lunes, 25 de noviembre de 2019

CAMINANDO CON TERESA (11): Orar, ¿QUÉ ES?

El capítulo 22 de CAMINO es un momento fundamental del libro de Teresa, y lo preside un título breve y claro: "En que declara qué es oración mental". En este capítulo Teresa glosa su famosa definición de la oración, aparecida en Vida 8,5: "Tratar de amistad... con quien sabemos nos ama". Se trata de tratar con Él y dejarse tratar por Él. Es un capítulo muy experiencial, recoge tanto de su propia vida de oración como de sus luchas con el entorno de ambiente y su época. Teresa en la misma medida en que intenta teorizar sobre el tema va orando, dialogando con Dios a lo largo de todo el capítulo. Es un hablar de modo alterno con Dios, con sus hermanas, e incluso con aquellos que no entienden su camino.  Es un capítulo de fuerte impronta pedagógica, polémico y en el que sale su papel de madre espiritual. que quiere evitarle escollos a sus hijas. 

¿Qué dice Teresa aquí acerca de la oración mental?

#1: Comienza tocando la distinción que se hace habitualmente entre oración vocal y oración mental.  Dice que toda oración, aunque sea vocal, tiene que interiorizarse; mirar quién es el que habla y quién aquel con quien hablamos. "Pues nunca Vos, Señor, permitáis se tenga por bueno que quien fuere a hablar con Vos, sea sólo con la boca".
#2: Reclama a los que dicen que la oración mental no es necesaria, que basta con la vocal. 
#3: "Yo he de poner siempre junta oración mental con la vocal". Recuerda sus propios trabajos, y dice que es cosa dañosa ir por este camino con miedos, que es necesario entender que van bien. Que siempre antes de orar vocalmente (Horas, Padrenuestro, Rosario) hay que pensar con quién se habla.
#4: Que no hace falta ser letrado, ni hacer grandes consideraciones para hablar a este Rey, pero "no porque él sea bueno, hemos de ser nosotros descomedidos". 
#5 y 6: Reclamos y oraciones.
#7 y 8: Insiste  en lo importante de saber quién es aquel a quien hablamos: "En mil vidas de las nuestras no acabaremos de entender cómo merece ser tratado este Señor, que los ángeles tiemblan delante de él. Todo lo manda, todo lo puede; su querer es obrar". Pone comparación del trato de la esposa con su esposo, y termina diciendo que entender estas verdades es oración mental: "No me estéis  hablando de Dios y pensando en otras cosas".


Algunos aspectos a resaltar del capítulo:

1. Teresa reduce prácticamente  el contenido doctrinal del mismo a un solo dato: apunta, repite, subraya lo que considera la quintaesencia de la oración. Ya antes  había elaborado un pequeño tratado sobre la oración que insertó en su autobiografía (Vida 11-22). y ha discernido lo que es orar bien y orar mal, y desde su propia búsqueda ha definido la oración (Vida 8,5).

2. Para Teresa, más que protocolos de grandeza, palabras, ritos, técnicas de recogimiento, lo esencial es el TRATO, la AMISTAD, y por ello la toma de consciencia del "quién con quién". Caer en la cuenta de "con quién vas a hablar y quién es el que habla". Si se entienden estos dos puntos la oración va sobre rieles.

 3. Tres puntos básicos entonces: Tratar, quién con quién, y luego estar con él, o cabe él. Utiliza estos verbos: entender, pensarlo, mirarlo, hablar, conocerlo... "que nunca acabaréis de entenderlo  como Él se merece".  Y todo eso para dejarnos modelar por él, "para hacernos de su condición".  

Y lo resume tajante: "Esto es oración mental, hijas mías, entender estas verdades".

Pasemos entonces al capítulo siguiente, el 23, en el que "trata de lo que importa no tornar atrás quien ha comenzado camino de oración" e insiste en lo de la "determinada determinación". Es un capítulo breve, que corona el programa ascético de este libro Tras haber expuesto las tres virtudes básicas (amor, desasimiento, humildad), y antes de entrar a fondo en el tema de la oración (capítulo 24) ella vuelve a recordarnos que hay que determinarse a "ser siervos del amor", porque como dice la palabra evangélica: "de los esforzados es el Reino". 

Una cosa tiene clara: no hay oración auténtica sin vida cristiana, y esa vida se encarna y expresa en unas virtudes evangélicas netas, prácticas y claras. Al hablar de "determinación" se refiere a la voluntad, al sí radical al Evangelio; el seguimiento tiene que implicar los estratos más profundos del ser humano, no solo la superficie. Dos objetivos concretos propone: uno, no tornar atrás, no abandonar el camino una vez comenzado; el otro, decisión de reservar para la oración un tiempo de cada jornada, y ese tiempo dárselo a Dios de verdad ("libre el pensamiento y desocupado de otras cosas"). Palabra clave para Teresa: DARSE, darle a Dios nuestro tiempo, entregarle la propia vida. 


Las razones de esa "determinada determinación", Teresa las rumia detenidamente, y podríamos describirlas así: una razón de amor, otra de estrategia ascética, y la tercera de eficacia psicológica. 
Primero: Exigencia de amor; a quién nos ama y nos da tanto, no es razonable que nosotros le demos a medias. 
Segundo: Estrategia defensiva en la lucha ascética. Un espíritu decidido es menos vulnerable, y así dice en Moradas II: "porque si el demonio le ve con una gran determinación de que antes perderá la vida y el descanso que tornar atrás, muy más presto le dejará". La determinación es una coraza contra la propia fragilidad, la cobardía, los propios miedos.
Tercero: La eficacia combativa. Quien va determinado "pelea con más ánimo". Si el soldado no está decidido a darlo todo por la victoria, el miedo le puede. Así, la ascesis de la voluntad se convierte en fortaleza para la vida. 

A la propia Teresa le costó alcanzar esa determinación, y batalló consigo misma por muchos años, pero alcanzó a comprender que ese esfuerzo tiene una dimensión de gracia que nunca falta: "No hayáis miedo os deje morir de sed el Señor que nos llama a que bebamos de esta fuente". Conocer la bondad del Señor es el mejor antídoto para nuestra cobardía; que "es gran cosa haber experimentado con la amistad y regalo que trata a los que van por este camino". 

(Ideas tomadas de los escritos del P. Tomás Álvarez, ocd)

FRANCISCO HABLA DE TERESA

“En la escuela de la santa andariega aprendemos a ser peregrinos. La imagen del camino puede sintetizar muy bien la lección de su vida ...