sábado, 7 de junio de 2014

EL GRAN BIEN QUE HAY EN LA POBREZA

"1. No piensen, hermanas mías, que por no andar contentando a los del mundo les ha de faltar de comer, yo se lo aseguro. Jamás por artificios humanos pretendan sustentarse, que morirán de hambre, y con razón. Los ojos en vuestro esposo; él les ha de sustentar. Contento él, aunque no quieran, les darán de comer los menos vuestros devotos, como lo habéis visto por experiencia. Si haciendo vosotras esto murieran de hambre, ¡bienaventuradas las monjas de San José! Esto no se les olvide, por amor del Señor. Pues dejáis la renta, dejad el cuidado de la comida; si no, todo va perdido. Los que quiere el Señor que la tengan, tengan enhorabuena esos cuidados, que es mucha razón, pues es su llamamiento; mas nosotras, hermanas, es disparate.

2. Cuidado de rentas ajenas, me parece a mí sería estar pensando en lo que los otros gozan. Sí, que por vuestro cuidado no muda el otro su pensamiento ni se le pone deseo de dar limosna. Dejad ese cuidado a quien los puede mover a todos, que es el Señor de las rentas y de los renteros. Por su mandamiento venimos aquí; verdaderas son sus palabras; no pueden faltar; antes faltarán los cielos y la tierra. No le faltemos nosotras, que no hayáis miedo que falte. Y si alguna vez os faltare, será para mayor bien, como faltaban las vidas a los santos cuando los mataban por el Señor, y era para aumentarles la gloria por el martirio. Buen trueco sería acabar presto con todo y gozar de la hartura perdurable.

3. Mirad, hermanas, que va mucho en esto muerta yo, que para esto os lo dejo escrito; que mientras yo viviere os lo acordaré, que por experiencia veo la gran ganancia: cuando menos hay, más descuidada estoy, y sabe el Señor que, a mi parecer, me da más pena cuando mucho sobra que cuando nos falta. No sé si lo hace como ya tengo visto nos lo da luego el Señor. Sería engañar el mundo otra cosa, hacernos pobres no lo siendo de espíritu, sino en lo exterior. Conciencia se me haría, a manera de decir, y parecerme sería como pedir limosna las ricas, y quiera Dios no sea así, que adonde hay estos cuidados demasiados de que den, una vez u otra se irán por la costumbre, o podrían ir y pedir lo que no han menester, por ventura a quien tiene más necesidad. Y aunque ellos no pueden perder nada sino ganar, nosotras perderíamos. No plega a Dios, mis hijas. Cuando esto hubiera de ser, más quisiera tuvierais renta".

santa Teresa de Jesús
"Camino de perfección"
Capítulo segundo

FRANCISCO HABLA DE TERESA

“En la escuela de la santa andariega aprendemos a ser peregrinos. La imagen del camino puede sintetizar muy bien la lección de su vida ...