En el LIBRO DE LA VIDA, Teresa narra en los primera 9 capítulos todo el itinerario de su CONVERSIÓN. El desenlace del drama de tantos años, búsquedas y caídas, aparece en la narración de dos hechos decisivos: el encuentro con Cristo en una imagen que le hace revivir la historia evangélica de la Magdalena, y luego el encuentro con San Agustín en su libro de las Confesiones, que le hace revivir también en su persona la conversión del santo africano. Aquí empiezan las grandes mercedes de Dios, y comienza Teresa entonces a narrar la EXPERIENCIA DE DIOS que desemboca en LOS CUATRO MODOS DE REGAR EL HUERTO, capítulos del 11 al 22. Teresa pasa así de lo biográfico a lo doctrinal, que terminará luego enlazando otra vez con el relato de la VIDA NUEVA que Teresa recibe de Cristo. Cuando Teresa experimenta esa "conversión" intensa está rondando los 39 años, es ya una mujer madura, con muchos años de vida religiosa. Teresa narra vida exterior y vida interior al mismo tiempo, pasa de la exterioridad a la interioridad, como un proceso ligado al crecimiento humano y espiritual de la persona. En Teresa vemos la mano de Dios obrando misteriosamente, acompañando, dando luz, muy a pesar de nuestros propios titubeos, pecados y limitaciones. Entra Teresa en un decenio decisivo, el de los 40 a los 50 años.