El EPISTOLARIO teresiano constituye casi la mitad de la obra escrita de Santa Teresa, y eso que sólo se ha conservado de él una mínima parte. Se conservan 450 cartas, más fragmentos de otras. Su contenido es amplio e inabarcable; los más constantes son: problemas de su obra fundacional, cartas familiares, atenciones para el cuerpo. Los autógrafos de las cartas están muy dispersos, y su estructura es la propia de su tiempo. El Epistolario constituye el mejor reflejo de lo que fue la actividad cotidiana de su autora, el vehículo más espontáneo de sus pensamientos y actitudes, para conocer sus desafíos y relaciones sociales.
Enormemente valioso para la comprensión de un autor y su época, el epistolario teresiano ayuda a a sacar a Teresa de una imagen unilateral (mística), y la reinsertan y encuadran en lo humano y femenino, en el realismo de lo cotidiano. Entre las cartas de Teresa destacan las que escribió a familiares, al P.Gracian, y a sus monjas.
Los años de mayor frecuencia epistolar sobrevienen a partir de las fundaciones andaluzas (Beas y Sevilla) y del encuentro con Jerónimo Gracian. Una elemental estadística de las misivas aun conservadas arroja las cifras más altas de los últimos años:
Año 1576... 71 cartas
Año 1577... 53 cartas
Año 1578... 58 cartas
Año 1581... 64 cartas
Año 1582... 40 cartas
Las cartas de la Santa, a diferencia de sus libros, no tienen una expresa intención doctrinal; sin embargo, en el campo de la gesta cotidiana, las cartas contienen muchos más datos históricos que las restantes obras de Teresa.