En esta larga y sentida carta,santa Teresa, como verdadera madre, defiende a los frailes carmelitas descalzos frente al General de la Orden del Carmen,el P. Rubeo. Los enemigos de la reforma han inventado calumnias, por lo que Teresa, como intermediaria o “medianera” busca conciliar por medio del diálogo y la explicación por carta. Como verdadera hija del P. General, está dispuesta a obedecer, aunque por ello deba poner un alto a las fundaciones. Pero también es fiel a la verdad y su conciencia le exige comunicarla. Para mover el corazón del Superior General evoca la figura de un padre: seguramente al crecer todos nos hemos equivocado, pero el amor paterno es más fuerte que el error. Dios Padre está siempre dispuesto a acogernos, a darnos una nueva oportunidad; no condiciona el amor.
(Tomado de: Amigos de Teresa)