"El nombre que nos identifica en la Iglesia es “hermanos descalzos de María”. Somos “hermanos” y, por ello, la fraternidad no es un elemento accesorio, sino sustancial. La mayoría de los religiosos son también sacerdotes, y nuestro servicio es en gran parte de tipo ministerial. Esto puede llevar inconscientemente a dejar en un segundo plano nuestra identidad de religiosos y de carmelitas descalzos o incluso a considerarla solo una condición previa con vistas a la ordenación sacerdotal. La posible ordenación deber ser integrada en nuestra identidad religiosa. De este modo la enriquece, pero no la sustituye. No nos llamamos “padres”, es decir, sacerdotes que viven en fraternidad, sino hermanos, y hermanos “descalzos”, es decir, sin otras riquezas o recursos para presentar al mundo que la fraternidad que nos une a María y entre nosotros".
Declaración sobre el carisma OCD