martes, 5 de noviembre de 2019

CAMINANDO CON TERESA (7): UN NUEVO ESTILO DE VIVIR


Seguimos este camino con Teresa y su libro más querido, el que más trabajó y revisó, y quiso ver impreso; un verdadero manual para comunidades cristianas. El libro, hemos dicho, está dividido en dos partes: la primera acerca de la preparación para la oración o las condiciones y virtudes del orante, y la segunda dedicada a la oración propiamente dicha. 

Estamos todavía en la primera parte: los capítulos del 1 al 3 hablan sobre la finalidad de la reforma teresiana; luego, del 4 al 15, de los presupuestos de una ética comunitaria, de un estilo de vivir concebido por Teresa, desde su experiencia personal y para su comunidad de mujeres orantes. Tres aspectos fundamentales: amor fraterno, desasimiento y humildad. Ahí estamos todavía, y esta semana leeremos los capítulos 12, 13, 14 y 15; hasta lo leído, hemos escuchado a Teresa, y podemos glosar dos ideas o consignas, puramente evangélicas: el autentico amador tiene en poco la vida (quién no da la vida, la pierde) y en poco la honra (libertad interior frente a las apariencias y maneras del mundo).

Capítulo 12: Tener en poco la vida y la honra. Es un tema constante, obsesivo en Teresa, y lo reitera una y otra vez a lo largo de este libro, cuando habla de linajes, dineros, etc. Teresa es hija de su tierra y de su tiempo, y ambos tenían sus tópicos, sus mitos, sus costumbres, sus prejuicios, que condicionaban la vida, lo mismo que hoy sucede con nosotros. Los honores, la pureza de sangre, el aparentar, el esconder lo que verdad somos ante la sociedad... 

Ella ha vivido todo eso en su propia familia, y ha buscado esa honra de la que luego reniega, para decir: "Nuestra honra, hermanas, ha de ser servir a Dios, y quien piense que en esto los ha de estorbar, quédese con su honra en su casa". Cuántas veces nos enredamos también nosotros en el juego de la honra y el aparentar, de las máscaras, los puestos, los reconocimientos, los títulos; ella, para todo eso, nos invita a mirar a Cristo, que se abajó y nos dejó ejemplo de humildad. "Dios nos libre de personas que le quieren servir, acordándose de la honra". 

Capítulo 13: Frente a las razones del mundo, la verdadera razón ("De malas razones nos libre Dios"). En la medida en que Teresa va poniendo los requisitos  de la vida que propone, se va vislumbrando a las claras que se trata de un "estilo propio de vida"; frente al "estilo del mundo", un modo alternativo, y así lo hará saber a San Juan de la Cruz cuando lo encuentre (Fundaciones 13,5): "que conozca el estilo de hermandad y recreación que rige en el Carmelo". Teresa trae su experiencia del mundo y de sus muchos años en monasterio, y sabe de razones propias y ajenas para reivindicar derechos, exigir espacios, no perder prestigio social o dentro del mismo mundo conventual ("la gran mentira en que vivimos todos"); todo para alimentar el ego. Frente a esto, Teresa propone "andar en verdad", conocer la verdad de la cruz: "La que no quisiere llevar cruz sino la que le dieren muy puesta en razón, no sé yo para qué está en el monasterio". 

La verdadera razón para Teresa es otra vez Cristo, y también María aparece como ejemplo: "Hijas de tal Madre y esposas de tal Esposo". Razón cristológica, que configura profundamente al orante; la razón dialéctica de la cruz y del amor. Si el esposo es un crucificado ¿es posible esquivar la cruz? Por ahí, y no por excesos de mortificación y penitencias, va lo esencial del desasimiento teresiano.

Para terminar, en el # 6, Teresa habla de ser "ermitañas"; cuando escriba su Modo de visitar los conventos, dirá allí: "Mirar en la manera de hablar, que vaya con simplicidad y llaneza y religión, que lleve más estilo de ermitañas y gente retirada que no ir tomando vocablos de novedades y melindres, creo los llaman, que se usan en el mundo, que siempre hay novedades. Préciense más de groseras que de curiosas en estos casos" (Aquí "groseras" no tiene el sentido peyorativo actual, ni tampoco "curiosas"). Este estilo ermitaño que propone Teresa es un modo de ser y de vivir en el Carmelo reformado, con añoranzas de los orígenes de la Orden y con ecos de la Escritura; es un desasirse de todo, para darnos del todo al Todo.


Capítulo 14: Discernimiento necesario. Aquí otra vez los ecos de su experiencia religiosa de 30 años largos. Antes habló de elementos enfermos del amor fraterno, de pobreza y miseria en los conventos, de sofoco de la libertad de conciencia de las religiosas, de edificios suntuosos e intromisión de los seglares o visitadores. 

Ahora toca un aspecto delicado: la marea de mujeres que tocaba a la puerta de aquellos conventos superpoblados, sin posibilidad de discernir las verdaderas vocaciones, ya fuera por inercia de dentro o presiones de fuera. Luego, estaba el tema de la dote que debía acompañar a la candidata, y que una vez recibía y consumía la comunidad, obligaba a la religiosa a permanecer allí.  Por eso Teresa, en sus conventos, corta el asunto de la dote, y además, reclama libertad para echar fuera a las que no resulten adecuadas. 

Teresa  propone hacer un adecuado discernimiento vocacional: ver el espíritu de quien entra, recabar información y larga probación, y además, muy importante, el talento de la candidata, su buen entendimiento. 

Capítulo 15: Aprender a callar. En un marco de experiencia personal teresiana y de ejemplaridad cristológica, Teresa da una consigna: "No disculparse, aunque se vean condenar sin culpa".  Es bueno leer acá una fuerte experiencia que tuvo la Santa poco antes, en Vida 36, 11-14. Para Teresa, la verdadera ascesis requiere una vuelta al Evangelio hasta encontrar en él a Cristo, aceptarlo como razón de vida y como programa, proponerse configurarse con Él. Entre las grandes virtudes que Teresa propone se halla el aprendizaje del silencio: acoger el silencio por amor a la verdad, por Cristo. No es una consigna absoluta, y más adelante hablará del diálogo como virtud también dentro del estilo teresiano. El  misterio del silencio va de la mano con la dignidad de la palabra.

De todo lo anterior, podemos sacar luces para mirar con un mayor detenimiento aspectos importantes de nuestra vida cristiana y nuestro discipulado, a menudo mediatizado por realidades internas y externas, por apegos, temores y prejuicios, y por las consabidas presiones sociales. El propósito de estas lecturas es precisamente ese, crecer, a nivel personal y comunitario, como mujeres y hombres fraternos, orantes y solidarios. 


FRANCISCO HABLA DE TERESA

“En la escuela de la santa andariega aprendemos a ser peregrinos. La imagen del camino puede sintetizar muy bien la lección de su vida ...