jueves, 24 de abril de 2014

HACE 400 AÑOS BEATIFICARON A TERESA...

Hace hoy 400 años, el 24 de abril de 1614, el Papa Pablo VI beatificaba a la Madre Teresa de Jesús. En esta Semana de Pascua, celebramos, con este aniversario, la Obra del Espíritu en Teresa. Teresa abrió su vida a Cristo, y el Espíritu Santo, que Cristo Resucitado derrama sobre sus discípulos, la llenó con su fuerza, su creatividad, su alegría, su sabiduría.

"No está la cosa en pensar mucho, sino en amar mucho; y así, lo que más les despierte  amar, eso hagan. Quizá no sabemos que es amar y no me asombra mucho; porque no está en el mayor gusto, sino en la mayor determinación de desear contentar en todo a Dios y procurar en cuanto pudiésemos no ofenderle y rogarle que vaya siempre adelante la honra y gloria de su Hijo y el aumento de la Iglesia. Estas son las señales del amor". (Moradas)

"Es menester no poner vuestro fundamento sólo en rezar y contemplar; porque, si no procuran virtudes y las ejercitan, se quedarán enanos; y aun quiera Dios que sea sólo no crecer, porque ya saben que quien no crece, descrece. Créanme que Marta y María han de andar juntas para hospedar al Señor, y tenerle siempre consigo. Procuremos alcanzar esto, y no para gozar, sino para tener fuerzas para servir". (Moradas)


El proceso de Beatificación de Santa Teresa de Jesús

El concilio de Trento había mandado que no se admitiesen nuevos milagros, ni se adoptasen nuevas reliquias, a no ser que estuviesen reconocidas y aprobadas por el obispo. También es cierto que no se podía tener un nuevo santo si no se contaba con milagros y sus reliquias eran objeto de devoción por parte de los fieles.

Por eso a la altura de 1591, 15 de octubre, el obispo de Salamanca, Jerónimo Manrique Figueroa, después de haber visitado Alba de Tormes donde se cerciora del estado incorrupto del cuerpo de la Madre Teresa, y por "haber Dios Nuestro Señor obrado maravilla en él", y por haber tenido la Madre Teresa "Santa y ejemplar vida", manda que se dé inicio al proceso informativo de beatificación, siendo los primeros declarante el P. Domingo Báñez y su primer biógrafo el P, Francisco Rivera.

Por sugerencia de Felipe II el nuncio del Papa, Camilo Gaetano, entre 1595-1597, manda llevar a cabo un proceso informativo en los lugares donde la Madre Teresa había vivido o era más conocida. Reunida toda la información conseguida fue enviada a Roma en 1597, acompañada de cartas del rey de España Felipe II. A esta petición se unieron la del concilio provincial de Tarragona, la de la Congregación de las Catedrales e Iglesias metropolitanas de los reinos de Castilla y León, así como las universidades de Salamanca y Alcalá.

Desde Roma el Padre Jerónimo Gracián transmite al Papa, entonces Pablo V, el deseo de iniciar dicho proceso.  En 1604 se inicia el procedimiento con la autoridad apostólica. A su término se pública. El Breve de beatificación de la madre Teresa, firmado por Pablo V en Roma el 24 de abril de 1614.

Fiestas de Beatificación

Los festejos por la nueva Beata debemos insertarlos dentro de la fiesta barroca, caracterizada por ser una celebración participativa de toda la ciudad, reglamentada, controlada y jerarquizada por las mismas autoridades municipales. Las fiestas fueron de larga duración, no menos de ocho días, un octavario, a lo largo del cual la
ciudad, exhibiendo sus mejores galas, manifestaba su alegría y devoción por la Beata Teresa. Los festejos abarcaron la doble esfera, religiosa, con la celebración de misas solemnes con sermón, vísperas cantadas y vistosas procesiones, en las que participaban toda la ciudad: las autoridades civiles, las órdenes religiosas, el clero secular, la nobleza, las cofradías con sus estandartes, bandera, cruces y música.
El segundo ámbito de la fiesta es el profano, donde no faltaron certámenes poéticos exaltando la figura de la Madre Teresa, teatro, simulacros de la batalla entre el bien y el mal, de ángeles y demonios, con la victoria del ángel sobre el demonio. Para dar un carácter más popular a las fiestas no faltaron las corridas de toros, así como los juegos ecuestres, luminarias y fuegos artificiales, que a la vistosidad unían la vibración, el ruido, el estruendo final y el olor
de la pólvora.
Las actividades religiosas se apoderaron de las ciudades durante los días de la celebración, transformándolas a través de las arquitecturas efímeras y de todo tipo de decoración y colgaduras en ventana y balcones. No faltaron en la fiestas de la beatificación de la Madre Teresa certámenes poéticos, en donde participaron los grandes poetas de la época. Conocida la noticia de la beatificación se convocaba un certamen poético para "loar", cantar y retratar en canciones, o poemas las cualidades y perfecciones de Teresa de Jesús.

FRANCISCO HABLA DE TERESA

“En la escuela de la santa andariega aprendemos a ser peregrinos. La imagen del camino puede sintetizar muy bien la lección de su vida ...