Capítulo 7: Trata por los términos que fue perdiendo las mercedes que el Señor le había hecho, y cuán perdida vida comenzó a tener. -. Dice los daños que hay en no ser muy encerrados los monasterios de monjas.
Capítulo 8: Trata del gran bien que le hizo no se apartar del todo de la oración para no perder el alma, y cuán excelente remedio es para ganar lo perdido. - Persuade a que todos la tengan.- Dice cómo es tan gran ganancia y que, aunque la tornen a dejar, es gran bien usar algún tiempo de tan gran bien.
Capítulo 9: Trata por qué términos comenzó el Señor a despertar su alma y darla luz en tan grandes tinieblas y a fortalecer sus virtudes para no ofenderle.
Nos centramos para empezar en el capítulo 7: Años difíciles para Teresa, años de crisis y de luchas, también la muerte de su padre hace mella en ella, pero despierta a la vez también una lenta recuperación espiritual. Casi un decenio, entre los 35 y los 45 años de edad, recogen estas páginas.
1. Teresa, enferma de cuerpo, pasa a serlo también de alma. Es víctima de 2 tentaciones: siente vergüenza de sí misma ante Dios (dejar la oración), y se siente impulsada a ser como las otras (mediocridad).
2. Pesa sobre ella la situación de la comunidad (2-5). Cede a las amistades con los de fuera (6-7) y no se rinde al requerimiento misterioso de los dos episodios simbólicos: Cristo (6) y el sapo (8).
3. Una excepción luminosa es la figura de su padre, pero ella no es fiel en el camino que comparten, el de la oración, y termina abandonándola (10-13).
4. La muerte de Don Alonso la sacude interiormente, sumergiéndola en una profunda soledad (13-16), que lentamente le hace reanudar su vida interior, su camino espiritual. Teresa lucha muchos años, y lucha sola.
Así, pues, resumiendo lo anterior, tres recuerdos fuertes dominan el relato de este capítulo 7: su propia crisis, la figura de su padre, y la lucha en soledad. Como cierre, un elogio de la amistad espiritual, y una oración de gratitud a Dios.
"Gran mal es un alma sola entre tantos peligros. Paréceme a mí
que si yo tuviera con quién tratar todo esto, que me ayudara a no
tornar a caer, siquiera por vergüenza, ya que no la tenía de Dios.
Por eso, aconsejaría yo a los que tienen oración, en especial al
principio, procuren amistad y trato con otras personas que traten de lo mismo. Es cosa importantísima, aunque no sea sino ayudarse
unos a otros con sus oraciones...".