La sociedad francesa no era una sociedad homogénea, ni en lo político, ni en lo social, ni en lo religioso. El siglo XIX marca una época de continuas revoluciones y contrarrevoluciones, En relación al mapa religioso de Francia podemos distinguir: un mundo rural, más apegado a tradiciones religiosas, y un mundo urbano, asiento de nuevos grupos sociales (burguesía y proletariado), y la influencia de Voltaire, el secularismo y el socialismo. También geográficamente hay diferencias, entre el oeste y el norte del país. La fachada atlántica, Normandía (lugar donde nace y vive Teresita), Bretaña, etc., son zonas de gran fidelidad al catolicismo y de reclutamiento vocacional.
Por otro lado, en la renovación religiosa que se da a lo largo de la primera mitad del siglo XIX, ayuda el nacimiento de nuevas instituciones y devociones que arraigan en el mundo popular: Adoración nocturna (1851), Adoración perpetua (1854) en las parroquias de la diócesis de Angers, celebración del Mes de mayo (1839), culto al Corazón de Jesús, extendida por ciertos conventos (Por ejemplo, en la Visitación de Le-Mans, donde se formaron las hermanas de Teresita, María y Paulina), y el culto a la Santa Faz, en el Carmelo de Tours.
En algunas zonas el sentimiento religioso va a verse mezclado con sentimientos nacionalistas; en otras, prenderá la irreligiosidad, sobre todo en la clase obrera.
Algunos elementos caracterizan la restauración religiosa en la Francia del siglo XIX:
1. Recuperación de Jesucristo: En el siglo XVIII: Jansenismo, teocentrismo, Dios severo, rigorismo sacramental. En el siglo XIX: Romanticismo y espíritu italiano (más humanista); cristocéntrico y más afectivo. Alfonso María Ligorio y Bérulle. Un basto movimiento devocional que insiste en elementos de carácter pasional (Viacrucis, agonía de Jesús, Sagrado Corazón). También exaltación del dolor, predominando temas como la agonía del huerto, la sangre cubriendo el cuerpo de Cristo. Este tema del dolor se centra en la infancia de Cristo, al que se presenta como niño sufriendo, lo cual fue muy popularizado mediante estampas devocionales. Cobra gran auge la devoción a la Virgen de los dolores, y también la Imitación de Cristo, de Kempis.
También hay que destacar la influencia de corrientes laicas en su simpatía hacia la figura de Jesús; se hace una lectura del Evangelio menos marcada por la teología y más por la preocupación de reconciliar valores evangélicos con los nuevos movimientos sociales. En esta lectura no se insiste tanto en la salvación individual, como en la salvación colectiva (Cristo como salvador de la humanidad y mediador de esta frente a Dios, redentor de las desigualdades, injusticias y esclavitudes; el reino de Dios anunciado por Cristo como anticipo de la sociedad comunista).
2. Religión y nacionalismo: Como consecuencia de las revueltas sociales, y más aún de la reacción contra los valores y visión del mundo nacidas de la revolución, se da la alianza entre la religión y los sectores nacionalistas, fraguando en la utilización político religiosa de determinadas devociones (Sagrado Corazón) o fenómenos religiosos (Apariciones marianas). Todo ello cuaja en un espíritu reparador que se presenta como un intento de frenar la evolución política de la sociedad, del secularismo y los valores democráticos cifrados en la libertad de conciencia, de creencia, de pensamiento, separación iglesia-estado y la aconfesionalidad del mismo estado. Estas libertades son vistas desde la perspectiva reparadora como apostasía y olvido de Dios; todo el que discrepa y pretende moverse con libertad fuera de la esfera religiosa o eclesiástica es alguien por quien hay que rezar, a quien hay que convertir, que traer al redil para salvarlo.
(Fuera de la Iglesia no hay salvación=identificación Iglesia-sociedad).
Desde una perspectiva sociopolítica, el espíritu reparador trata de construir una nueva cristiandad donde no cabe la discrepancia, y por supuesto, donde no hay que alterar los principios tradicionales sobre los que se sustenta la sociedad, que es el fiel reflejo del orden celestial establecido por Dios. En el fondo de esta visión reparadora subyace una visión pesimista de la naturaleza y una visión negativa de Dios.
3. Renacer de las peregrinaciones: A partir de 1846, por varias razones: paz religiosa, renacer del culto mariano (La medalla milagrosa, en1830), La Salette en1846), Lourdes en1858), restauración de las órdenes religiosas (promotoras de las peregrinaciones), desarrollo del ferrocarril, veneración creciente en los círculos católicos de la persona del papa (sobre todo a partir de 1848 se generalizan las peregrinaciones a Roma con el nacimiento de la "cuestión romana", cobrando más importancia en el período 1874-1913, pontificado de León XIII), y una vuelta al sacramento de la penitencia (Influencia jansenista y estrategia de la Iglesia para lavar la moralidad de la familia).
4. Una piedad utilitaria: Utilitarismo oracional; se reza por: la salvación de las almas del purgatorio, la conversión de los libre pensadores, la propagación de la fe, la salvación de Francia, y entre adolescentes y jóvenes se generaliza la costumbre de orar para tener éxito en los estudios.
Sigue el auge del gusto por las indulgencias, con una doble finalidad: tranquilizar la propia conciencia al creer que por los méritos que uno conseguía en los ejercicios devocionales lograba de salvación. Y además, era un instrumento positivo en manos de la Iglesia para conseguir una mayor participación de los fieles en la vida sacramental y benéfica de la Iglesia.
EN RESUMEN: El tiempo histórico de Teresa de Lisieux es un tiempo corto (1873-1897), pero a la vez es un tiempo polémico e intenso en la vida de Francia; es cuando triunfan los valores republicanos, llevando a un enfrentamiento abierto con la Iglesia, sobre todo por establecer una sociedad laica.
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Para ampliar este tema, comparto algo de "Tu amor creció conmigo. Teresa de Lisieux", del P. María Eugenio del Niño Jesús:
"En el siglo XVII se había desarrollado una corriente que se prolongó en el siglo XVIII, en la que se contemplaba a Dios principalmente como Justicia, de modo que se conocía bastante poco a poco a Dios Amor. Se consideraba sospechosos a los místicos de entonces, quienes, por lo demás, eran muy pocos.
Con la Revolución Francesa de 1789 se hundió todo un régimen político y económico; después vino el período napoleónico y la restauración de la monarquía. Estos acontecimientos dejaron las almas dañadas, y las defecciones religiosas fueron tantas que se llegaron a suprimir los votos solemnes...
Predominaba la espiritualidad ascética porque se quería preservar a las almas. Al mismo tiempo, desde el punto de vista teológico, se sentía la necesidad de defenderse, y por eso la apologética es lo que más se desarrolla. Estos hechos manifiestan, sobre todo, una actitud negativa: un fuerte sentido del pecado y de la culpa, que repercuten en toda la espiritualidad. Por ejemplo, en la devoción al Sagrado Corazón, nacida originariamente para honrar el amor de Cristo, dominaba netamente el aspecto reparador.
En los mismos Carmelos encontramos una obra titulada Los perfumes del Carmelo en la que se define a la Orden como reparadora, cuando esta palabra no se encuentra jamás en santa Teresa; es otra influencia de aquella forma de piedad... En el Carmelo no se leían ni en Cántico espiritual ni la Llama de amor viva de San Juan de las Cruz... Prevalecía una escuela que habría de durar mucho tiempo: leer a San Juan de la Cruz conllevaba, se pensaba, un peligro de iluminismo, y esto sucedía incluso en el Carmelo. Cuando se editaron sus obras hacia 1860, sólo se publicó la Subida del Monte Carmelo. Resultaba inconcebible la publicación de las demás.
En el Carmelo de Lisieux coexistían varias tendencias, Este Carmelo había sido fundado por el de Poitiers, del que procedía la Madre Genoveva, que pertenecía, por así decirlo, a la "nueva escuela", pero estaban otras madres, sobre todo María de Gonzaga, personas de gran valor, pero en la línea de la austeridad. Por ejemplo, en un Carmelo de esa tendencia, cuando se leyó en el refectorio la Historia de un alma de sor Teresa del Niño Jesús, al cabo de algunas páginas, la priora dio un golpe en la mesa diciendo: "Cerrad ese libro; en este Carmelo no se leen esas ñoñerías".
Así pues, en el Carmelo de Lisieux coexistían las dos tendencias: la de la madre María de Gonzaga, asceta, que multiplicaba las mortificaciones extraordinarias y, por otro lado, la madre Genoveva, y también la madre Inés, que educada en la Visitación de Caen es de formación salesiana y ponen el énfasis en la primacía del amor.
Al llegar a ese ambiente, Teresa aporta ciertamente un mensaje de otra envergadura; Dios la ha preparado para una doctrina de amor".