viernes, 20 de junio de 2014

DE LA MANO DE TERESA...

Hace más de 20 años, recién llegado a la fe, leí por vez primera un libro de TERESA, la mujer orante y emprendedora, que recorrió los caminos de Castilla, en el siglo XVI, sembrando comunidades vivas centradas en el seguimiento y la amistad de Cristo. La lectura del “Libro de la Vida” fue un verdadero acontecimiento espiritual para mí, recién converso; con él, aprendí a orar, y descubrí la gratuidad del amor de Dios y de su gracia. Superando progresivamente la dificultad del lenguaje, propio de la época de Teresa, me sumergí en una realidad totalmente nueva para mí, y me encontré caminando en la fe el camino de Cristo de la mano de esta mujer, determinada a superar cualquier obstáculo, para abrazarse al Amor. Teresa se convirtió en mi maestra, en mi madre espiritual y en mi amiga; con ella de la mano llegué al Carmelo, y en la medida en que conocí más y más aquel carisma, fui también conociéndola más a ella, leyendo sus libros, y los de quienes fueron sus discípulos: Juan, Gracian, Teresita, Isabel, Francisco, etc.
En 1998 llegué a Ávila, la ciudad en la que vivió TERESA, y durante un año recorrí sus calles, aspiré sus olores, me llené de imágenes y recuerdos, para sentirle más viva y cercana; fue allí donde dediqué tardes innumerables a leer pacientemente sus escritos, subrayando y anotando el ejemplar de sus obras completas que me acompaña siempre a donde voy. Eran tardes largas, mirando nevar a través de una pequeña ventana, en las que la voz de Teresa, desde lo que ella escribiera, sonaba en mis oídos como un manantial de agua viva. Aquel año fue fundamental en mi camino espiritual, y regresé a mi tierra lleno de entusiasmo para vivir y compartir todo lo aprendido y descubierto en aquel tiempo.
Otra dos experiencias importantes en mi relación con TERESA resultaron mi amistad con un presbítero, párroco de mi pueblo, que me invitó a ver, más de una vez, y debatir, la serie de televisión española, de ocho capítulos, “TERESA de JESÚS”, una verdadera joya, y que luego, a lo largo de estos años, he visto una y otra vez. Muchas veces he vuelto a ver alguno de sus capítulos: los de su iniciación en el camino de la oración, los que narran la historia de la primera fundación teresiana, y el despegue de su actividad fundadora, los que me acercan a sus combates interiores. Y luego, la tercera experiencia importante ha sido llevar, en dos ocasiones,  un blog dedicado a TERESA y su carisma, desde una visión personal y encarnada; el primero se llamaba "Una mirada desde el Carmelo de Teresa", y el segundo, este, "Castillo Interior". De alguna manera, siempre aparece esta mujer acompañando mis búsquedas espirituales, porque TERESA será mi maestra y mi compañera de camino, incluso si en algún momento dejara de ser miembro de esta familia suya en la que camino como Iglesia.
Tantas veces he celebrado particularmente mi amistad con TERESA: he rezado su oficio, he celebrado la eucaristía en su memoria, he repasado las páginas de sus libros, y por supuesto, también me he sentido en comunión con todo el Carmelo Teresiano, mujeres y hombres, los que de muchos modos diferentes se han sentido discípulos de esta “mujer fuerte” que nos dejó un legado muy valioso, el de su experiencia interior y su “determinada determinación” de buscar y buscar, sin rendirse, el rostro auténtico de Dios. 
De TERESA, amiga y maestra, he aprendido la amistad con Jesús, y el deseo de seguirle en libertad; ahora que vamos preparando la celebración del quinto centenario de su nacimiento, y  que me adentro en una nueva etapa del CAMINO, tampoco he de privarme de su sabiduría y su luz, todo lo contrario. Hoy más que nunca ella seguirá siendo maestra, y en cualquier lugar donde levante mi tienda, se hablará de TERESA.

FRANCISCO HABLA DE TERESA

“En la escuela de la santa andariega aprendemos a ser peregrinos. La imagen del camino puede sintetizar muy bien la lección de su vida ...