miércoles, 28 de agosto de 2019

DESCUBRIR NUESTRA VERDADERA IDENTIDAD EN DIOS (El camino de la oración contemplativa)

1. Comenzamos diciendo lo siguiente: "Es esencial que cada persona ofrezca una respuesta personal a Dios en Cristo. Hay que asumir un riesgo. Hay que emprender un viaje". Tres ideas importantes: respuesta personal, riesgo, viaje, que se comprenden desde un nombre: Cristo.  Somos "cristianos" y en nuestra oración alimentamos nuesttra amistad con Cristo, y a través de Él, "Buscamos la plena conciencia contemplativa de la realidad", cada uno a su manera, a su nivel. Unirse a Cristo, a traves de la oración, en sus diversos grados, y así adquirir una "nueva visión". Recordamos lo de "nacer de nuevo".  Pero somos extremadamente complejos en lo que hacemos, y Dios es simple, por eso nos cuesta tanto despojarnos de todo ese exceso de equipaje, de toda esa complejidad, y simplemente estar, ser en Dios con Cristo.

2. PURIFICACIÓN: En nuestra oración devocional estamos  buscando siempre consuelo, seguridad; nos asusta la duda o la angustia o la incertidumbre. Digamos que esa oración corresponde a la etapa de "principiantes", pero luego debemos avanzar a la de "aprovechados", y en ella se nos pide y se nos ofrece algo más. 

"Que nadie conciba la contemplación como una evasión del conflicto, de la angustia o de la duda. Todo lo contrario: la profunda e inexpresable certeza de la experiencia contemplativa despierta una angustia trágica y abre en lo profundo del corazón muchas preguntas que son como heridas que no pueden dejar de sangrar". 

Es el camino de la oscuridad purificadora, en cuyo seno se esconde la luz que buscamos. La vida cristiana se presenta claramente en el NT, de forma primordial, como una participación en la vida de Cristo. Así como Jesús se vació en la cruz, transformando el vacío en plenitud, así debemos  experimentar nosotros la transformación espiritual, muriendo y resucitando con Él. "Nuestra vida en Cristo es una vida en proceso, y nuestra tendencia al pecado es en sí un misterio. Es la oscuridad que ha sido redimida por Cristo pero que constantemente y con esfuerzo tenemos que exponer a su mirada sanadora".

3. GRATUIDAD: Por eso importante saber que a Dios solo puede llevarnos Dios: no hay técnicas, ejercicios devotos, espiritualidades que sustituyan su hacer; son útiles en cierta medida si nos disponen para ello, o estorban cuando interfieren en la acción de Dios.  Progresar en el camino de la oración es siempre un regalo de Dios, y Él nos sorprende, superando nuestros planes. Lo nuestro es más bien abandonarnos a Su voluntad; Él está sobre nosotros, nos envuelve y nos sostiene. El contemplativo no es útil en el sentido en que el mundo pueda interpretar ese término, pero siendo fiel a esa inutilidad, la persona de oración aporta al mundo una dimensión cualitativa (Nouwen distingue "tener éxito" de "dar frutos"; la oración contemplativa no es exitosa, pero es fructífera).

4. Somos uno con Dios: nuestro yo más profundo no es tanto nuestro propio yo como el yo que es uno con "el Cristo Resucitado e Inmortal en quien todo está realizado en el Uno". Por eso hablamos de un viaje, y "el yo que emprende la andadura no es el yo que llega. El yo que inicia el viaje es alguien que creíamos ser. Es el yo que va muriendo en el camino hasta que al final no queda nadie. Ese no yo que queda es nuestro verdadero yo, el yo previo a esto a aquello, el yo en Dios, el yo más grande que la muerte, y que con todo, nace del morir. Ese es el yo que el Padre ama sin fin". 

5. Hablamos entonces de una oposición, entre el verdadero yo en Dios y el falso yo de los deseos egocéntricos. De ahí la importancia de preguntarnos en actitud orante: Quién Soy Yo, no en relación con esto a aquello particular, sino quién soy yo en última instancia ante Dios. Aquí entran muchas preguntas particulares, pero que deben conducirme progresivamente a la pregunta: ¿Quién soy yo de forma absoluta? La identidad que configuran mis muchas relaciones particulares (familia, esposo, hijos, amigos, trabajo, sociedad, comunidad) es real, pero ninguna de ellas, sola o en conjunto, constituyen la totalidad de mi ser. 

6. No significa el irrespeto hacia mi identidad o personalidad, resultado de todas esas interacciones. La vida espiritual ha de mostrar respeto profunda por toda nuestra persona, las realidades del día a día, y el yo que se va conformando. "Pero cuando la identidad relativa del ego se toma como mi identidad más honda y la única existente, cuando me aferro a este yo y hago de él el centro alrededor del cual y para cual vivo, entonces convierto mi identidad empírica en el falso yo. Ese yo entonces se erige en el mayor obstáculo para despertar a mi verdadero yo."

7. El verdadero yo es la totalidad de nuestro ser ante Dios (no una identidad oscura y oculta, ni que se haya extraviado en los laberintos de nuestra mente). Es el yo  que es, el que hemos de llegar a ser, aquel para lo que el Padre nos creo. Y ese yo es simple, como Dios es simple. Es esa conciencia contemplativa de la verdadera oración. De ahí el vínculo entre el conocimiento propio que permite aflorar ese yo verdadero y la oración contemplativa. Es orando donde descubrimos nuestro yo verdadero. Nos descubrimos como niños que se han extraviado y han olvidado  cuál es su verdadero hogar. 

8. La vida espiritual, en su totalidad, encuentra su cumplimiento llevando nuestra vida entera a una comunión transformadora y llena de amor con el Dios inefable. Y por eso, "la vida espiritual se ha de seguir con toda seriedad como si no hubiera vida espiritual. Esa es la única forma sana y segura de adentrarse en las aguas profundas del Espíritu". Y ha de llevarse con la sencillez propia de los niños, y sabiendo que no hay vida espiritual que se halle separada de la misma vida.  Solo hay una vida y esa es la vida de Dios, que Él nos da momento tras momento, atrayéndonos hacia sí con cada aliento sagrado que tomamos

9. Hay que señalar, no obstante, que lo que buscamos al orar no es la misma oración sino a Dios. Lo que buscamos no es una experiencia de Dios sino al Dios vivo, inherente, a la par que trascendente, a toda experiencia. Algunos buscan ganar algo al convertirse en "personas espirituales", pero "siendo místico no eres más de lo que eras antes, sino menos.De hecho, no queda nadie, salvo Dios". De ahí que debamos acudir a la oración del mismo modo que un niño toma un vaso de agua, y orar con sencillez; nuestra oración no nos confiere niunguna identidad, no embellece ni añade nada a ese ego que anda buscando reconocimiento o recompensa. Al contrario, es una senda de abandono, de vaciamiento, de "nada, nada, nada" para ir al Todo. 


10. Así, es en Dios en Quien redescubrimos y recuperamos lo que entregamos en el camino para unirnos a Él. Y es en la oración donde nos descubrimos en Dios. La oración es un viaje en el que, si Dios desea que solo demos un paso, ese paso nos lleva al paraíso; pero si nos empeñamos en dar dos y no uno, ese otro puede hacernos caer en el pozo del infierno (del falso yo que ora no para encontrar a Dios, sino para hallarse y engrandecerse a sí mismo). La búsqueda entusiasta de experiencias y logros tiene poco o nada que ver con la verdadera oración

"Buscar lo limitado en un lugar definido es limitarlo y, por consiguiente, no encontrarlo. Una vez que nos damos cuenta de esto, todo pasa a ser un símbolo potencial que hace posible la comunión con Dios".

Vamos entonces a resumir lo anterior con estas ideas: "Dios está en todas partes y por eso nunca está en otro lugar más que en aquel en el que nosotros estamos en cada instante". La oración, y también la purificación que experimentamos en ella, nos ayudan a encontrar a Dios para que podamos "vivir en plenitud", es decir, a conciencia y con gratitud, y a traves de nuestra propia presencia, invitar a otros a vivir de igual manera. "La autentica experiencia religiosa nos desafía constantemente a vivir a la altura de las continuas demandas del amor, encarnadas en nuestros hermanos y hermanas necesitados".

(Resumido, y apuntado, desde la lectura de "El Palacio del Vacío de Thomas Merton", James Finley, Sal Terrae)

FRANCISCO HABLA DE TERESA

“En la escuela de la santa andariega aprendemos a ser peregrinos. La imagen del camino puede sintetizar muy bien la lección de su vida ...