de
conversión se describe una especie de choque luminoso..esta noche de luz que
ella vivió no la llama Teresa así a causa de una iluminación especial que
hubiera tenido, sino de un acto que se operó y a través del cual quedó ella
transformada..Cristo la hizo salir de la infancia, siendo éste el principio del
último período de su vida, el período adulto y definitivo.
Habrá que recordar
siempre, cuando se hable del ‘camino de infancia’ de Teresa de Lisieux, que no
puede tratarse de una invitación a la regresión y la puerilidad, puesto que
Cristo se le presentó a Teresa como el que le concede lo que ella estima
decisivo: salir de la infancia, y para
siempre.
Si Teresa insiste en el papel de Cristo en esta
transformación que se opera en ella, no hay que olvidar la cooperación que ella
aportó a su vez, y el valor con que dio el paso. Teresa acepta con energía
todas sus frustraciones..Puede decirse que la fuerza de alma es en Teresa el fondo mismo de su carácter… La
conversión de Navidad consiste precisamente en que para ella Jesús viene a
darle su fuerza y la acepta como una niña, lo cual precisamente le permite no
ser ya como una niña. En adelante ésa será la fuente de su alegría. La
conversión de Navidad la vuelve.. ‘armada para la guerra’, todo lo contrario a
las imágenes insípidas con que se ha querido presentarla.”
JEAN FRANCOIS SIX. La verdadera infancia de Teresa de
Lisieux.
A todos y todas, amigos y amigas, les deseo
!FELIZ NAVIDAD!
A todos y todas, amigos y amigas, les deseo
!FELIZ NAVIDAD!