miércoles, 23 de octubre de 2019

CAMINANDO CON TERESA (5): HABLEMOS DEL AMOR...

En el capítulo 4 de CAMINO, Teresa habla de las virtudes necesarias en el orante, y la primera es el AMOR, que educa y sensibiliza al orante de cara a las personas. La oración como trato de amistad con Dios, exige afinar el trato de amistad con los hermanos. En ese mismo capítulo empieza a hablar del amor, pero es ahora cuando decide meterse de lleno en el tema, y para ello dedicará dos capítulos de este libro, el 6 y el 7, pasando, podemos decir, de lo teórico a lo práctico. Es un tema delicado, porque supone hablar desde su propia experiencia de mujer madura, y sus hijas espirituales quieren aprender de ella, pero también conocerla un poco más a ella, que vive una fuerte experiencia de amor con Cristo. 

Lo primero, a las jóvenes aprendices de CAMINO, Teresa les propone el AMOR PURO o amor puro espiritual, como ideal, como horizonte; según ella, este amor es desinteresado, libre de egoísmo, practicado con obras y no sólo con sentimientos. Será amor sacrificado, como el de Jesús, verdadero "capitán del amor". Amor en comunión, que se alegra y conduele con las alegrías y los sufrimientos de los otros. Amor basado, no en lo exterior, belleza o simpatía, sino en valores consistentes, capaces de eternidad. 


Teresa va diseñando así para sus hermanas la silueta del verdadero amante (6,4), y lo hace tanto en clave de historia personal como en clave doctrinal. Teresa no habla directamente de lo que ha vivido, se esconde detrás de las palabras en gesto de pudor, pero a la vez se trasparenta en los ejemplos que comparte. Ella vivió la experiencia de pasar de un amor a otro amor, cuando sus ojos se abrieron al "claro conocimiento de la verdad". En número 3 de este capítulo 6 evoca inevitablemente a San Juan de la Cruz y el comienzo del Cántico: "Cayendo el alma en la cuenta...". 

Teresa dirá: "Paréceme ahora a mí que cuando una persona ha llegádola Dios a claro conocimiento de lo que es el mundo, y qué cosa es mundo, y que hay otro mundo, y la diferencia que hay de lo uno a lo otro, y que lo uno es eterno y lo otro soñado, o qué cosa es amar al Criador o a la criatura (esto) visto por experiencia, que es otro negocio que sólo pensarlo y creerlo), o ver y probar qué se gana con lo uno y se pierde con lo otro, y qué cosa es Criador y qué cosa es criatura, y otras muchas cosas que el Señor enseña a quien se quiere dar a ser enseñado de él en la oración o a quien Su
Majestad quiere, que aman muy diferentemente de los que no hemos llegado aquí".

Teresa ama diferente, se siente "alma real", y desde la distancia sonríe al pensar en aquellos amores de antaño que la turbaron. Ahora tiene un amor "que merece el nombre de amor".

Pero Teresa también nos deja pedagógicamente, en una especie de diálogo con sus hermanas, varias enseñanzas importantes acerca de este amor: conocer de este amor no es algo teórico, sino experiencial. Este amor perfecto o puro no implica apatía de cara a los otros, no vuelve insensibles a los amores humanos, solo que ahora podemos VER con claridad dónde hay amor verdadero y dónde no. Los que viven este amor perfecto, aman mejor, y más allá de lo que mueve a simpatía, más allá de la belleza exterior o de ciertos prejuicios sociales. 

"Pareceros ha que estos tales no quieren a nadie, ni saben, sino a Dios.-Mucho más, y con más verdadero amor, y con más pasión y más provechoso amor: en fin, es amor. Y estas tales almas son siempre aficionadas a dar, mucho más que no a recibir; aun con el mismo Criador les acaece esto. Digo que merece éste nombre de amor, que esotras aficiones bajas le tienen usurpado el nombre" (7).

"Luego éstos, si aman, pasan por los cuerpos y ponen los ojos en las almas y miran si hay qué amar; y si no lo hay y ven algún principio o disposición para que, si cavan, hallarán oro en esta mina, si la tienen amor, no les duele el trabajo; ninguna cosa se les pone delante que de buena gana no la hiciesen por el bien de aquel alma, porque desean durar en amarla y saben muy bien que, si no tiene bienes y ama mucho a Dios, que es imposible. Y digo que es imposible, aunque más la obligue y se muera queriéndola y la haga todas las buenas obras que pueda y tenga todas las gracias de naturaleza juntas; no tendrá fuerza la voluntad ni la podrá hacer estar con asiento. Ya sabe y tiene experiencia de lo que es todo; no le echarán dado falso..." (8).



 Tras cerrar el capítulo 6 presentando a Jesús como el "capitán del amor", ahora Teresa en el capítulo 7 pasará a la praxis. Curioso que Teresa no se amilane para hablar de amor, tema sospechoso y seguido por la inquisición, por ser favorito de "alumbrados"; escribe desde el corazón y luego el teólogo amigo, y censor, meterá baza para cortar,le un poco las alas. Teresa deberá rehacer lo escrito, pulirlo, hasta llegar al texto definitivo. Pero ella sabe lo que quiere, y en su primera redacción recomienda encarecidamente: "quiero más que se quieran y amen tiernamente y con regalo, aunque no sea tan perfecto como el amor que queda dicho... que no que haya un punto de discordia". La discordia o el desamor equivaldrían a "echar de casa al Esposo", es decir, a frustrar la dimensión vertical del amor, necesaria para la vida contemplativa. 

El programa de Teresa no es en modo alguno "angelical", o desencarnado, sino que está lleno de realismo y sensibilidad, y transpira calor humano. Por eso habla de "ternura", y de lágrimas, penitencias y oración, de cuidado y contento, de paz y de conformidad... Hay que amar, buscar modelos que inspiren al amor, y no temer sufrir y gozar con el amigo. Pero todo eso se traduce en obras ("Obras quiere el Señor", dirá en Moradas), en lealtad y en cordialidad. Como un grito, salido de lo más hondo, dirá en el # 11: 
"Yo más querría entrase en este monasterio un fuego que nos abrasase a todas". 

Pero ese ideal propuesto, está amenazado por escollos muy concretos, que provienen de la degradación de la amistad, del amor, en medio de la comunidad: 
. A nivel personal: el sentimentalismo.
. A nivel de grupo: el crear bandos.

Teresa, en el primer aspecto, propone un amor fuerte, vertebrado con rigor, varonil como el amor de Cristo, y a la vez femenino como el de Mónica, la madre de San Agustín. En el segundo, alerta de aquello que divide a la comunidad, el armar grupos cerrados y exclusivos; dice: "Cuando esto hubiese, dense por perdidas". 


 "¡Oh, qué bueno y verdadero amor será el de la hermana que puede aprovechar a todas, dejado su provecho por los de las otras, ir muy adelante en todas las virtudes y guardar con gran perfección su Regla! Mejor amistad será ésta que todas las ternuras que se pueden decir, que éstas no se usan ni han de usar en esta casa, tal como «mi vida», «mi alma», «mi bien», y otras cosas semejantes, que a las unas llaman uno y a las otras otro. Estas palabras regaladas déjenlas para con su Esposo, pues tanto han de estar con El y tan a solas, que de todo se habrán menester aprovechar, pues Su Majestad lo sufre, y muy usadas acá no enternecen tanto con el Señor; y sin esto, no hay para qué; es muy de mujeres y no querría yo, hijas mías, lo fueseis en nada, ni lo parecieseis, sino varones fuertes: que si ellas hacen lo que es en sí, el Señor las hará tan varoniles que espanten a los hombres. ¡Y qué fácil es a Su Majestad, pues nos hizo de la nada!" (8).

 Así, cerrando esta primera virtud teresiana, el AMOR es fundamental para el orante y su comunidad: imposible hablar y amar a Dios desde un corazón cerrado a los demás, o desde un ambiente de discordia. 



Acerca de este tema del AMOR la santa hablará también en sus otros libros; ayudaría a comprender mejor su visión repasando algunas páginas de Vida y Moradas. En VIDA, podemos repasar los capítulos 7,24, 29, 37... Y en MORADAS, el capítulo  3 de las Quintas moradas. También habla del amor en Conceptos del Amor de Dios, glosando el Cantar de los Cantares, y por supuesto en buena parte de su poesía (Dichoso el corazón enamorado, Vivo sin vivir en mí, Oh hermosura que excedéis...).

(Basado en escritos del P. Tomàs Àlvarez)



FRANCISCO HABLA DE TERESA

“En la escuela de la santa andariega aprendemos a ser peregrinos. La imagen del camino puede sintetizar muy bien la lección de su vida ...