jueves, 10 de julio de 2014

SOLEDAD EN SANTA TERESA

Teresa aprecia y propone la soledad al que comienza oración, la retiene como elemento esencial de la vida contemplativa, y aun más, la soledad adquiere dimensiones y honduras especiales en la experiencia mística de Teresa. Lemas frecuentes en sus escritos son: "Estar en soledad", "Deseo de soledad", "A solas con Dios", "Oración y soledad".
 Es curioso que Teresa, siendo una persona muy sociable, a la que se le dan fácil las relaciones, sea al mismo tiempo tan propensa a buscar la soledad. Parece contradicción, pero por supuesto que no lo es: Sociabilidad y soledad se integran y compensan. Ella misma se afirma "amiga de amigos", y a la vez: "mi inclinación natural es siempre estado de soledad, aunque no lo he merecido tener". Teresa gusta de la soledad desde la infancia, y esa inclinación se acentúa al entrar como carmelita, provocando incluso recelos en sus formadoras (4, 9). Para Teresa es connatural la soledad con la vocación al Carmelo, y dice: "De estar sola nunca me cansaría" (R 1, 6). Así, soledad y amistad son integrantes básicos de la psique de Teresa, predominando, según su propio parecer, la primera. Sobre ella se despliega su vida contemplativa, y desde ella elabora su pedagogía de la oración.
 Si para Teresa la oración es "amistad con Dios",  ahí está implícita la soledad: la oración es "amistad a solas". Un "a solas" amoroso, a solas con quien sabemos nos ama. Este amor es convicción de fe. Así, a los que se inician en este camino de amistad les aconseja presta: "han menester irse acostumbrando a soledad" (V 11, 9).
 La soledad en Teresa es el camino de la vida contemplativa, y la disponibilidad para la experiencia mística.


(Notas tomadas de: Diccionario de santa Teresa, Monte Carmelo)

FRANCISCO HABLA DE TERESA

“En la escuela de la santa andariega aprendemos a ser peregrinos. La imagen del camino puede sintetizar muy bien la lección de su vida ...