lunes, 18 de noviembre de 2019

CAMINANDO CON TERESA (9): BUSCANDO EL AGUA VIVA....

Sigamos este CAMINO con Teresa, que ahora, en el capítulo 19, dice que va a comenzar a tratar de la oración...Comenzar, casi a mitad de Camino; y es que este libro es toda una pedagogía de la oración, por ello la Santa dedica 18 capítulos para hablarnos de la vida del orante, de sus actitudes, sus virtudes, sus disposiciones. 

Mencionemos, una vez más, las más importantes a modo de resumen:

1. Situarse en plena marejada de Iglesia y de Mundo.
2. Ser bienaventuradamente pobre.
3. Ser luchador batallero, casi peleón por los ideales evangélicos.
4. Cultivar la amistad con los hermanos para hacer posible la amistad con Dios.
5. Deberá ser libre y desprendido: desasido de todo para darse del todo al Todo.
6. Ser humilde: capaz de andar en verdad.
7. Disponible siempre a los planes de Dios para su vida..... y otras.

 Para Teresa, y enlazamos con el capítulo precedente, el orante no es un traficante de la amistad de Dios, no es impositivo, ni emplaza al Amigo con exigencias, sino que se fía de él, le deja siempre la iniciativa: "Dejemos hacer al Señor"; "El nos conoce mejor que nosotras mismas". Quien ha entrado por el camino de la oración debe educarse en la DISPONIBILIDAD, hasta el abandono total. Pero ese abandono no es inercia, ni flojera, pues la oración siembra en el orante fortaleza y perseverancia, y ,le capacita para soportar los trabajos de la vida.

 En fin, que ha definido las facciones del orante: alegría, humildad, gozo con los logros ajenos, servicio, mortificación, obediencia...

Pero ahora quiere entrar de lleno en el asunto que la hizo emprender este proyecto, y para hablar de contemplación comienza desde abajo, desde lo básico, y parte de algo concreto: las dificultades que muchas de sus lectoras, y también nosotros, encuentran para hacer la oración, ya sea discurriendo o meditando. Y dirá que la contemplación es como una fuente de agua, viva e inagotable, y también un fuego que no se apaga; usa un lenguaje figurado para hablar de lo sublime, lenguaje poético para adentrarse en el mundo de la relación con Dios, y para mover el deseo de sus lectoras, y que superen los obstáculos.

"Hay algunas almas y entendimientos tan desbaratados como unos caballos desbocados, que no hay quien los haga parar; ya van aquí, ya van allí, siempre con desasosiego; es su misma naturaleza, o Dios que lo permite. Les tengo mucha lástima, porque me parecen como unas personas que tienen mucha sed y ven el agua muy lejos...".

 En este capítulo, como en otros, hay mucho de experiencia propia, de encuentro real y transformador, y en sus explicaciones nos va saltando la liebre de la vida de Teresa paso a paso. Y vemos también que la Escritura ayuda a Teresa a comprender los misterios de su amistad con Dios: tiene presente a la Samaritana, cuando habla del agua viva, y a San Pablo. 


Y al hablar hermosamente del agua de la contemplación y de sus efectos (2) recurre a esta comparación: El agua tiene tres propiedades: la una es que enfría... la otra propiedad limpiar cosas no limpias... y la tercera: que harta y quita la sed. Es una comparación muy femenina, que nace de la pura observación para llegar a unas aplicaciones devotas y espirituales. 

 En el primer caso, juega con las imágenes del agua y el fuego de una manera creativa: agua que enfría y que enciende, o fuego que no apaga el agua, sino que lo aviva, o la lluvia que cae del cielo como imagen de la contemplación mística regalada por Dios (3-5).

En el segundo caso, la propiedad del agua es lavar lo sucio, y así, cuando cae del cielo, "deja el alma clara y limpia de todas las culpas". El agua es un símbolo polivalente que representa en unos casos lo más alto (la contemplación), y en otros lo terrenal (las afecciones desordenadas). 

Y la tercera propiedad del agua "es que harta y quita la sed; porque sed me parece a mí quiere decir deseo de una cosa que nos hace gran falta que, si del todo nos falta, nos mata". 

Luego de comentar los efectos y tentaciones de la experiencia contemplativa, Teresa pregunta a sus lectoras (#14) para qué creen que comienza hablándoles del grado más alto y sublime de la experiencia orante, que es la contemplación, y responde: "Para que no se acongojen del trabajo y contradicciones que hay en el camino, y vayan con ánimo y no se cansen". Porque es un camino arduo, y puede que abandonen sin llegar a la meta, pensando que no son capaces. Cierra el capítulo recordando: "mirad que convida el Señor a todos" (evocando Mateo 11,28), y "tengo por cierto que todos los que no se quedaren en el camino, no les faltará esta agua viva".

Comentemos, para terminar, el capítulo que sigue, el 20, en el que Teresa habla de las consolaciones que no faltan en el camino de la oración y aconseja a sus hermanas que hablen  entre ellas de esto y no de cosas inútiles. Comienza advirtiendo que tal vez pudo ser mal entendida cuando dijo que no a todos llama Dios a contemplación perfecta; pues él "da de muchas maneras a beber a los que le quieren seguir, para que ninguno vaya desconsolado ni muera de sed". Hay agua para todos, a cada uno lo que necesita, pero nadie morirá de sed en el camino de Dios. Esto es motivo para pelear con ganas esta batalla, esforzarse, con una gran determinación, y atreverse a dar el primer paso, buscar buena compañía, y tener conversaciones santas. El idioma de las que andan por este camino es el de Dios: hablar de Dios es el preludio para hablar con Dios. 

En VIDA, Teresa ya hablaba mucho de esto: "De hablar de Dios u oír hablar de Él casi nunca me cansaba" (Vida 8,12); Era "amiga de tratar y hablar en Dios", y así otras citas, como esta: "Aconsejaría yo a los que tienen oración, que procuren amistad y trato con otras personas que traten de lo mismo. Es cosa importantísima". 

Se trata, digamos, que toda persona o grupo orante posee una fuerza expansiva, conlleva un apostolado de la oración, porque sabe que todos están llamados a buscar y beber de la Fuente

(Ideas resumidas de los escritos del P. Tomás Álvarez, ocd)






FRANCISCO HABLA DE TERESA

“En la escuela de la santa andariega aprendemos a ser peregrinos. La imagen del camino puede sintetizar muy bien la lección de su vida ...