domingo, 24 de noviembre de 2019

ORAR ES...

"Ama siempre la oración... Cuando te aconsejo la oración, no se trata de imponerse una cantidad de oraciones vocales para rezarlas diariamente. Hablo, más bien, de esa elevación del alma a Dios a través de todas las cosas que nos constituye en una especie de comunión ininterrumpida con la Santísima Trinidad, obrando con sencillez a la luz de su mirada"

Santa Isabel de la Trinidad

martes, 19 de noviembre de 2019

CAMINANDO CON TERESA (10): DEFENSA DE LA ORACIÓN...

El capítulo 21 de CAMINO es una defensa  audaz de la oración, el corazón del libro de Teresa. Ella toma partido en la polémica que se establece entre teólogos e inquisidores contra contemplativos y espirituales; polémica en la que participan grandes figuras de la Iglesia de su tiempo: Melchor Cano, Fernando de Valdéz, Granada, Carranza, Juan de Ávila, Francisco de Borja... Ellas, mujeres dedicadas a la oración, llamadas a la contemplación, no pueden soslayar esta situación conflictiva, deben posicionarse, tener ideas claras sobre este asunto, y defender su opción vital. Es lo que hace Teresa. 

  En el borrador del libro Teresa había dividido el tema en dos capítulos, pero luego en la redacción definitiva los unió, pero insistiendo en los mismos temas: conjurando miedos y  disparando contra opositores de carne y hueso. Es un capítulo audaz, que se lee con ganas, y en el que aparece la mujer valiente, irónica y atrevida, que defiende un camino para ella y sus hermanas de San José. Se trata de la tensión conflictiva, presente siempre en la historia de la espiritualidad cristiana, entre acción y contemplación, o más bien de la resistencia de la acción a la contemplación. Los orantes eran mirados con sospecha y aprensión, puestos a la par de luteranos e iluminados. 

Al escribir este capítulo, Teresa tiene muy presente su propia experiencia: en torno a sus 40 años ella desemboca en el océano de la contemplación, con grandes gracias místicas, para convertirse en una orante convencida y proselitista. Pero esa hora de gracia acaece en un momento de crispación eclesial en su entorno, con ramalazos de ortodoxia y antifeminismo. De la reacción contra  casos aislados se pasa al rechazo de toda experiencia de mujer, sin excepción. Y también se recela de todo libro escrito en lengua vulgar, y contra la comunión frecuente... Ella cuenta en Vida 26,5 que se le impone la entrega de los libros de oración que solía utilizar, y algún teólogo llegó a prohibirle la oración y la comunión, e imponerle gestos grotescos, hasta llenarla de temores. 

En resumen: quitarle los libros, quitarle las comuniones, prohibirle la oración y llenarla de miedos.  Así, cuando Teresa escribe este capítulo todo eso ya quedó atrás, pero está fresco en su memoria, y no quiere que sus lectoras pasen por lo mismo, ni que asuman prejuicios contra la vida orante o la formación espiritual a base de libros comprensibles. 


Ahora se podrá entender mejor el ímpetu con el que Teresa escribe estas páginas, y lo mismo otras partes del libro. Rechaza y condena todo eso con una frase: esos que quitan libros y atacan la oración y a los contemplativos, "huyen del bien para librarse del mal. Nunca tan mala invención he visto. ¡Bien parece del demonio!".  Teresa lo tiene claro. Cada vez que en la Iglesia prevalece el miedo al mal sobre el amor al bien se produce esa fuga fatal: huir del bien para librarse del mal.

Esta defensa de Teresa continúa luego en el capítulo siguiente, pero ahora dialoga con sus lectoras en un tono maternal y a la vez combativo. Estas son las ideas fundamentales:

1. Nada de miedos: ni incertidumbres ni encogimientos; altos ideales y pensamientos. 
2. La oración es camino seguro, real, divino.
3. Comenzar fundadas en palabras del Evangelio, que esas no se las pueden quitar. 
4. No basta comenzar con miedo: hay que hacerlo con una "determinada determinación". 
5. Determinarse sí, pero sin arrogancia ni autosuficiencia, con humildad. 

 Ya podemos imaginar que estas páginas de CAMINO sufrieron lo suyo a la hora de editarse y publicarse, por el recelo de teólogos y censores; unos celosos de la doctrina, y otros cuidando la ortodoxia de Teresa para que no sufriera tropiezos la divulgación de sus escritos. En aquellos tiempos recios queda visible la postura de unos y de otros...

(Ideas resumidas a partir de los escritos del P. Tomás Alvarez, ocd).




lunes, 18 de noviembre de 2019

CAMINANDO CON TERESA (9): BUSCANDO EL AGUA VIVA....

Sigamos este CAMINO con Teresa, que ahora, en el capítulo 19, dice que va a comenzar a tratar de la oración...Comenzar, casi a mitad de Camino; y es que este libro es toda una pedagogía de la oración, por ello la Santa dedica 18 capítulos para hablarnos de la vida del orante, de sus actitudes, sus virtudes, sus disposiciones. 

Mencionemos, una vez más, las más importantes a modo de resumen:

1. Situarse en plena marejada de Iglesia y de Mundo.
2. Ser bienaventuradamente pobre.
3. Ser luchador batallero, casi peleón por los ideales evangélicos.
4. Cultivar la amistad con los hermanos para hacer posible la amistad con Dios.
5. Deberá ser libre y desprendido: desasido de todo para darse del todo al Todo.
6. Ser humilde: capaz de andar en verdad.
7. Disponible siempre a los planes de Dios para su vida..... y otras.

 Para Teresa, y enlazamos con el capítulo precedente, el orante no es un traficante de la amistad de Dios, no es impositivo, ni emplaza al Amigo con exigencias, sino que se fía de él, le deja siempre la iniciativa: "Dejemos hacer al Señor"; "El nos conoce mejor que nosotras mismas". Quien ha entrado por el camino de la oración debe educarse en la DISPONIBILIDAD, hasta el abandono total. Pero ese abandono no es inercia, ni flojera, pues la oración siembra en el orante fortaleza y perseverancia, y ,le capacita para soportar los trabajos de la vida.

 En fin, que ha definido las facciones del orante: alegría, humildad, gozo con los logros ajenos, servicio, mortificación, obediencia...

Pero ahora quiere entrar de lleno en el asunto que la hizo emprender este proyecto, y para hablar de contemplación comienza desde abajo, desde lo básico, y parte de algo concreto: las dificultades que muchas de sus lectoras, y también nosotros, encuentran para hacer la oración, ya sea discurriendo o meditando. Y dirá que la contemplación es como una fuente de agua, viva e inagotable, y también un fuego que no se apaga; usa un lenguaje figurado para hablar de lo sublime, lenguaje poético para adentrarse en el mundo de la relación con Dios, y para mover el deseo de sus lectoras, y que superen los obstáculos.

"Hay algunas almas y entendimientos tan desbaratados como unos caballos desbocados, que no hay quien los haga parar; ya van aquí, ya van allí, siempre con desasosiego; es su misma naturaleza, o Dios que lo permite. Les tengo mucha lástima, porque me parecen como unas personas que tienen mucha sed y ven el agua muy lejos...".

 En este capítulo, como en otros, hay mucho de experiencia propia, de encuentro real y transformador, y en sus explicaciones nos va saltando la liebre de la vida de Teresa paso a paso. Y vemos también que la Escritura ayuda a Teresa a comprender los misterios de su amistad con Dios: tiene presente a la Samaritana, cuando habla del agua viva, y a San Pablo. 


Y al hablar hermosamente del agua de la contemplación y de sus efectos (2) recurre a esta comparación: El agua tiene tres propiedades: la una es que enfría... la otra propiedad limpiar cosas no limpias... y la tercera: que harta y quita la sed. Es una comparación muy femenina, que nace de la pura observación para llegar a unas aplicaciones devotas y espirituales. 

 En el primer caso, juega con las imágenes del agua y el fuego de una manera creativa: agua que enfría y que enciende, o fuego que no apaga el agua, sino que lo aviva, o la lluvia que cae del cielo como imagen de la contemplación mística regalada por Dios (3-5).

En el segundo caso, la propiedad del agua es lavar lo sucio, y así, cuando cae del cielo, "deja el alma clara y limpia de todas las culpas". El agua es un símbolo polivalente que representa en unos casos lo más alto (la contemplación), y en otros lo terrenal (las afecciones desordenadas). 

Y la tercera propiedad del agua "es que harta y quita la sed; porque sed me parece a mí quiere decir deseo de una cosa que nos hace gran falta que, si del todo nos falta, nos mata". 

Luego de comentar los efectos y tentaciones de la experiencia contemplativa, Teresa pregunta a sus lectoras (#14) para qué creen que comienza hablándoles del grado más alto y sublime de la experiencia orante, que es la contemplación, y responde: "Para que no se acongojen del trabajo y contradicciones que hay en el camino, y vayan con ánimo y no se cansen". Porque es un camino arduo, y puede que abandonen sin llegar a la meta, pensando que no son capaces. Cierra el capítulo recordando: "mirad que convida el Señor a todos" (evocando Mateo 11,28), y "tengo por cierto que todos los que no se quedaren en el camino, no les faltará esta agua viva".

Comentemos, para terminar, el capítulo que sigue, el 20, en el que Teresa habla de las consolaciones que no faltan en el camino de la oración y aconseja a sus hermanas que hablen  entre ellas de esto y no de cosas inútiles. Comienza advirtiendo que tal vez pudo ser mal entendida cuando dijo que no a todos llama Dios a contemplación perfecta; pues él "da de muchas maneras a beber a los que le quieren seguir, para que ninguno vaya desconsolado ni muera de sed". Hay agua para todos, a cada uno lo que necesita, pero nadie morirá de sed en el camino de Dios. Esto es motivo para pelear con ganas esta batalla, esforzarse, con una gran determinación, y atreverse a dar el primer paso, buscar buena compañía, y tener conversaciones santas. El idioma de las que andan por este camino es el de Dios: hablar de Dios es el preludio para hablar con Dios. 

En VIDA, Teresa ya hablaba mucho de esto: "De hablar de Dios u oír hablar de Él casi nunca me cansaba" (Vida 8,12); Era "amiga de tratar y hablar en Dios", y así otras citas, como esta: "Aconsejaría yo a los que tienen oración, que procuren amistad y trato con otras personas que traten de lo mismo. Es cosa importantísima". 

Se trata, digamos, que toda persona o grupo orante posee una fuerza expansiva, conlleva un apostolado de la oración, porque sabe que todos están llamados a buscar y beber de la Fuente

(Ideas resumidas de los escritos del P. Tomás Álvarez, ocd)






jueves, 14 de noviembre de 2019

FELIZ DÍA DE TODOS LOS SANTOS DEL CARMELO

Los Santos del Carmelo son una inmensa muchedumbre de hermanos nuestros que consagraron su vida a Dios, abrazando las enseñanzas del divino Maestro e imitando su vida, y se entregaron al servicio de la Virgen María en la oración, la abnegación evangélica y el amor a las almas, sellado a veces con su sangre. Ermitaños del Carmelo, mendicantes de la Edad media, doctores y predicadores, misioneros y mártires; monjas que dilataron el pueblo de Dios con la misteriosa fecundidad de su vida contemplativa; religiosas que descubrieron el rostro de Cristo a sus hermanos con el apostolado sanitario o docente, sobre todo en tierras de misión; seglares que en medio del mundo supieron encarnar el espíritu de la Orden. Toda la familia del Carmelo de la patria con María, su madre, a la cabeza constituye en este día el motivo de nuestro gozo y nuestra alabanza al Padre. Recordamos a nuestros hermanos que ayer se dedicaban a la asidua oración en la tierra y hoy participan en la liturgia del cielo, y nos unimos espiritualmente a su gloria, mientras peregrinamos por los caminos que ellos, animosos, recorrieron, viviendo en obsequio de Cristo y siguiendo las huellas de nuestra Señora.

ORACIÓN:

Te pedimos, Señor,que nos asistan con su amistad, ejemplo y protección la santísima Virgen María y todos los santos de la familia del Carmelo, para que, imitando con fidelidad sus vidas, sirvamos generosamente a tu iglesia con el amor,la fraternidad, la oración y la vida apostólica.

lunes, 11 de noviembre de 2019

CAMINANDO CON TERESA (8): BIENAVENTURANZA Y CRUZ DEL CONTEMPLATIVO

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Demos un paso más en la lectura de CAMINO, ahora  repasando los capítulos del 16 al 18, que conforman una especie de preámbulo, antes de entrar directamente en los temas oracionales. Teresa, ya lo hemos dicho, revisa varias veces lo que escribe, ya sea por sugerencia de los teólogos censores o por su propia cuenta.  Ahora comienza a escribir esta parte, utilizando una comparación singular: el juego de ajedrez, y así escribe: "Voy entablando el juego"; saber "mover las piezas"; "Quien no sabe dar jaque, no sabrá dar mate"; y aquí jugamos a "dar mate a este Rey divino". Con su imaginación, Teresa pone su conocimiento del juego en función del combate ascético del Carmelo. 

Lo presenta así: el tablero y el juego son la vida.  Los jugadores, ella y Dios. Las piezas y los movimientos, las virtudes de ella y la táctica secreta de él. Interesan sobre todo dos piezas: la dama (Teresa) y el Rey; pero en la visión teresiana, la Dama es la humildad, y el Rey del otro color, es el amor. Para Teresa, importa el objetivo: vencer, dar jaque mate a Dios, algo sumamente atrevido a primera vista.  Pero resulta que a Dios se le rinde sólo cuando uno se rinde a él. Y eso es "humildad". Se le da jaque mate con la humildad. Deberá entonces Teresa seguir explicando la jugada del Rey, la del amor, pero aquí surge lo inesperado.... Teresa destruye lo escrito, arranca las páginas de su cuaderno, y  empieza de nuevo a escribir. 

Las posibles razones: que el censor del texto teresiano no viese correcto hablar de juego en un libro espiritual, tanto más cuando algún moralista de la época declaraba el juego de ajedrez absolutamente inconciliable con la vocación religiosa y clerical. Otra razón de más peso es que Teresa sigue una línea doctrinal que luego se le viene abajo, porque comprende, desde su propia experiencia, que no puede condicionar nadie el deseo de dar de Dios, y que la relación entre Dios y el alma es mucho más compleja que el juego de ajedrez

-2-
No quise dejar de aprovechar esa página teresiana casi perdida (Ver: capítulo 24, de la primera redacción de Camino), pero ahora vayamos a la redacción definitiva, y presentemos una especie de resumen de los tres capítulos mencionados antes (16, 17 y 18), partiendo de sus títulos de los capítulos, y ello nos ayudará a tener una mirada general sobre los asuntos que quiere proponer la Santa: 

Capítulo 16: Comienza aquí a hablar Teresa del camino para llegar a la contemplación, y de la diferencia entre los contemplativos y los que se contentan con tener oración mental. También del cómo es posible que Dios regale la contemplación a algunos que no están dispuestos todavía, ni siquiera en virtudes. Teresa no modifica su posición respecto a la humildad y las virtudes en la vida de oración, pero sí amplía las posibilidades del amor, sobre todo del amor de Dios. Teresa misma a experimentado la largueza de la misericordia de Dios, y descubrirá en su camino que los dones de Dios son de una gratuidad incondicional.  

Capítulo 17: Presenta entonces, luego de la tesis del capítulo anterior, una paradoja: que aun cuando Dios puede dar contemplación perfecta a cualquiera si es su deseo, no todas los que han dedicado su vida a la oración son llamados a la contemplación, y que el verdadero humilde ha de ir contento por el camino que le lleve Dios. Es un viejo problema al que Teresa da vueltas desde el principio: ¿Por qué Dios no se da a todos los que se le entregan de la misma manera? Ella entiende que es cosa de Dios regalar sus dones, y que lo nuestro es disponernos: en la oración, en el amor, en la vida.

Capítulo 18: Dice que no piensen que los contemplativos viven solo de visiones y regalos espirituales, sino que han de sufrir muchos más contratiempos que los activos, y que esos sufrimientos  son de mucha consolación para ellos. Pero también, ya desde el anterior, reivindica el valor del servicio, si es voluntad de Dios. Cuando Dios introduce a alguien en las altas cimas de la contemplación, lo primero que hace es darle fuerzas, porque luego va a darles cruz (Tabor y Calvario, bienaventuranza y cruz). 

Teresa ha querido ya empezar a hablar de oración, de las diversas formas de oración, pero como suele sucederle, se "divierte", se distrae, volviendo a insistir en aspectos previos que considera muy importantes para entender este camino. 

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Enumeremos lo más importante:

1. La necesidad de virtudes grandes para poder adentrarse con frutos y verdad en el camino de la oración y contemplación ("Digo que no vendrá el Rey de la gloria a nuestra alma, si no nos esforzamos a ganar las virtudes grandes").

2. Que Dios puede dar a un alma "distraída"contemplación perfecta, para ayudarla a salir de su  mal estado. Teresa procura conciliar dos tesis: Que cuanto nos damos, más se nos da Dios, pero a la vez, incluso a quien no se da, Dios se entrega. De los primeros, dice, que el Señor "siéntalos a su mesa, dales de lo que come hasta quitar el bocado de la boca para dársele". 

3. No justificar nuestra falta de ánimo y constancia en el camino, diciendo: No somos ángeles, no somos santos. Es importante tener humildad, al mismo tiempo que una santa osadía, y Dios no rechaza a quien se entrega de ese modo al combate de la fe. 

4.Que no todos son para contemplación, incluso si llevan vida de oración, y que lo importante es disponerse para lo que mande el Señor; la contemplación no es necesaria para la salvación, y perseverar en el camino interior. 

5. Lo seguro es la humildad, la mortificación y el desasimiento, y son tan necesarias Marta como María para la obra de Dios. En los tres capítulos resalta el valor incalculable del servicio fraterno, pues sirviendo no se deja de alcanzar la perfección. 

6. Los contemplativos han de sufrir muchos trabajos; son como el que durante la guerra lleva la bandera, que parece no hace nada, pero si esta cae, se acaba todo. Importa ser obedientes en hacer lo que Dios pide y tener virtudes, que las experiencias místicas extraordinarias son cosa incierta, y puede por ahí engañarnos el demonio

7. Por tanto, buscar virtudes y perseverar en la oración, y toca hacerlo con paz y confianza, dejando en las manos de Dios que nos haga llegar hasta las cimas de la contemplación. No porque todos no podamos ser contemplativos, vamos a dedicar menos esfuerzo a la oración, ni tampoco sentir que el servicio fraterno vale menos y retarda la perfección mística. Lo dirá Teresa luego en Moradas: Marta y María siempre juntas.

(Ideas tomadas de los comentarios de Tomás Alvarez, ocd)

FRANCISCO HABLA DE TERESA

“En la escuela de la santa andariega aprendemos a ser peregrinos. La imagen del camino puede sintetizar muy bien la lección de su vida ...