"Cuando considero que decís que tenéis vuestros deleites con los hijos de los hombres, se alegra mucho mi alma. !Oh Señor del cielo y de la tierra, y qué palabras éstas para que ningún pecador desconfíe!...Aquella voz que se oyó cuando el Bautismo, dijo que os deleitáis con vuestro Hijo..
Pues ¿qué necesidad tenéis de mi amor? ¿Para qué lo queréis, Dios mío, qué ganáis con él? !Oh, bendito seáis, Dios mío, para siempre!".
SANTA TERESA DE JESÚS, E 7