- La llama-
A veces la llama se serena,
Se queda inmóvil, como una lámina de oro,
como una lanza de un metal de luz.
Ya no vibra con las oscilaciones,
es un clima quieto, clarificado,
es una paz de oro luminosa.
Brota del pábilo como un ojo fijo, radiante.
Es un poco de gloria imperturbada.
A veces la llama se serena,
y nadie sospecha su potencia irrefrenable,
su retorcido y demente infierno, que se cela,
que se olvida, en el éxtasis...
A veces mi alma se serena,
y se finge de paz su tremendo secreto...
-Monasterio-
Aquí, profesa está la Paz. Clausura
inviolable la encierra. La Paz pura.
Paz del odio, y de aquello que llamamos
amor. Reímos y lloramos,
¡pero es todo locura!
Aquí la Paz. La eterna deseada.
La música callada.
Paz de los sueños. Paz de los empeños.
Y de la triste vanidad lograda.
Aquí profesa está la Paz. Clausura
inviolable la encierra. ¡La Paz pura!
JUAN ALBERTO DE LOS CÁRMENES
Carmelita Descalzo
Imágenes: Desierto de las Palmas, Benicasim (Castellón), España.