miércoles, 18 de junio de 2014

LA ORACIÓN DE TERESA EN LOS COMIENZOS...

Seguimos la lectura del capítulo 9 del Libro de la Vida de Teresa, y nos preguntamos: ¿Cómo oraba Teresa en aquellos días?

- Procuraba representarse a Cristo dentro de sí: "
"Me hallaba mejor en las partes donde le veía más solo". 
"Me parecía a mí que estando solo y afligido, como persona necesitada, me había de admitir a mí". 
"Me hallaba muy bien en la oración del huerto; allí era mi acompañarle; pensaba en aquel sudor y aflicción que allí había tenido; si podía, deseaba limpiarle aquel tan penoso sudor; mas me acuerdo que jamás osaba determinarme a hacerlo, como se me representaban mis pecados tan graves". 
"Muchos años, las más noches, antes que me durmiese, cuando antes de dormir me encomendaba a Dios, siempre pensaba un poco en este paso de la oración del huerto".
 "Tengo para mí que por aquí ganó mucho mi alma, porque comencé a tener oración sin saber qué era".

-Se aprovechaba de libros para la oración:
-Aprovecha también ver campo, agua o flores, porque en estas cosas se halla memoria del creador ("Me despertaban y recogían y servían de libro").
- La humanidad de Cristo: Yo sólo podía pensar en Cristo como hombre; mas es así que jamás le pude representar en mí, por más que leía su hermosura y veía imágenes, sino como quien está ciego y a oscuras, que aunque habla como persona y ve que está con ella, mas no la ve". "Me comenzó la afición de estar más tiempo con él".

Teresa dice que en  la oración no pedía a Dios ternura y devoción, sino gracia para no ofenderle y que perdonara sus pecados. Sentía que Dios hacía mucho con aceptarle a ella, pecadora como era.

Luego, comenzando el capítulo siguiente, el décimo, Teresa comienza a declarar las mercedes o regalos que Dios le hacía en la oración. En el principio relata esta experiencia:

"Acaecíame en esta representación que hacía de ponerme cabe Cristo, que he dicho, y aun algunas veces leyendo, venirme a deshora un sentimiento de la presencia de Dios que en ninguna manera podía dudar que estaba dentro de mí o yo toda engolfada en El". (10, 1)

 Este sentimiento del que habla Teresa "no era a manera de visión"; se trataba de una experiencia interior en la que "suspende el alma de suerte, que toda parecía estar fuera de sí; ama la voluntad; la memoria me parece está casi perdida; el entendimiento no discurre, mas no se pierde; no obra, sino está como espantado de lo mucho que entiende".

¿Y qué es lo que entiende Teresa, que le hace vibrar de tal modo?
Pues ella dirá:
"Quiere Dios entienda de que aquello que su majestad le representa, ninguna cosa entiende".

¿Cuáles son los efectos de esta oración en Teresa?
-Ternura.
-Regalo del alma.
-Lagrimas.
-Consuelo.

¿Con qué actitud ha de recibirse este regalo?
- Con humildad: no los merecemos.
-Con agradecimiento: Alabe mucho a Dios, reconociéndose deudor suyo.

Dice Teresa que la persona cuando recibe estas mercedes y regalos de Dios piensa que ya está en el cielo, que no puede haber nada mejor, pero son sólo los comienzos de un camino lleno de sorpresas. De ahí que haya que aprovechar bien esta gracia, porque "si no usamos bien del tesoro y del gran estado que nos pone, nos lo tornará a tomar y quedarnos hechos muy más pobres...". (10, 6)


FRANCISCO HABLA DE TERESA

“En la escuela de la santa andariega aprendemos a ser peregrinos. La imagen del camino puede sintetizar muy bien la lección de su vida ...