Un rumor corre desde siglos entre los creyentes, rumor que no se ha apagado aun. Es el testimonio de los que han descubierto que Dios salva, que libera, que hace una promesa de futuro al ser humano con una alianza eterna. Esta noche celebra el compromiso adquirido por Dios de hacer caminar unidos al cielo y a la tierra. Es noche para estar despierto, en vela, pues invita a salir de la esclavitud, a reformar la estructura de este mundo de pecado, a celebrar la transformación del hombre nuevo.
Cantemos con una vida renovada UN CÁNTICO NUEVO A DIOS, que ilumina esta noche santa con la gloria de la resurrección del Señor.
Según una antíquisima tradición, esta es una noche de vela en honor del Señor (Exodo 12, 42). Los fieles, tal como lo recomienda el Evangelio (Lucas 12, 35ss.) deben asemejarse a los criados que, con las lámparas encendidas en sus manos, esperan el retorno de su Señor, para que cuando llegue les encuentre en vela y los invite a sentarse a su mesa.
La celebración de esta Vigilia se desarrolla de la siguiente manera:
1. Liturgia de la luz o lucernario, para comenzar la celebración, que ha de ser breve. Se bendice el Cirio, que representa a Cristo, se procesiona con él hasta el altar, cantando: Luz de Cristo... y cerrando con el solemne pregón pascual.
2. Liturgia de la Palabra: La Iglesia, llena de fe, contempla las maravillas que el Señor realizó desde el principio en favor de su pueblo.
3. Liturgia bautismal: Bendición del agua, renacimiento de nuevos hijos, actualización de renuncias y compromisos bautismales.
4. Liturgia Eucarística: Invitación a la mesa del Señor Resucitado.
Es aconsejable que esta celebración se realice en la noche; se usan vestiduras blancas.
(Notas tomadas del Misal de la Comunidad)