En el segundo capítulo de CAMINO, Teresa hace su elogio de la pobreza, subrayando tres consignas fundamentales, al decir del P. Tomás Álvarez:
1. Poner los ojos en Cristo pobre. "En el portal de Belén donde nació y en la cruz donde murió". Invita a imitar a este Cristo.
2. Ser verdaderamente pobres, no de boca o apariencia. No se puede profesar pobreza, y luego huir de los pobres y de la pobreza real. Por eso, en contra de todos, se empeña en fundar su convento sin rentas.
3. Ser pobres por dentro, pobres "en lo interior". No dejar que las preocupaciones y bienes de este mundo nos angustien y quiten la paz. Esta pobreza "interior" da un gran señorío, dirá, una gran libertad.
Importante entender la invitación a ser pobres, dentro del contexto eclesial en que Teresa vive, realidad que ella describe, junto con el compromiso asumido frente a ello, en los capítulos 1 y 3 de este libro.