En la poesía sanjuanista, sobre todo en sus poemas mayores, el verso trasciende el carácter de adorno, de juego de ingenio o de ejercicio piadoso, para convertirse en el único medio de aproximación a una realidad íntima y culminante.
San Juan de la Cruz no hizo teoría poética, no tiene un tratado sobre poesía, pero de diversos modos, a la vez que en su prosa va tratando cuestiones doctrinales y teológicas, ofrece también de alguna manera sus concepciones sobre la poesía: su anchura, su capacidad de sugerir la abundancia del espíritu, que no puede sujetarse al lenguaje habitual; y la posibilidad de producir el verso “efecto de amor”, contagiar calor y afectividad. La poesía para Juan de la Cruz es palabra para sentir y no conviene ponerle límites…. (Cántico B, prólogo, 2). Juan es consciente de lo inefable de la experiencia que intenta comunicar, por eso evita conducir su comprensión por un camino único. No quiere trasmitir principios teológicos (aunque se aprovecha de su conocimiento teológico), sino mostrar al sentimiento sus consecuencias vivenciales últimas. San Juan de la Cruz nos adentra en la aventura del Espíritu, que es inefable, y por eso sus versos, su lenguaje, sus expresiones buscan expresar o subrayar esa inefabilidad. (Un no sé qué...donde no supe… aquello que, etc…). Es decir, que eso que parece ahogar el mensaje en su raíz, o dificultar su comprensión, es parte sustancial del mensaje. El lenguaje es inefable porque lo es la experiencia que pretende comunicar en alguna medida. (Lama B, 1, 2).
Características de la poesía:
1. Tiene la poesía una prerrogativa fundamental: la de reclamar la colaboración del receptor para suplir las deficiencias comunicativas. Sin complicidad los objetivos de la comunicación (comunión) poética se truncan. Jorge Guillén pone a Juan de la Cruz como paradigma del poeta, por su búsqueda dramática de comunicación.
2. La poesía de San Juan de la Cruz es reacción, es combustión, que se produce en un momento dado de la trayectoria de la cultura y de la literatura española. Él se aprovecha, sin ataduras ni prejuicios de procedencia cultural, recurriendo aquí y allá para expresar los efectos del amor... Los poemas sanjuanistas están inmersos en las aguas de su entorno literario.
3. El amor es el gran tema del siglo XVI; el amor concebido como motor de ascenso, por lo que será fácil el trasvase de lo profano a lo religioso. Por dondequiera que miremos la literatura profana de la época nos daremos de frente con el amor, y se pondrá de modo el llevar textos profanos al lenguaje religioso. El principal factor de la soldadura entre lo profano y lo religioso es el amor. El fuerte componente afectivo de la nueva religiosidad (Devotio Moderna), le hace fijarse aún más en la poesía amorosa, que tanto auge tiene en el renacimiento. La elevación del sentimiento a instancias del platonismo reinante, en la lírica y la espiritualidad, actúa positivamente en las transferencias. Así los “divinizadores” del verso se aprovechan de las formas tradicionales populares para trasmitir el mensaje religioso o espiritual.
4. Combinación de lo profano con lo Bíblico: Un factor clave de la poesía sanjuanista estriba en el acierto con que se ha entreverado la veta bíblica con la de la lírica amorosa renacentista. Los materiales que la literatura profana le ofrece para explotar el tema amoroso entran en confluencia con los textos bíblicos. Es este un encuentro feliz, factor clave de la hondura y singularidad de la poesía sanjuanista. La Biblia es la fuente doctrinal básica, cita continuamente la Escrita para refrendar su pensamiento, como aquellos hombres que en el crisol de la modernidad intentaron una transformación hacia un cristianismo más personal y auténtico. La Biblia domina en la obra sanjuanista en cantidad y cualidad. (Subida, prólogo, 2). Pero también la Biblia, además de su influjo doctrinal, contribuye a generar y estimular lo literario; el mayor influjo en este sentido viene del más lírico de los textos bíblicos: el Cantar de los cantares… Le ofrece el supremo ejemplo de utilización del amor humano como medio para expresar las relaciones entre Dios y el hombre (es un texto muy atendido por los humanistas del Renacimiento, además de por grandes figuras de la mística religiosa). En la Salamanca del Santo estaban en el ambiente los versos del Cantar, por la repercusión de quien fuera su maestro allí, Fray Luis de León. El Cantar actúa como levadura radical en muchos sentidos en la obra de Juan de la Cruz, componente fundamental que aviva el fuego de la llama que arde en él.