viernes, 31 de enero de 2020

LIBRO DE LA VIDA DE TERESA DE JESÚS

El manuscrito autobiográfico del LIBRO DE LA VIDA de santa Teresa se conserva todavía, íntegro, en la Real Biblioteca de San Lorenzo del Escorial, en España; son 450 páginas, escritas con una letra de caligrafía recta, pareja, impoluta. El libro, compuesto por Teresa en 1565, cuando contaba 50 años de edad, es el primero de los que escribiría, y también el más extenso y el más personal (más rico en datos autobiográficos).

 No se trata de una autobiografía al uso, y de hecho el título por el cual conocemos el libro no es de Teresa; se lo pusieron los bibliotecarios del Escorial, y sus primeros editores tampoco lo nombraron así. Se trata, decía, más que de una autobiografía: es una relación extensa sobre la vida espiritual de su autora, en el momento en que esta se le vuelve misteriosa y compleja, a causa de sus muchas experiencias místicas. Al escribir estas páginas, Teresa pretende clarificarse ella, discernir y entender lo que le pasa, y también darlas a conocer a sus asesores espirituales. Se trata, dirá ella misma, de "su alma", e integra el misterioso designio de Dios, que lleva a Teresa de la mano para convertirla además en fundadora. El protagonista de esta VIDA no es propiamente Teresa, sino Dios; ella es la autora del relato, pero Dios está siempre en el centro de esta historia, y de hecho en muchas páginas Teresa se dirige a Él, e incluso es Él quien habla por boca de Teresa.

 Con todo el libro nos adentra en el alma de una mujer, Teresa de Jesús, de su carácter y genio femeninos, y ella no deja de recordarnos que es mujer la que escribe y dialoga en el relato; mujer viva y religiosa, que ha seguido un camino y experimentado una conversión, y necesita el auxilio de letrados teólogos para su discernimiento. Este libro tiene como peculiaridad, a diferencia de los otros (Camino, Moradas, Fundaciones) que está destinado en primer lugar a hombres. Fue escrito dos veces por Teresa: una primera redacción en Toledo, en el palacio de Doña Luisa de la Cerda (1562), y luego la segunda ya en Ávila, en su querido "palomarcico" de San José, su primera fundación (probablemente en 1565). En ambos casos llevaba el mismo propósito de dar a conocer su alma a sus directores de conciencia, y en el segundo de hacerlo llegar al gran maestro espiritual de su época, San Juan de Ávila, a quien se lo enviará en 1568. Pero aquel manuscrito tuvo una vida azarosa, y cayó en manos de la inquisición (denunciado por la intrigante princesa de Eboli, en 1574), que lo retuvo secuestrado una docena de años (1575-1587), hasta después de la muerte de su autora. 

Fue una discípula de la Santa, Ana de Jesús, la que logró rescatar el autografo teresiano, para ponerlo en manos de Fray Luis de León, quien lo edita por primera vez en Salamanca al frente de "Los libros de la Madre Teresa de Jesús", en el año 1588. Cuatro años después, el autógrafo de VIDA ingresaba en la Biblioteca del Escorial, requerido por el rey Felipe II, y allí permaneció hasta la actualidad. 


Veamos un esquema general de la obra, siguiendo el trazado por el P. Tomás Álvarez:

1. Primera parte de la narración, capítulos del 1 al 10: Cuenta la vida de Teresa antes de su ingreso en la experiencia mística, desde la infancia hasta los 39 años de edad.  Con dos períodos bien definidos: los primeros 20 años de vida familiar, hogareña, y luego los 19 años como monja en el convento de la Encarnación de Ávila. Los tres primeros capítulos ofrecen una mirada más plácida e idealizada de su niñez y adolescencia, y ya luego del 4 al 9, incidentes y luchas espirituales. 

2. La segunda parte, los capítulos del 11 al 22, traen el tratado de los cuatro grados de oración, o cuatro manera de regar el huerto, pasando así del relato biográfico  al plano doctrinal, aunque sin perder el fondo experiencial de lo que comparte. Queda así estructurado: Primer grado (capítulos 11-13); Segundo grado (capítulos 14-15); Tercer grado (capítulos 16-17) y Cuarto grado (capítulos 18-21). Cierra con el famoso capítulo 22, sobre la Humanidad de Cristo y su lugar en la experiencia mística. 

3. La tercera parte, capítulos 23 al 31, retoma el relato para hablarnos ahora de la intensa jornada mística de la vida de Teresa. Describe aquí los sucesos y experiencias que al final motivaron la redacción del libro. Es narrada con dramatismo, en la confluencia de las experiencias que Dios regala a Teresa con la fuerte oposición que encuentra fuera, de parte de sus consejeros.

4. La cuarta parte del relato narra la fundación del Carmelo de San José de Ávila (Capítulos 32-36). Viene a ser una unidad aparte en el libro, pues Teresa acordó que en caso de que el libro no pasara la censura, estos capítulos se conservaran y entregaran a sus hermanas religiosas. Conecta el comienzo de esta cuarta parte con el final de la anterior, en la que hay insistentes alusiones a una noche oscura de Teresa; aquellas ráfagas de oscuridad y prueba enlazan ahora con el relato de su visión del infierno (32), suma humillación mística de Teresa. Pero justo de ahí parte su misión de fundadora (también en el 32, gracia de envío). 

5. Y la quinta, y última parte, los capítulos 37 al 40, es como un anexo, y habla de la vida de Teresa, su nueva vida, en el momento en que escribe. Hay un importante cambio de escena, y ella escribe apremiada por el tiempo, y sus ocupaciones, pero también con una mirada puesta en lo definitivo, en la esperanza del cielo. Narra nuevas experiencias, como ver a Cristo y su grandísima hermosura, su oración de intercesión, etc.

VALORACIÓN DEL LIBRO:

Dijimos que era el más extenso, denso y rico de los escritos teresianos, y ocupa un puesto de alto nivel en el concierto de la espiritualidad cristiana, e incluso universal. Es valioso tanto literaria, como doctrinalmente.  Es un documento incomparable de la lengua castellana; refleja el habla del pueblo en el siglo XVI, con una singular originalidad.  Y como documento religioso, es el testimonio de la presencia amorosa de Dios en la vida de Teresa.

FRANCISCO HABLA DE TERESA

“En la escuela de la santa andariega aprendemos a ser peregrinos. La imagen del camino puede sintetizar muy bien la lección de su vida ...