"La gracia divina, cuando se manifiesta, opera alzando del polvo. La gracia alza la humana estructura en la que se apoya y la alza sublimando al sujeto natural según la altura a que quiere levantarla. Comienza siempre desde cero. Y la modalidad que adopta en cada hombre la divina misericordia, es al mismo tiempo la medida de su pobreza radical. En otras palabras: la pequeñez y la miseria en todo hijo de Dios es el molde mismo de la santidad".
(Anselmo A. Donazar, La cierva vulnerada)